Viviendo Por Cristo Ante El Mundo

Viviendo por Cristo ante el mundo
Texto: 1 Pedro 2:11-25

Debemos vivir de tal manera que el Espíritu Santo se sienta en casa, Cristo es revelado y Dios es glorificado por nuestra vida

Versículo clave: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas”. 1 Pedro 2:21

UN VISTAZO PRELIMINAR

Dios es un realista y la Biblia es el libro más práctico jamás escrito. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, nuestras almas son eternamente cambiadas. El momento de salvación y los momentos de dedicación son preciosos y maravillosos, pero cuando se terminan, tenemos que volver a un mundo difícil y a menudo cruel. Debido a que el mundo es tan distinto a la atmósfera espiritual de interés y amor que encontramos entre el pueblo de Dios, es fácil que cualquier cristiano adopte dos actitudes diferentes y divergentes.
A nivel de iglesia debemos tener una actitud de tratarnos entre nosotros en amor y respeto. Hablamos suavemente y actuamos gentilmente; pero también podemos tener una actitud mundana donde seamos ásperos y amargados. Después de todo,
algunos dicen que el mundo es frío y áspero y usted tiene que seguir la corriente para llevarse bien en él. Cuando adoptamos esta doble personalidad como estilo de vida, hemos dejado de entender una verdad básica de la Biblia.
Cuando Dios cambia nuestras almas, ese cambio tendrá una expresión en todas las áreas de nuestra vida. Dios no divide en departamentos nuestra vida. Para Dios no hay vida de iglesia, vida de familia, vida social ni vida de trabajo. Para Dios sólo hay vida y Él espera que la vivamos toda para su honra y gloria.
Pedro nos ofrece alguna enseñanza práctica sobre cómo podemos dedicar al servicio del Señor, en todo momento, todo lo que hay en nuestras vidas. Recuerde que este tipo de vida sólo es posible para una persona convertida. Las personas inconversas viven así. La clase de vida descrita en estos versículos sólo es posible debido a que el Espíritu Santo mora en nuestros corazones y nos da el poder para comportarnos de esta manera.

 UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. Extranjeros y peregrinos
1 Pedro 2:11, 12

11. Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,
12. Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.

Una vez un padre le dio este buen consejo a su hijo quien vivía en la casa, “Hijo, donde sea que vayas, recuerda quién eres”. Pedro comenzó este pasaje suplicándonos, o instándonos fuertemente a recordar que somos extranjeros y peregrinos en esta tierra. Todo hijo de Dios pertenece a otro mundo, el reino de Dios. Ese reino es espiritual, pero un día también vendrá a ser físico. Nosotros nos estamos moviendo día con día del tiempo a la eternidad. La eternidad traerá juicio y tragedia para aquellos que no son salvos, pero será una gloria permanente para quienes conocen a Jesús.
El sólo hecho de recordar simplemente que sin importar cuál sea nuestra condición o circunstancia, nosotros no podemos quedarnos aquí, es un pensamiento que nos hace sentir libres. Si realmente podemos comprender esto, comenzaremos a ver la vida como realmente es—un viaje temporal en una tierra extraña. Ésta fue la clase de fe que Abraham tuvo en Dios. Él buscó una ciudad y se contentó al morar en tiendas en la tierra, sabiendo que había un mundo mejor esperándole después de su muerte. Esto también es lo que Jesús enseñó en Juan 14. Claramente Él les dijo a sus discípulos, y nos dice a nosotros, que iba a preparar un lugar en el cielo y que volvería y nos recibiría a sí mismo (Jn. 14:1, 2). Recuerde esta maravillosa promesa, y hará una diferencia en su diario vivir.
¿Está usted pasando por un momento difícil en este momento? No perdurará. ¿Está pasando la mejor época de su vida? Pronto terminará. ¿Está usted dedicando su vida al servicio de Dios todos los días? Entonces usted está ganando galardones que jamás perecerán. Nuestras actitudes hacen toda la diferencia, y nosotros tenemos que basar nuestras actitudes en la verdad de la Palabra de Dios, no en el humo ni en los espejos a los que los hombres le llaman realidad.
El fin de esta forma de pensar es que nos abstendremos de lujurias. Todos quieren algo. La clave para la felicidad no es obtener lo que usted quiere. Si obtenemos lo que queremos, simplemente cambiaremos nuestra atención y querremos algo más, o más cantidad de lo que ya tenemos. La clave para la felicidad es aprender a controlar el proceso que nos hace querer cosas desde un principio.
Cuando controlamos nuestra lujuria, entonces podemos tener un estilo de vida, o una forma de hablar atractiva, aún para los hombres malos. Los gentiles que contemplaban la fe verdadera, hablarían contra quienes la practicaban en ese momento, pero en momentos de tribulación le darían gracias a Dios por esa fe. La fe verdadera puesta en práctica en la vida, ofrece ayuda verdadera en momentos de tribulación.

