Texto: Efesios 5:22-33
Versículo clave: “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.” Efesios 5:32
Los principios de un hogar piadoso establezcan un patrón para las relaciones suyas con los demás en el hogar.
UN VISTAZO PRELIMINAR
En Efesios 5:21 Pablo dio un gran principio el cual es el fundamento para la conducta cristiana: “Someteos unos a otros en el temor de Dios”. Luego aplicó este principio a varias situaciones que ocurren en las vidas del pueblo de Dios. Específicamente, él mencionó las esposas y los maridos, los padres y los hijos, los esclavos y los amos. Literalmente todos en la tierra se encontrarán en una o más de estas situaciones.
La clave para el contentamiento es el entendimiento de que todas nuestras relaciones se basan en nuestra relación con Jesús. Piense en una cruz. Hay una parte vertical, y es absolutamente
necesaria. Luego hay una parte horizontal que hace que la cruz esté completa. Así es con nuestras relaciones. La primera relación y la más importante en cualquier vida es la relación vertical que tenemos con Dios por medio de Jesucristo. Sólo cuando estamos bien con Dios podemos esperar estar bien con los demás.
Cuando estamos bien con Dios nos relacionaremos apropiadamente con los demás en nuestras vidas. Esto lo hacemos al entender que debemos someternos los unos a los otros en el temor de Dios. Esto es directamente opuesto a nuestra forma de pensar carnalmente. Nuestra naturaleza adámica nos dirá que nos esforcemos para seguir adelante y satisfacer nuestras propias necesidades a costa de otros; pero Jesús nos dice que el mayor entre nosotros es “el servidor de todos” (Mr. 9:35).
Este tipo de sumisión no es posible para una persona perdida. Sólo cuando primero hayamos sometido nuestros corazones a la gracia salvadora de Jesús podemos esperar levantar una correcta relación bíblica con los demás en nuestras vidas.
UNA MIRADA MAS CERCANA
I. Un mensaje a las casadas
Efesios 5:22-24
22. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
23. porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
24. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
El primer mensaje es para las esposas. En línea con la idea que debemos someternos los unos a los otros, a las casadas se les dice que se sometan a sus maridos. La palabra someter tiene una connotación militar y sugiere ser puesto en un orden o rango adecuado. El marido es la cabeza de la casa y la esposa debe colocarse en la relación apropiada con él.
Observe que esto es algo que la esposa hace; no se le hace a ella. En el amor cristiano, ella voluntariamente se somete al liderazgo espiritual de su marido. También note que ella debe someterse a su propio marido. No debe someterse a ningún otro marido. Observe aún más que ella debe someterse a su marido como ella se somete al Señor. Esta es la clave aquí. Cuando una mujer no está sometida al Señor, ella encontrará difícil some-terse a su marido. También a la inversa, cuando ella está sometida al Señor no sentirá que someterse a su marido sea una situación pesada.
El marido es la cabeza del hogar así como Jesús es la Cabeza de la iglesia. Jesús tiene este derecho porque Él es el Salvador de todas las personas que conforman una verdadera iglesia nuevo-testamentaria. De igual forma, el marido tiene en su corazón el interés primordial de su hogar.
Por favor observe el idioma claro y directo del versículo 24. Esto es claro y nada difícil de entender. Una iglesia debe estar sujeta a Jesús en todo. No hay ningún momento ni circunstancia donde sea mejor que una iglesia se rebele al liderazgo del Espíritu Santo y a la enseñanza de la Palabra. Este es un ejemplo que se establece para una esposa cristiana.
La esposa debe someterse a su propio marido en todos los asuntos. Esto es así cuando ella entiende y agradece la situación; pero es particularmente necesario cuando no es así. Puede que una esposa no lo entienda y no esté de acuerdo, pero debe someterse a su esposo.
Ahora, una palabra de advertencia está a la orden aquí. Esto se aplica sólo en situaciones donde el marido mismo está actuando acorde con la verdad. Nunca es correcto hacer lo malo y nunca es malo hacer lo correcto. Ninguna esposa está obligada a cometer un pecado simplemente porque su marido se lo pida. Ella debe negarse adecuadamente a cualquier tipo de demanda así; pero en asuntos de liderazgo, ella debe someterse a su marido en la misma medida que se somete al Señor.
