Pautas Para las Iglesias

Texto: 1 Timoteo 3:14—4:5
Versículo clave: «Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad».
1 Timoteo 3:15

Debemos valorar lo que es una iglesia verdadera, cuan perfecto es el Señor, y tener la capacidad de reconocer a los falsos maestros.

UN VISTAZO PRELIMINAR

La lección hoy contiene la clave para entender la epístola de Primera Timoteo. Pablo reveló que él tenía la esperanza de volver a Éfeso pronto, pero en caso de no poder hacerlo, quería que Timoteo y otros supieran cómo comportarse en la casa de Dios. El término casa de Dios es una metáfora para una iglesia local. El término también fue usado por los judíos para referirse al templo de Jerusalén. Debido a que este libro probablemente fue escrito en el año 64 o 65 d.C., el templo puede haber estado en pie aún, y esta poderosa metáfora estaba siendo transferida de una estructura física a un edificio espiritual.
A diferencia de las otras cartas que Pablo escribió, 1 y 2 Timoteo y Tito fueron dirigidas a individuos, no a iglesias. En sus otras cartas Pablo instruyó a iglesias completas acerca de su conducta en el servicio a Dios. Aquí él instruye a individuos
sobre su conducta personal.
Estas palabras están entre las mayores instrucciones encontradas en la Biblia, en cuanto al comportamiento personal y las doctrinas que hay detrás del mismo. Todo creyente en Cristo debe estar familiarizado con la verdad revelada en estas poderosas palabras. La palabra conducirse significa conducta, específicamente cómo nos relacionamos con otros creyentes. Dios no tiene la intención que alguno de sus hijos viva solo. Dios nos ha diseñado para servir juntamente con otros y su voluntad es que le sirvamos en armonía y compañerismo. Para hacer esto no sólo debemos saber cómo conducirnos, sino que realmente debemos poner en práctica este conocimiento.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. Acerca de las iglesias
1 Timoteo 3:14, 15

14. Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,
15. para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios
viviente, columna y baluarte de la ver­dad.

Pablo usó tres términos instructivos para referirse a la iglesia. No se está refiriendo a las iglesias en general, sino a una iglesia novo-testamentaria local y visible. Bíblicamente, ésta es la única clase de iglesia que existe. La iglesia universal invisible es producto de la imaginación vana.
La primera figura es la casa de Dios. Aunque una iglesia puede ocupar un edificio, una iglesia no es una estructura física literal. Así como nosotros vivimos en una casa física, una iglesia puede habitar en un edificio físico. Nosotros no somos las casas donde vivimos, y una iglesia no es el edificio que usa para adorar.
Una iglesia es un hogar o familia de la fe. Como familia, hay ciertas actividades que se deben tomar en serio. Entre ellas están el alimentarse, animarse y disciplinarse.
Un pastor y aquellos que sirven con él deben velar por la alimentación espiritual del rebaño. Pedro enfatizó esto cuando los primeros diáconos fueron escogidos. A los diáconos se les pidió que ministraran a las viudas necesitadas para que los apóstoles pudieran dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra de Dios (Hch. 6:2). Las buenas intenciones a menudo son enemigas de lo mejor. Así como la vida de cualquier familia se centra alrededor de la hora de comer, así la vida de la familia de Dios se centra en el alimento espiritual que se sirve cuando la iglesia se congrega. Un predicador sabio verá que tenga una cena nutritiva espiritual que poner delante de su congregación cada vez que se reúne. Predicar no es un accesorio de servicio; predicar es la razón para un servicio. Por esto Jesús le enseñó a Pedro a alimentar a sus ovejas, y Pablo les enseñó a los ancianos en Éfeso a alimentar a sus rebaños.
Otra función de una familia es ser un refugio de fortaleza y aliento. Jesús tuvo cuidado de no quebrar la caña cascada, ni apagar el pábilo que humeare. Nuestras familias deben ofrecernos apoyo y fortaleza cuando estamos deprimidos. Tristemente a menudo encontramos un espíritu crítico y áspero tanto en los hogares como en las iglesias. No es de extrañar que las personas sean alejadas de ambos. Cualquiera puede ser sorprendido en una falta, y cuando esto sucede, aquellos que son espirituales deben restaurar a los que han pecado.
Nosotros esperamos que el hogar sea el lugar donde podamos ir cuando nadie nos aloja, y nuestra iglesia eclesiástica debería ser igual. Nosotros esperamos que nuestro hogar sea un lugar donde podamos ser abiertos y honestos sin que nos recriminen, y una iglesia también debería ser así.
Un hogar se desmoronará si no hay disciplina. Un hogar tiene que tener reglas y las reglas deben ser respetadas. Esto no contradice el ánimo del amor. El amor y la disciplina no son opuestos, son uno mismo. Procuraremos corregir a quienes realmente amamos. Una iglesia debe ser un lugar donde las cosas malas pueden ser expuestas y se pueda tomar un sendero correcto.
Una iglesia es una asamblea. La palabra iglesia se usa más de cien veces en la Biblia y significa “una asamblea llamada fuera”. Una iglesia es llamada fuera por Dios y es un cuerpo de creyentes bíblicamente bautizados que han hecho pacto los unos con los otros para llevar a cabo la voluntad del Señor. Una iglesia no es simplemente otra organización; más bien es un organismo que ha obtenido su vida de Dios en el cielo.
Una iglesia es una columna y un baluarte de la verdad. La columna es como una estatua, un monumento que atrae la atención hacia sí mismo. El baluarte sugiere una pared o superficie que fungía como defensa contra un ataque. Como aprenderemos, los ataques llegarán, y el mejor lugar para enfrentarlos es dentro del compañerismo de una iglesia fuerte y amorosa.

