La Señal De Los Setenta Años

Cautivos Para Regresar
Texto: Jeremías 29:1—31:40

Versículo Clave:
«Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.» Jeremías 29:10, 11

Debemos entender que Dios permite las pruebas para construir confianza, traer arrepentimiento, renovar la sinceridad y producir una obediencia amorosa.

UN VISTAZO PRELIMINAR

Jeremías había pronunciado la palabra de Dios en una serie de sermones y lecciones objetivas para el pueblo de Judá. Ahora cambió su método, pero no su mensaje. Jeremías escribió una carta al pueblo que estaba siendo llevado cautivo a Babilonia. Jeremías se quedó en Judá, pero su mensaje era vital para aquellos que estaban siendo llevados a Babilonia. Él no podía ir allá a predicar, así que envió el mensaje de Dios en una carta.
Hay una verdad importante que aprovechar aquí. El mensaje y el método no son lo mismo. Nosotros somos libres de usar el mejor método disponible para propagar la Palabra de Dios; pero
jamás estamos en libertad de cambiar el mensaje de Dios en ningún sentido. Jeremías fue consistente en su predicación, ya sea que fuera a través de un sermón, una lección objetiva o por medio de cartas como la de esta lección. La situación de Jeremías había cambiado, y de igual manera su método de emitir la palabra de Dios. Nosotros debemos ser lo suficientemente sabios para comprender esto conforme servimos al Señor.
Jamás debemos ver un cambio de circunstancias como una limitación en nuestro servicio a Dios. Nuestra situación puede cambiar y puede que haya cambiado nuestro método; pero Dios todavía puede vencer nuestros problemas y nuestras pruebas, y nosotros aún podemos servirle.
La carta que Jeremías escribió era poderosa e instructiva como cualquier sermón que hubiera predicado.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. Instrucciones para los cautivos
Jeremías 29:1-7

1. Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia.
2. (después que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén),
3. por mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías rey de Judá a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía:
4.Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:
5. Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos.
6. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.
7. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.

Se nos dice la época de esta carta y hacia quienes iba dirigida. Ésta fue escrita después que Jeconías y su esposa y todos los del palacio habían sido llevados cautivos. Un gran número de artífices de los más talentosos también habían sido deportados. Sedequías fue nombrado como rey provisional y muchos judíos permanecieron en la tierra. Aquellos que fueron llevados cautivos primero puede que se hayan desanimado pensando que eran los “pecadores principales”. Más adelante, toda la nación sufrió el mismo destino, y Jeremías estaba escribiéndoles a los primeros que no se desesperaran.
Había una avenida de comunicación entre Judá y Babilonia en esta época y Jeremías la usó. Él envió esta carta por dos manos distintas, sabiendo que de una u otra manera llegaría. Sedequías, el rey decorativo, había enviado a estos dos hombres a Babilonia, y Jeremías usó esta oportunidad para enviar esta carta con ellos.
Observe que Jeremías usó la sabiduría para hacer pasar este mensaje. Él usó la ocasión de un viaje ya planeado para enviar la carta, y la envió con dos mensajeros. Dios espera que nosotros seamos “sabios como serpientes y mansos como palomas” en la propagación de su Palabra (Mt. 10:16).
Esta carta iba específicamente dirigida a aquellos que habían sido llevados cautivos a Babilonia. Aunque la cautividad de Babilonia estaba directamente relacionada con los pecados de Judá y a la negativa persistente de este pueblo de no prestarle atención al mensaje que Dios les había enviado, Dios no había terminado con esta nación. Dios amaba al pueblo de Israel. Era su pueblo y siempre lo sería. Ellos violaron el pacto que habían hecho con Dios, pero Dios fue fiel a su palabra. Cualquier cosa que Dios declare se cumplirá.
Debido a que Dios realmente está interesado en ese pueblo, Él les ofreció consejo para la época que estuvieran alejados de su tierra natal. Primero, Dios instruyó al pueblo para que literalmente se sintiera en casa en Babilonia. Como lo había ya profetizado Jeremías, esta cautividad perduraría por setenta años. Este tiempo era más largo que lo que se extendería la vida de la mayoría de la gente que estaba viva en aquel entonces. La mayoría de quienes habían sido llevados cautivos morirían en Babilonia. Una nueva generación volvería a Judá. Debido a esto, el pueblo que había sido llevado fue instruido a sacar lo mejor de esa mala situación.
Debían construir casas, plantar huertos y disfrutar su tiempo en Babilonia lo más que pudieran. Especialmente, debían casarse y tener hijos. Si estos judíos en cautiverio se desanimaban y se abatían al punto de cesar las actividades normales de la vida, el futuro de la nación estaría en peligro. Era vital que la vida siguiera, aún en los momentos más oscuros de la cautividad. La esperanza de Israel estaba en los hijos nacidos durante el periodo de setenta años, así que Dios sabia y específicamente instruyó al pueblo de Judá a que se casara y tuviera hijos.
La verdad es del grosor de una generación. Si dejamos de traspasarles la verdad a nuestros hijos, entonces hay una responsabilidad que será desconocida para nuestros nietos. La verdadera esperanza de los hijos de Israel era que ellos aumentarían en cautividad y no disminuirían. Esta sencilla estrategia le ha servido bien al pueblo de Israel a través de los siglos. Una y otra vez los judíos han sido sometidos a otras naciones, y una y otra vez han sobrevivido debido a las razones más básicas. Han aumentado en cantidad, aún en los momentos de prueba y dificultad.
Entre tanto fuera posible, debían vivir en paz con sus captores. Debían orar por aquellos que los mantenían en contra de su voluntad y hacer lo mejor para llevarse bien en esta mala situación.

