Viviendo Por Cristo En Humildad

Viviendo Por Cristo En Humildad
Texto: 1 Pedro 5:1-14

Caminaremos humildemente delante de Dios, dejando de lado todo el orgullo y el ego, al dirigir nuestra vida a su gloria

Versículo clave: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 Pedro 5:6, 7

UN VISTAZO PRELIMINAR

Pedro había dejado claro que debemos esperar pruebas en nuestra experiencia cristiana. Él nos había dicho cómo reaccionar ante los tiempos de prueba que de seguro vendrán. Ahora se refiere a la preparación que podemos tener en esos momentos. Una vez más vemos que la mejor manera para soportar la aflicción es estando preparados antes que llegue.
Con bastante frecuencia encontramos cristianos que por muchos años descuidan su crecimiento en la gracia y luego esperan ponerse al día durante la noche cuando ven que la aflicción se aproxima. Lamentablemente, sencillamente esto no se puede hacer. Cuando abandonamos nuestro desarrollo espiritual, jamás esperemos tener fortaleza espiritual.
El camino a la madurez espiritual se revela claramente en la Biblia. Primero, tenemos que ser salvos. Segundo, debemos seguir al Señor en el bautismo escritural. Luego debemos tomar nuestro
lugar en el compañerismo de una iglesia nuevo¬testamentaria y servir a Dios fielmente en esa congregación. Al hacerlo, desarrollaremos las fuerzas espirituales y las destrezas que prepararán nuestras almas para los tiempos de prueba.
No obstante, aunque muchos siguen estos pasos, puede que algunos carezcan del punto de desarrollo espiritual. Miles del pueblo de Dios llegan a la iglesia cada domingo a sentarse, remojarse y luego agriarse al traer sus cuerpos a la iglesia pero jamás involucrarse en la adoración. En estos versículos vemos cómo prepararnos nosotros mismos y cómo preparar a otros para las pruebas de la vida en Jesús.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. Instrucciones para los ancianos
1 Pedro 5:1-4

1. Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada:
2.Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;
3. No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.
4.Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

La gente raras veces aventaja a sus líderes, así que Pedro se dirigió a quienes dirigen las iglesias del Señor. En la Biblia, al pastor de una iglesia se le da muchos títulos. Se le llama obispo, pastor de ovejas, y un anciano, queriendo literalmente decir “uno mayor, o uno con experiencia”. Todos estos términos se refieren al líder espiritual de una de las iglesias del Señor. Pedro estaba rogando o exhortando a los ancianos. Rogar o Exhortar también es un término interesante que señala a alguien llamando aparte a otro y dándole un sabio consejo. Pedro había servido como pastor y misionero por muchos años, y de seguro estaba calificado para ofrecer este consejo a un hermano más joven.
A menudo la gente joven ignora la sabiduría de los ancianos. Cuando lo hacen, se ven obligados a aprender las lecciones duras de la vida por sí mismos. Nosotros evitaríamos muchos dolores de cabeza si simplemente escucháramos a quienes ya han recorrido el sendero en el que nosotros estamos.
Pedro había estado ahí y había visto el tipo de aflicción que estaba por delante de los predicadores más jóvenes de su tiempo. Él fue un testigo presencial de la crucifixión, había estado en el Monte de la Transfiguración y había visto la gloria que será revelada cuando Jesús vuelva otra vez. Él sabía de lo que estaba hablando.
Pedro repitió la hermosa amonestación que Jesús le dio en Juan 21:15¬19. Ahí Jesús le dijo a Pedro que apacentara sus ovejas. Ahora Pedro les dijo a los ancianos que hicieran lo mismo. Un pastor tiene muchas funciones y todas ellas son importantes, pero la Biblia les da a los pastores una prioridad. Todo pastor debe proveerle a su rebaño una dieta adecuada de alimento espiritual. La gente desnutrida y que está muriéndose de hambre está mal equipada para enfrentar las pruebas espirituales de la vida. Los sermones instantáneos tomados de fuentes dudosas y sazonados con destellos espirituales harán poco para alimentar las almas hambrientas. Para crecer necesitamos tanto la leche de la Palabra como la carne de la Palabra, y un pastor sabio procurará poner sobre la mesa una comida balanceada en todos los servicios.
El anciano o pastor debía actuar de manera voluntaria. El llamado a predicar es un deseo dado por Dios para pastorear una de las iglesias del Señor (1 Ti. 3:1). Sólo Dios puede plantar ese deseo en el corazón de un hombre, y tal hombre debe servir al Señor por voluntad propia y libre albedrío. Nadie puede decirle lo que usted quiere, pero cuando usted decide que quiere servir al Señor, entonces nadie puede negarle ese servicio.
Lo opuesto al servicio voluntario es la restricción. Estar restringido literalmente significa “estar atado” (1 P. 5:2). Cualquiera que esté atado simplemente quiere ser liberado. Un pastor que sólo desea ser libre de su ministerio será inefectivo en su servicio a Dios y a su rebaño. Dios nos guía con severidad y trata firmemente con nosotros, pero jamás nos obliga a actuar en contra de nuestra voluntad. El pastor restringido eventualmente encontrará una forma para soltarse y su rebaño sufrirá.
Tampoco la ganancia monetaria debe ser un factor decisivo en nuestro servicio a Dios. Todo pastor debe ser recompensado por su labor y quienes sirven bien en palabra y doctrina deben recibir doble honor, pero el dinero jamás es el punto. Todo predicador debe ser adecuadamente sostenido por su rebaño, pero ningún predicador debe jamás predicar sólo porque haya dinero de por medio.
El líder no guía a la fuerza. Las ovejas fácilmente pueden ser guiadas, pero no pueden ser manejadas. El mejor pastor será un buen maestro, y también será un buen ejemplo. El sermón que predicamos a través de nuestra conducta habla mucho más fuerte y claro que el que pueda ser dado desde el púlpito.
La recompensa final para quienes sirven a Dios no está en esta vida sino en el mundo por venir. Las coronas y los premios que nos damos entre nosotros se desvanecerán, pero el Señor nos dará una corona de gloria que es eterna. Esta recompensa bien vale la pena todo el esfuerzo que pongan los pastores fieles.