II. Acerca de nuestro Salvador
1 Timoteo 3:16

16. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad; Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.

Se debe establecer un dato importante en cuanto a la iglesia se refiere. El trabajo de la iglesia no se trata de iglesia; se trata del predicador; no se trata de la gente; se trata de Jesucristo. La gloria le pertenece a Él (Ef. 3:21). Este versículo es específico al presentar la obra terrenal de Jesús. Algunos escritores han sugerido que el versículo 16 fue una parte de un himno antiguo usado en las iglesias. Claro, nosotros no sabemos esto con certeza, pero el mensaje aquí es tanto inspirado como interesante.
Lo primero que necesitamos saber acerca de Jesús es que Él fue Dios manifestado en la carne. Jesús no sólo fue un hombre santo. Esto es importante porque hay muchos hombres que vivieron vidas morales ejemplares y que han hecho grandes cosas por ayudar a otros; pero Jesús se diferencia de todos ellos. Él no fue mortal de la manera que nosotros somos mortales. Él fue Dios vestido en la carne. Su naturaleza fue distinta y tuvo una posición única al igual que habilidades únicas. La primera pregunta que debemos establecer es: “¿Fue Jesús quien dijo ser?” La segunda es: “¿Hizo Jesús lo que dijo que haría?” Nuestra fe se basa en las respuestas positivas a estas preguntas.
Jesús fue aprobado, o justificado, por el Espíritu Santo. Cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo descendió en forma de paloma para demostrar la aprobación de Dios. En tres ocasiones durante su ministerio público los cielos fueron abier-tos y una voz audible de Dios habló para demostrar que el cielo aprobaba lo que Jesús estaba haciendo.
El Espíritu Santo confirmó el ministerio de Jesús dándole el poder para hacer cosas únicas y extraordinarias. Jesús hizo cosas que jamás habían sido hechas anteriormente ni han sido hechas después de Él. Claramente Él declaró que Él no hizo estas cosas sólo; el poder de Dios estuvo detrás de su obra en la tierra.
Jesús fue visto e igualmente servido por ángeles. Ángeles, o mensajeros, acompañaron su nacimiento y estuvieron presentes en su muerte y resurrección. A través de toda su vida, Jesús fue acompañado por ángeles que vieron que Él pudo llevar a cabo la voluntad de Dios en la tierra. Aún Satanás reconoció que los ángeles tuvieron una parte en el ministerio del Mesías (Mt. 4:6).
Jesús les predicó a los gentiles. Esta señal, profetizada en el Antiguo Testamento, sería cumplida cuando el Mesías viniera. Las buenas nuevas del mundo serían predicadas a todo el mundo, no sólo a los judíos. El mensaje de redención y salvación es un mensaje universal. La necesidad de salvación es tan universal como lo es la presencia del pecado. Si hay pecado, hay necesidad de salvación. Una de las características del evangelio es que jamás es exclusivo. Todos lo necesitan y todos pueden permitir que bendiga sus corazones individualmente. Los judíos no querían a los gentiles y los gentiles no querían a los judíos, pero Jesucristo es Señor de ambos y Salvador de ambos.
Jesús también es recibido de una forma tan universal como la verdad que se predica acerca de Él. En su totalidad el evangelio nunca cae sobre oídos sordos. Esto no significa que todos los hombres dondequiera estén serán salvos; pero sí quiere decir que no hay un lugar en la tierra donde el evangelio no hará su obra. No hay ninguna cultura o sociedad que esté más allá del poder de este mensaje que cambia vidas.
Cuando su ministerio en la tierra fue hecho, Jesús fue recibido en gloria para esperar la voluntad y el placer de su Padre y para volver a completar la obra que comenzó hace muchos años. Esta fue la esperanza de la iglesia primitiva y debe ser nuestra esperanza también. El fin del siglo no es la gloria de la humanidad; es el regreso de nuestro Señor para ejecutar justicia sobre toda la tierra.
Este es Aquel que adoramos. No debemos adorar un credo o una creación; debemos adorar una persona, Jesucristo, el único Hijo unigénito del Dios viviente.