II. Advertencias acerca de los profetas falsos
Jeremías 29:8, 9

8. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis.
9. Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová.

En estos versículos, Jeremías fue instruido a emitir otra advertencia contra los profetas falsos. Se refiere a los hombres que habían sido llevados cautivos junto con los demás. Los tiempos difíciles no silencian la falsedad. Los profetas falsos que se burlaron de Jeremías por predecir esta cautividad habían encontrado una nueva audiencia una vez que el pueblo hubo sido llevado. Debía haber sido obvio que los profetas falsos no eran de fiar, pero todavía había muchos en Judá que no razonaban las cosas que les habían sucedido y se volvían a estos profetas falsos para buscar dirección.
Dios simplemente le indicó a Israel que no se dejara engañar por estos hombres. No hay acuerdo entre la verdad y la falsedad. No hay acuerdo que pueda hacerse con los profetas mentirosos. Lo único que podemos hacer es negarnos a escuchar la falsedad. El propósito de los profetas falsos era engañar, y si los israelitas no querían ser engañados, debían evadir a estos profetas falsos.
Entonces Dios le advirtió a este pueblo en cuanto al poner demasiado énfasis en los sueños que pudieran tener en Babilonia. Esto era preventivo porque los babilonios le daban mucho valor a los sueños. Los antiguos babilonios creían que los sueños era un medio de comunicación usado por sus dioses para guiar sus vidas. Por eso Nabucodonosor tenía en su palacio hombres cuyo trabajo era decirle qué significaban sus sueños (Dn. 2). Sería fácil para los judíos ser víctima de la superstición que él tenía; así que Dios les advirtió que tuvieran cuidado en el asunto de interpretar sueños.
Bastante a menudo un sueño es sólo un sueño. No hay un significado oculto en nuestros sueños, y Dios no está tratando de comunicarse con nosotros a través de ellos. Hay un canal claro para la revelación, y es la Palabra de Dios. Si usted quiere saber más sobre las cosas ocultas en la eternidad, y si usted quiere recibir un mensaje de parte de Dios, entonces lea su Biblia.
Los profetas falsos y los sueños ordinarios del día no eran los medios que Dios usaba para enviarle mensajes a su pueblo. Jeremías fue claro en que Dios no les había enviado estas cosas al cautiverio. Los tiempos difíciles a menudo hacen que tomemos medidas desesperadas. Aquellos que no oyeran el verdadero mensaje que Jeremías había predicado ahora serían víctimas sedientas de todo tipo de falsedades si no se les hacía una advertencia. Por esto Dios emitió esta severa advertencia.
En Babilonia, sería fácil que los judíos adoptaran la religión falsa del país pagano. Conforme leemos en Daniel, los retos eran muchos y difíciles de resistir. De parte del rey venían los edictos donde se les mandaba a orarle a la imagen que él había hecho. Se ordenó una muerte horrible para los que no lo hicieran. Aún cerca del final de la cautividad, la vida de Daniel fue amenazada debido a que le oraba a Dios. Muchos de los judíos se cambiaron sus nombres. Tenían un nuevo estilo de vida, y sería fácil que ellos le acreditaran el aparente éxito de Babilonia a la fuerza de sus dioses paganos. Por esto Dios fue prudente al hacerle al pueblo la advertencia contra los profetas falsos y la religión falsa.

III. Seguridad de restauración
Jeremías 29:10-14

10. Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.
11. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
12. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;
13. y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
14. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