II. Un mensaje a los maridos
Efesios 5:25-29
25. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26. para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
27. a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
28.Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
29. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia.
La sumisión no es una calle de una sola vía. La esposa debe someterse a su marido y el marido también debe someterse a su esposa. Él hace esto amándola como Jesús ama a su iglesia. Jamás ha habido un amor tan grande que el amor de Dios expresado a través de la vida y el sacrificio de Jesús. Esta es la forma en que un hombre debe amar a su esposa.
Ningún hombre que ama a su esposa la tratará mal en algún sentido. Quienes maltratan a sus esposas no las aman, y tam-poco aman al Señor. Observe la meta divina de Jesús en su relación con sus iglesias. Jesús quiere santificar y limpiar la iglesia. Esto se logra con la limpieza que tiene lugar cuando la Biblia es predicada y enseñada. El poder de la Palabra de Dios es para cambiarnos de lo que somos a lo que podemos convertirnos por medio del amor de Dios.
Asimismo un marido tomará decisiones y actuará de tal man-era que beneficie y ayude a su familia. Él querrá verla bien pro-vista, alimentada y unida, tanto espiritual como físicamente. La meta de Jesús es que su iglesia le sea presentada como un marido contempla a su novia. Así como un hombre en amor ve sólo la belleza de su novia, de igual forma Jesús ve a su iglesia como una novia gloriosa sin mancha ni imperfección.
La siguiente ilustración es fácil de comprender. Un hombre debe amar a su esposa exactamente de la misma forma en que él ama su propio cuerpo. Así como nutrimos o sustentamos, y valoramos y nos preocupamos por nuestros cuerpos, un marido debe cuidar a su esposa. Las necesidades de ella deben convertirse en las necesidades de él, y él debe asegurarse que las necesidades de ella sean satisfechas como las suyas propias. La razón es sencilla. Cuando dos personas están casadas vienen a ser una sola carne. Lo que le sucede a uno también le sucede al otro. Una fuente de mucha infelicidad en el matrimonio es la idea que aún cuando un hombre y una mujer estén casados todavía de alguna manera cada uno tiene su propia vida. Entonces se guardan secretos y llevan vidas separadas. Esto niega la enseñanza de la Biblia. El marido y la esposa vienen a ser una sola carne y deben tratarse entre ellos como se tratarían a sí mismos.
Un marido que abusa de su esposa se está infligiendo castigo a sí mismo. Cualquier hombre que ha estado casado por largo tiempo ha aprendido esta lección. Si usted quiere ser feliz, entonces debe ver que así estará haciendo feliz a su esposa. Ningún hombre en su sano juicio quiere vivir con una mujer enojada y descontenta.
Esto no quiere decir que no asuma su responsabilidad como cabeza del hogar, pero sí quiere decir que así como tendrá en consideración su propio cuerpo en todas las decisiones que tome, así también debe considerar a su esposa. Si usted alimenta y mantiene su propio cuerpo, entonces también debe alimentar y mantener a su esposa.
Observe aquí la maravillosa obra coordinada y concertada de esta enseñanza. La esposa, en amor, se somete a su marido y el marido de vuelta ama a su esposa como se ama a sí mismo. Ambos entonces vienen a ser uno en propósito, interés e incluso en destino. Esta no es una meta inalcanzable; es la manera en que Dios espera que vivan sus hijos.
III. Un mensaje acerca de los hogares y las iglesias del Señor
Efesios 5:30-33
30. Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
31. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
32. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
33. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Así como un hombre y una mujer llegan a ser uno cuando están casados, así venimos a ser uno con otros creyentes cuando nos reunimos como una de las iglesias del Señor. Tanto a la membresía de la iglesia como al matrimonio se entra voluntariamente. Nadie lo obliga a casarse; usted decide hacerlo, y nadie lo obliga a unirse a una iglesia. Ambas representan compromisos de por vida y a ninguno se debe entrar a la ligera. Un hombre sabio escribió hace mucho tiempo: “Cásese en odio y arrepiéntase en los tiempos libres”. Se podrían evitar muchos dolores de cabeza si las parejas consideraran seriamente sus responsabilidades antes de casarse.