II. Ciudadanos sumisos
1 Pedro 2:13-17

13. Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
14. ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.
15. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;
16. como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.

17.Honrad a todos.Amad a los hermanos.Temed a Dios.Honrad al rey.
Puede que seamos ciudadanos del cielo y extranjeros de esta tierra, pero aún tenemos una labor positiva de ser sumisos a los gobernadores humanos. La Biblia es específica en esta enseñanza. Sea que sea la ley de los hombres, reyes o gobernadores, un hijo de Dios debe vivir en sumisión a cualquier gobierno que Dios tenga ejerciendo en el momento.
La razón para esto es simple. Los gobiernos de la tierra no son accidentes. Literalmente son ordenados por Dios (Ro. 13:1). Debido a que Dios tiene su camino en los gobiernos del mundo, Él no quiere que sus hijos traten de interferir con ellos. Nosotros tenemos que recordar que cuando estas palabras fueron dadas, el gobierno era terriblemente corrupto. Los últimos días del primer siglo vieron el reinado de Nerón, un gobernador depravado y tal vez demente, quien dio castigos terribles a los cristianos. No obstante, Pedro nos amonestó a someternos, aún a los gobiernos más repulsivos.
Una gran ayuda en la comprensión de esto se encuentra en un intercambio entre Pilato y Jesús como se relata en Juan 19:10, 11. Pilato parecía pensar que Jesús no entendía cuán seria era su condición. Pilato le recordó a Jesús que como gobernador romano él podía matar a Jesús o dejarlo ir. Jesús claramente le dijo a Pilato que él no tenía ningún poder, sino el poder que Dios le había dado. Jesús tenía mucho más poder y autoridad que Pilato, pero Jesús se sometió a Pilato y a la voluntad de su Padre. Asuntos más grandes estaban en juego ese día, y Jesús sabía que el sacrificio espiritual que estaba haciendo era muchísimo más grande que cualquier obra del gobierno romano. La actitud de Jesús debe ser nuestro ejemplo en cuanto al trato con los gobiernos de cualquier especie.
No hay ley contra una buena conducta. La lealtad y la fidelidad debe ser la actitud de todo creyente. Pero también debemos observar que donde quiera que un gobernante viole la mayor ley de Dios, tenemos la tarea de obedecer a Dios antes que a los hombres. Nuestra actitud no debe ser de rebeldía sino de obediencia al Rey supremo y a una ley mayor—la ley de Dios.
Un hijo de Dios jamás debe usar su libertad en Jesús como una máscara para comportarse de manera abominable. Sea que tengamos que darles respuestas a los reyes terrenales, o no, tendremos que contestarle a nuestro Padre Celestial por cada palabra que digamos y cada obra que hagamos.

III. Siervos honorables
1 Pedro 2:18-20

18. Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de sopor-tar.
19. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.
20. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios.