Cuando Dios nos instruye a evadir la falsedad, Él siempre nos la presenta con la verdad. Nosotros no vivimos en una aspiradora. Al echar el mal, viene el bien. Dios le dijo a este pueblo lo que debía esperar en su futuro. Él comenzó diciéndoles específicamente cuánto duraría su cautividad. Tardaría setenta años. Después de los setenta años, Dios una vez más comenzaría a trabajar entre su pueblo, y haría que volvieran a su tierra. La cautividad no era una coincidencia o un suceso aleatorio de la historia, ni siquiera era el regreso. Ambas eran parte de la voluntad guiada de Dios para Israel.
Dios siempre ha tenido en su corazón los mejores intereses de esta nación. Nunca se ha propuesto hacerles daño o destruirlos. Es cierto que la cautividad era una medida disciplinaria, pero la verdadera disciplina siempre es un acto de amor. Dios está obrando en esta nación para darle lugar a la paz y no al mal. El remedio puede verse severo, pero considere que sin esta cautividad Israel jamás hubiera resuelto los problemas de la idolatría y el adulterio espiritual.
Observe que la oración tiene mucho que ver con la voluntad de Dios. No cabe duda que desde el momento en que fueron llevados, este pueblo estaba orando por un rápido regreso a su tierra. No era que Dios no los oyera, sino que los setenta años debían cumplirse antes que las oraciones de ellos pudieran ser contestadas. Literalmente, moriría una generación creyendo que sus oraciones no habían sido contestadas; pero en el tiempo de Dios, las oraciones serían escuchadas y el regreso tendría lugar.
Aún cautivos, cuando los individuos verdaderamente buscan a Dios, lo encontrarán. La clave es que éste tiene que ser un esfuerzo incondicional. La fe jamás puede ser experimental. Nosotros nunca podemos tratar de ser fieles para ver si funciona o no. Si lo hacemos, fracasaremos. De hacerlo así, no estamos buscando a Dios con todo nuestro corazón; pero si rendimos completamente nuestra voluntad a la voluntad de Él, encontraremos dirección y paz verdadera en nuestro corazón.

IV. Juicio sobre aquellos que se oponen a Dios
Jeremías 29:15-20

15. Mas habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia.
16. Pero así ha dicho Jehová acerca del rey que está sentado sobre el trono de David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio;
17. así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí envío yo contra ellos espada, hambre y pestilencia, y los pondré como los higos malos, que de tan malos no se pueden comer.
18. Los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia, y los daré por escarnio a todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por burla y por afrenta para todas las naciones entre las cuales los he arrojado;
19. por cuanto no oyeron mis palabras, dice Jehová, que les envié por mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar; y no habéis escuchado, dice Jehová.
20. Oíd, pues, palabra de Jehová, vosotros todos los transportados que envié de Jerusalén a Babilonia.

Aquellos que no fueron llevados al principio pueden haber pensado que habían rehuido el juicio de Dios. Estos versículos nos enseñan que quienes no se fueron en la primera oleada, para nada habían escapado. Dios les mandó la misma clase de miseria que les cayó a los que habían sido llevados desde el principio.
Nabucodonosor estaba literalmente embriagado de conquista, y no se detuvo hasta que Dios lo detuvo. Él volvió a Judá y destruyó el templo y se llevó a todos a Babilonia. Aquellos que tuvieron un falso sentido de seguridad pronto encontraron que estaban equivocados. Dios siguió obrando en esta situación, y eventualmente logró su propósito en su totalidad.
En parte esto se debió a los pecados del pueblo, pero también a su negativa persistente de no escuchar a los hombres que Dios había enviado para hacerles la advertencia. Dios había hablado, pero este pueblo no había escuchado. Prefirieron las palabras dulces y relajantes de los profetas falsos antes que el sencillo y verdadero mensaje dado por los hombres de Dios.

UNA PALABRA FINAL

Sin importar dónde vayamos, Dios está ahí. Puede que lo abandonemos, pero Él nunca nos abandona. Puede que no guardemos nuestras promesas, pero Él jamás lo hace. Puede que estemos decaídos y que sintamos que hemos sido abandonados, pero jamás lo estamos. Un hijo de Dios nunca puede estar solo. Puede sentirse solo porque no entiende o cree las promesas de Dios; pero jamás está solo. Dios nunca nos dejará ni nos abandonará.
Esto no quiere decir que no tendremos problemas o que no caminaremos en valles oscuros y profundos en nuestras vidas. Sí quiere decir que jamás estaremos solos. Nuestras pruebas pueden ser severas y nuestras vidas pueden estar patas arriba como los que estuvieron cautivos, pero cuando se termina el problema, volveremos otra vez a un lugar de bendición.
Dios es el Dios del valle así como el Dios de la cumbre.

PARA DISCUSIÓN

1. Lea las advertencias específicas de Dios a la nación de Israel en Deuteronomio 28:49-68 y discuta su cumplimiento total.
2. Si Dios guardó su palabra para la nación de Israel, ¿Guardará Él sus promesas para nosotros?
3. ¿Cuáles son algunas promesas de Dios para nosotros?
4. Según Jeremías 29:10, 11, los pensamientos y los planes de Dios para su pueblo eran de paz, hacia un esperado fin. ¿Tiene Dios pensamientos de paz y planes para su pueblo hoy día?¿Quiere Él que nuestra reacción sea similar a la del pueblo de Israel (Jer. 29:12)?

Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.

1 Reply to “La Señal De Los Setenta Años”

  1. excelente interpretacion. Dios me dio esta palabra y sabia como abarcarla ni entendìa

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