II. Instrucciones para los jóvenes
1 Pedro 5:5-7

5. Igualmente,jóvenes,estad sujetos a los ancianos;y todos,sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios,Y da gracia a los humildes.
6. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
7. Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

A los jóvenes se les amonesta a someterse (sujetarse) a los ancianos. El término sujetarse significa “ser puesta en rango, como los miembros de un ejército”. Un general no es mejor hombre que un soldado raso, pero su rango es distinto. Nosotros nos movemos por la vida en un modo ordenado, con un año apilándose sobre el otro hasta que nuestro viaje sobre la tierra se termine. Conforme lo hacemos, acumulamos sabiduría que sólo puede ser obtenida a través de la edad. Los jóvenes deben reconocer esto y prestarle atención al consejo de sus ancianos.
De hecho, el modelo bíblico es que todos deberían estar sujetos los unos a los otros. Esto se basa en el pensamiento de que debemos ver los unos por los otros (Gá. 6:2; Fil. 2:4). Si todo hijo de Dios estuviera principalmente interesado en ayudar a otros, las necesidades de todos se suplirían. Imagine tener toda una iglesia llena de personas con la intención de suplir cada una de sus necesidades. Pero entienda que usted también estaría involucrado en suplir las necesidades de todos los demás. Cuando realmente buscamos el bienestar de otros, encontramos suplidas nuestras propias necesidades y en el proceso encontramos la felicidad verdadera.
El servicio sacrificial hacia otros también producirá la humildad verdadera. Este término literalmente significa “manso de mente”. La humildad no se nos impone desde el exterior. Nosotros mismos somos humildes. La manera de hacer esto es considerando la mano poderosa de Dios obrando en nuestras vidas.
Cuando Job estuvo en aflicción, habiendo perdido sus riquezas, su familia y su salud, jamás culpó a Dios; pero sí pidió ir y estar delante de Dios y exponer su caso. Así que en los capítulos 38—41 (parafraseado), Dios, en efecto, dijo: “Está bien Job, quería hacerme unas preguntas; proceda. Pero antes que me pregunte, tengo algunas preguntas que hacerle, a ver si está calificado para indagarme. “Aquí van las preguntas de Dios— “¿Dónde estaba usted cuando las estrellas de la mañana cantaron unidas; y yo formé de repente los cielos en el espacio? ¿Puede entrar en los secretos del mar? Entiende cómo funciona la lluvia y cómo aparece la rayería? ¿Entiende estas cosas, Job? Job tuvo que inclinar su rostro y decir: “No Señor, lo siento; no estoy calificado”. Job terminó con su rostro en tierra delante de Dios y dijo: “Señor Dios, yo no sabía en qué me estaba metiendo. Me arrepiento en polvo y ceniza; pongo mi mano en mi boca. No tengo nada que decirle a un Dios como tú”.
Esto es lo que significa que seamos humildes delante de Dios. Consideramos quién es Dios y quiénes somos nosotros y el resultado es que nosotros pensamos correctamente de nosotros, y tenemos la mente humilde que es humildad verdadera. Esto no quiere decir que jamás seremos exaltados, sino que nosotros permitimos que Dios nos exalte cuando lo merecemos y si realmente lo merecemos.
Cuando somos humildes, podemos echar nuestras cargas sobre Dios sabiendo que Él tiene cuidado de nosotros. Las personas orgullosas sufren porque tratan de absorber las heridas de la vida por sí mismos. La gente humilde jamás hace esto. Más bien, están contentos de confiar en Dios y echar sus cargas sobre Él.

III. Instrucciones para todos
1 Pedro 5:8-14

8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
9. Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padec-imientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
10. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
11.A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.Amén.
12. Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que ésta es la ver-dadera gracia de Dios, en la cual estáis.
13. La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan.
14. Saludaos unos a otros con ósculo de amor, Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo.Amén.