Una de las situaciones más duras para nuestra fe es cuando somos tratados injustamente en una situación injusta. El mayor ejemplo deslumbrante de esto es la esclavitud. La esclavitud es mala. Es una situación horrible para todos los involucrados; no obstante, Pedro no instruye a los esclavos a rebelarse sino a estar sujetos a sus amos.
Observe que esta sujeción no era sólo con los amos buenos y gentiles, sino también con los amos malos y obstinados. Según algunas estimaciones había unos 60 millones de esclavos en el imperio romano y muchos de ellos oyeron el evangelio y se convirtieron. Había esclavos creyentes como amos creyentes, y esta situación probaría la fe de ambos. Gracias a Dios, la esclavitud ha sido eliminada en gran manera, pero los cristianos aún se encontrarán en malas situaciones y aún es necesario que estemos sujetos a quienes controlan nuestras vidas. Una manera de hacer esto es comprendiendo que todo amo tiene un amo.
Pedro fija sólo dos situaciones en las cuales podemos sufrir. Sufriremos por nuestras propias faltas, o sufriremos por hacer el bien. Aunque no nos guste admitirlo, a menudo sufrimos por nuestras propias malas decisiones. Sufrir puede provenir de la vida misma. La vida es corta y atribulada y nadie es inmune a las dificultades normales de la enfermedad y el desastre.
Además, somos capaces de tomar toda clase de malas decisiones que tendrán como resultado un sufrimiento personal. Cuando lo hacemos, debemos soportar nuestros problemas con calma.
Pero hay otro tipo de sufrimiento. Éste se representa en el esclavo y su amo. Aquí hay una situación donde un hombre puede que haya hecho bien y aún estar sufriendo en la vida.
Aquí es donde la gracia de Dios puede volver una mala situación en una oportunidad.
Si podemos sufrir paciente y amablemente no habiendo hecho nada malo, entonces tenemos una oportunidad de demostrar que tenemos un espíritu distinto. Esta actitud diferente causará impresión aún en los hombres más malos. Nosotros sólo podemos hacer esto porque sabemos, como lo aprendimos anteriormente, que somos ciudadanos de un país mayor y que no importa lo que soportemos en la tierra, el cielo está esperándonos cuando muramos. Esta hermosa esperanza nos ayudará a soportar grandes dificultades y seremos testigos del espíritu diferente que vive en nosotros.

IV. Seguidores de Cristo
1 Pedro 2:21-25

21. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;
22. el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
23. quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga jus-tamente;
24. quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
25. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

¿Cómo podemos ser ejemplos cuando estamos siendo heridos en gran manera? La respuesta es que tenemos que ver nuestro más grande ejemplo. Jesús vivió de tal manera que nosotrospodamos vivir como Él vivió. Si nos vemos los unos a los otros, nos desanimaremos. Si vemos al mundo, nos frustraremos. Pero si vemos a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, siempre encontraremos una forma de ser victoriosos.
Lo primero que vemos acerca de Jesús es que Él no pecó.Jesús no tenía una agenda secreta ni un plan escondido. Él no estaba tratando de engañar a nadie sobre nada. Si Jesús en algo, lo hizo injustamente porque no había hecho nada malo. Sufrió y su sufrimiento es ejemplar para nosotros cuando sufrimos injustamente.
Jesús no estaba interesado en ser retribuido. Él no vituperó ni amenazó a ninguno de los que lo maltrataron. A menudo nosotros tenemos un deseo incontrolable de pagarles con la misma moneda a quienes nos hacen mal; pero ésta es una mala actitud. Sólo Dios puede verdaderamente vengarse. Y Él lo hará. La venganza le pertenece al Señor y él devolverá de manera precisa por cada daño que se les haya hecho a sus santos en algún momento. Nosotros podemos depender de ese hecho. No tenemos que vengarnos por nuestra propia cuenta, Dios ya ha tenido cuidado de eso.
Jesús sufrió sacrificialmente. Él comprendió que su sufrimiento no era por sus propios pecados sino por los pecados de otros. Él sufrió por nosotros y por sus llagas fuimos nosotros curados. Ésta es una cita en Isaías y revela cuán profundamente comprendió Pedro las profecías del Antiguo Testamento.
Nosotros éramos como ovejas sin pastor. Una oveja descarriada está indefensa y mayormente desesperanzada. La única oportunidad que tiene una oveja descarriada es que el pastor la encuentre y la devuelva a la seguridad del rebaño. Antes de ser salvos, éramos como estas ovejas, y de igual manera es toda persona perdida en el mundo. Aquellos que están haciendo daño son como las ovejas perdidas. Pueden estar infligiendo un dolor injusto sobre usted, pero realmente sólo se están haciendo daño a sí mismas.
Recuerde que Jesús oró por aquellos que lo crucificaron. Él oró que Dios les perdonara por no saber lo que estaban haciendo. Pablo escribió que si aquellos que crucificaron a Jesús hubieran sabido quién era Él, jamás lo hubieran matado (1 Co. 2:8).
Cuando nosotros sufrimos, podemos ser parte de un mayor plan de Dios para nuestras vidas, así que debemos soportar nuestras pruebas de manera amable sabiendo que como un ejemplo de sufrimiento Jesús ya ha pasado por ahí antes que nosotros.