III. Acerca de los falsos maestros
1 Timoteo 4:1­5

1. Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando
a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
2. por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la con­ciencia,
3. prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
4. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
5. porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.

Es importante construir un fundamento fuerte de fe porque en los tiempos postreros muchos peligros les vendrán a quienes sean creyentes. Pablo declaró algunos de ellos aquí para que podamos estar atentos y preparados para lidiar con ellos.
Así como el diablo mismo, estos hombres mentirán. Serán hipócritas con una conciencia cauterizada e insensible al daño que producen. Ellos sabrán que son mentirosos y seguirán mal interpretando la verdad.
Prohibirán lo que Dios ha mandado. El matrimonio es idea de Dios, no del hombre. De manera interesante, esta institución honrada por el tiempo una vez más estará bajo ataque en estos últimos días. Junto con esto ellos demandarán un estilo de vida vegetariano como señal de justicia. Esto suena familiar para quienes están conscientes de la cultura moderna.
Esto es opuesto a la revelación específica de la Biblia. La Palabra de Dios enseña que nosotros podemos comer de todo lo que no nos coma primero, si lo hacemos con el respeto debido a Dios y con acción de gracias en nuestros corazones.
El entendimiento de la Palabra de Dios y la oración nos demostrará que la manera correcta para vivir es estar unidos en matrimonio. También nos demostrará que nadie debe juzgarnos con respecto a la carne que comemos o dejamos de comer. Usted no tiene que comer cualquier carne, pero no está haciendo nada malo si lo hace.
Tenga cuidado de aquellos que tratan de imponer sus mentiras irracionales y anti bíblicas en su comportamiento.

UNA PALABRA FINAL

El comportamiento surge de una creencia. Hacemos porque pensamos, y esto jamás puede ser invertido. La conducta no producirá una creencia. Este es el error del maestro falso. Él o ella creen que la conducta persuasiva también persuadirá la creencia, pero la creencia debe venir primero.
Quienes realmente aceptan a Jesucristo como su Salvador pueden basar su comportamiento en el cambio espiritual que ha tenido lugar en sus corazones. Cuando confiemos en el Señor, debemos seguirle en el bautismo y el compañerismo de una iglesia y aprender la Biblia conforme se nos alimenta en la Palabra y se nos anima mientras vamos creciendo en gracia y conocimiento. Puede que de vez en cuando necesitemos sentir la mano de disciplina, pero este también es un acto de amor, y debemos recibirlo como tal.
Siempre debemos tener a Jesús en el centro de nuestras vidas espirituales. La vida no se trata ni de usted ni de mí; tiene que ver con Él. Cuando nos demos cuenta de esto encontraremos la clave para comportarnos apropiadamente en su servicio.
Nosotros debemos tener un ojo vigilante hacia los que nos hacen mal. Cuando adoramos hay asuntos importantes en juego, y Satanás hará lo mejor posible para desviarnos y derrotarnos. Cuando identifiquemos a los que enseñan falsedades, podremos evadir las cosas falsas que están enseñando.

PARA DISCUSIÓN

1. ¿Qué quiere decir Pablo cuando dice que la iglesia es la “columna y baluarte” de la verdad?
2. ¿Por qué cree usted que la veracidad acerca de la persona y la deidad de Cristo es la prueba que fallan todos los profetas falsos?
3. ¿Le molesta que usted no pueda explicar humanamente hablando al Dios Trino? ¿Por qué o por qué no?
4. Según 2 Pedro 1:1, 2, ¿cuál creencia acerca de Cristo niegan los maestros falsos?

Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.

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