Lectura de la Biblia: Efesios 6:21
A menudo nos encontramos en situaciones que podrían poner en tela de juicio nuestro testimonio cristiano. Por esta razón debemos ver la tentación como un mecanismo de precaución.
En nuestra conciencia se debería encender una alarma que diga: «¡Cuidado!» «¡Cuidado!». Ante la tentación siempre tenemos un momento para decidir si vamos a ceder a ésta o a decir no al tentador.
En Proverbios 6:27 se nos plantea una pregunta que debemos considerar muy seriamente: «¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan?». O sea, ¿podemos juguetear con la tentación sin sufrir las consecuencias? Por supuesto que no. Por lo general la tentación puede más que nuestra fuerza de voluntad; pero nunca puede más que Cristo. Él sabe cómo opera el enemigo en nuestra vida. Satanás sabe que al convertirnos a Cristo nuestra vida queda sellada para siempre por el Espíritu Santo. Sin embargo, Satanás se vale de la tentación para hacernos sentir derrotados y que no valemos nada delante de Dios.
En el capítulo 6 de Efesios Dios nos ha dado una defensa poderosa contra el enemigo: la armadura de Dios. Apréndase de memoria este pasaje, póngalo en práctica y podrá vivir cada día en victoria.