Si usted está próxima a casarse y no quiere someterse a su marido, está a punto de cometer un error. Si usted está a punto de casarse y no ama a su novia así como ama su cuerpo, está a punto de cometer un error. Piense antes de actuar y ahórrese un gran dolor de cabeza.
Además, si usted es un miembro de una iglesia, o si está por serlo, entre a este pacto en oración y reflexión. Estar casado es la mejor forma en que un hombre y una mujer pueden vivir. También sirviendo al Señor en una iglesia nuevo-testamentaria que nos ofrezca la mayor oportunidad para la felicidad y la realización de nuestras vidas en la tierra. Ninguna de estas relaciones debe tomarse con ligereza.
El misterio aquí es que este hecho es conocido por los cristianos y ampliamente desconocido para el mundo. Así como los hombres se han propuesto muchos puntos de vista alternos del matrimonio, todos fracasos, así los hombres han buscado sustituir la sabiduría humana por la verdad divina para que Jesús sea glorificado en las iglesias suyas. El mundo puede que no conozca estas cosas, pero son fácilmente entendidas por los que conocen a Jesús como su Salvador y estudian sus Biblias.
Pero aún si usted no entiende la relación de Jesús con sus iglesias, e incluso si esto sigue siendo un misterio para usted, todos los hombres deben amar a sus esposas y todas las esposas deben venerar a sus maridos. Es evidente que Pablo esperaba que los efesios entendieran y luego implementaran esta enseñanza en sus vidas. Nosotros debemos tomar en serio estas palabras y aplicarlas a nuestros corazones y acciones todos los días.
UNA PALABRA FINAL
¿Cuál sería en realidad el efecto de hacer como enseñan las Escrituras aquí? ¿Cómo reaccionaría un hombre ante una esposa que voluntariamente se somete a su liderazgo y confía en él para ver por ella y proveer para ella? La mayoría de los hombres se sentirían honrados y halagados casi más allá de lo que se cree.
¿Cómo reaccionaría una esposa al amor desinteresado y sacrificial de su marido? Pocas esposas rechazarían tal amor. Estarían dispuestas a caminar mano a mano con tal hombre a través de los valles de la vida.
Observe cómo toda la situación depende del amor del marido. Un sometimiento de la esposa no sustituirá el amor del marido. ¡Qué diferencia habría en la mayoría de los hogares si el marido amara y sustentará a su esposa de la misma manera en que sustenta su propio cuerpo! Y ¡qué paz habría si la esposa fuera humildemente sumisa a su marido como lo es ella al Seño!
Observe cómo esto cumple la enseñanza de Jesús. Jesús enseñó que la forma de subir era bajando. La forma para tener una bendición no es insistiendo que acepten su posición. Más bien, es siendo un siervo y teniendo un corazón de siervo. Esta es la verdad subyacente de estos versículos. Cuando un hombre
o una mujer realmente quieren servir al Señor y servirle a su cónyuge, entonces estas cosas son fáciles de hacer. Si cualquiera de las dos partes quiere llevar la batuta y ser egoísta, entonces la armonía es casi imposible. Lejos de serlo muchos hogares, ya sea son un campo de batalla, o un campo armado en una paz temible con una constante amenaza de turbulencia.
Esto no debería ser y no tiene que ser si los hombres y las mujeres siguieran la clara enseñanza de la Biblia.
PARA DISCUSION
1. ¿Cuáles son las responsabilidades bíblicas de las esposas?
2. ¿Cuáles son las responsabilidades bíblicas de los maridos?
3. ¿Podemos de manera segura ignorar estas enseñanzas si discrepamos con ellas? ¿Por qué o por qué no?
4. ¿De qué manera una buena relación en un hogar refleja una buena relación entre Cristo y las iglesias suyas?