 UNA PALABRA FINAL

Todo hijo de Dios debe leer y memorizar Efesios 2:8-10 y Romanos 8:28. A su vida le falta algo si usted no sabe y se apropia de las verdades de estos maravillosos versículos. Saber que Dios tiene un plan para su vida y saber que Dios está desarrollando ese plan en los eventos diarios de su vida cambiará su actitud para siempre.
Saber que usted es un ciudadano del cielo y que este mundo en realidad no es su hogar final mejorará su actitud en cualquier situación. Saber que tenemos instrucciones específicas sobre cómo podemos relacionarnos con los poderes que nos mantendrán calmados en los momentos de mayor tribulación. Entender el valor de soportar sacrificialmente nos permitirá enfrentar las situaciones injustas con gracia y paz.
Por encima de todo, saber lo que Jesús ha soportado por nosotros nos permitirá soportar pruebas similares por otros. No se espera que imitemos a Jesús. Nadie puede ser Jesús, sólo Jesús. Cristo es único Hijo Unigénito de Dios. Él vivió sin pecado y murió en completa obediencia a su Padre en todos los asuntos. Nadie más puede vivir jamás ese tipo de vida. Pero hay maneras en que podemos seguir sus pasos. Podemos tomar a Jesús como nuestro ejemplo cuando sufrimos injustamente. Podemos saber, como lo sabía Jesús, que al final Dios está a cargo, aún de quienes nos tratan injustamente.
La maravillosa verdad que Pedro comparte con nosotros es que conforme vivimos vidas piadosas y nos sometemos en tiempos de sufrimiento, estamos siguiendo el ejemplo de Cristo y cuando seguimos a Jesús, nos asemejamos más a Él. Podemos someternos y obedecer por la causa de Cristo, o por la causa de nuestro testimonio a un mundo perdido, pero nosotros mismos cosecharemos un beneficio espiritual por causa de nuestras acciones.
Un mundo cruel e incrédulo nos está mirando, pero el Gran Pastor en el cielo también nos está vigilando. Las ovejas no tienen que temerles a los lobos entre tanto permanezcan cerca del pastor. Nosotros podemos someternos a Jesús y luego vivir por Él sabiendo que todas las cosas nos ayudarán para nuestro bien y su gloria.

 PARA DISCUSIÓN

1 ¿De qué maneras demuestran los cristianos su honestidad al mundo que los observa?
2 ¿Por qué deben los cristianos ser modelos de sumisión a la autoridad puesta por Dios?
3 ¿Ha habido algún momento en que usted sufrió equivocadamente como cristiano? Comparta la circunstancia y el resultado.
4 Según 1 Pedro 2:21, ¿qué se nos llama a hacer? ¿De qué otras formas seguimos sus pasos?

 Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.

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