Habiendo preparado nuestros corazones espiritualmente para las pruebas, podemos mirar hacia afuera al mundo y aprender cómo conducirnos en él. El primer requisito es que seamos sobrios. Esto quiere decir que estemos alertas y centrados mientras vivimos. Es lo opuesto a un hombre intoxicado que no sabe lo que le está sucediendo. En una asociación íntima está el pensamiento que debemos ser vigilantes. Esto significa estar consciente y vigilante. Están sucediendo cosas importantes en el mundo todos los días y el pueblo de Dios debe de estar consciente de ellas para poder reaccionar apropiadamente al irnos acercando a la venida de nuestro Señor.
Nosotros debemos estar sobrios y vigilantes porque Satanás siempre lo está. Satanás nunca duerme y la tentación jamás toma vacaciones. Satanás se compara aquí con un león rugiente que anda por ahí buscando a quien devorar. Un león buscará al miembro más débil de una manada o al que esté desviado de la protección de la manada. Sólo desesperado un león atacará a una bestia saludable, fuerte y adulta. De la misma manera Satanás está buscando una presa fácil. Quienes estén embriagados en los placeres del mundo y que no estén esperando tener ningún problema son presa fácil, y Satanás pronto los encontrará.
Nosotros podemos resistir al diablo con sabiduría. Cuando conocemos la verdad, la verdad nos hará libres. Por ejemplo, cuando sufrimos, puede que pensemos que somos los únicos que estamos sufriendo. Esto nunca es así. Aún los perdidos sufren en este mundo. La diferencia es que ellos sufren sin una promesa. Los hijos de Dios podemos soportar momentos difíciles y pruebas severas, pero siempre sufriremos con la promesa de que Dios un día nos recompensará por nuestra fidelidad.
La verdad es que nuestras aflicciones nos fortalecerán. Pedro nos dijo que cuando el sufrimiento se acabe, seremos completos
o perfectos. Estaremos estabilizados por nuestras pruebas y estaremos fortalecidos y establecidos en nuestra fe. Estas son bendiciones espirituales atractivas pero no pueden venir a nosotros a menos que soportemos el sufrimiento y entendamos lo que está sucediendo en nuestras aflicciones.
El propósito de Dios no es que sus hijos deban vivir vidas libres de aflicción. Su propósito es que Jesús sea honrado y se le dé el primer lugar en todo el mundo. Al final, cuando Jesús vuelva, Él tendrá ese honor. Él tendrá gloria y domino para siempre. Esa es la meta de Dios y también debe ser la de cada uno de los hijos de Dios.

UNA PALABRA FINAL

Un hombre sabiamente dijo que la humildad no es pensar pobremente de sí mismo; es no pensar en sí mismo para nada. Al Pedro terminar esta carta, humildemente les dio crédito a quienes le habían ayudado.
Primero está Silvano a quien Pedro describió como un hermano fiel. Esto es revelador porque Silvano era un gentil y Pedro al principio había tenido resentimiento hacia los gentiles. Cuando Dios guió a Pedro a Cornelio, Pedro al principio se negó a ir pero más adelante cambió su forma de pensar. Ahora, mucho más adelante en su ministerio, Pedro había aprendido a valorar el ministerio de sus hermanos gentiles. Silvano fue contado digno como un obrero amigo y se le confió entregar esta importante carta.
Pedro terminó con saludos personales desde la iglesia a la que servía y a los hermanos que estaban con él. No sobre estime estas simples declaraciones. Ellas revelan que la Biblia fue escrita por personas reales y que trata las aflicciones que enfrentan personas reales todos los días. No cabe duda que la gente que leyó primero esta carta sabía exactamente quienes eran Silvano y Marcos. El cristianismo es una fe personal en Jesús y un servicio personal a otros proveniente de un compañerismo de creyentes con una mente parecida.
En oposición a esto las religiones del mundo a menudo son filosofías impersonales fríamente aceptadas y distribuidas por individuos con poco cuidado. Jesús conocía personalmente a Pedro. Él conocía a Silvano y a Marco y Él nos conoce a usted y a mí. Nosotros debemos de relacionarnos con Jesús y entre nosotros de una forma personal, y debemos abrir nuestros corazones como lo hizo la gente de estas iglesias primitivas.
Esta idea se fortalece con la advertencia de saludarnos los unos a los otros con un beso de amor. Éste era un beso íntimo de amor y afecto. Éste no era un saludo salvaje o un saludo superficial con la mano. Indicaba que estas personas estaban genuinamente alegres de verse entre ellas. Ésta es la actitud que debemos tener hacia nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Las sociedades y las costumbres difieren, pero los miembros de la iglesia se saludan entre sí en la manera más íntima y respetuosa apropiada a sus situaciones.
La última palabra que Pedro tuvo aquí fue paz. La verdadera paz siempre llega desde afuera. Es producto de estar en Cristo. Jesús enseñó que la paz era su legado a sus hermanos (Jn. 14:27). Ésta no es la paz que da el mundo la cual es meramente el cese de hostilidad. La paz que proviene de Dios es perdurable, y es una bendición para todos los que la tienen. Es nuestra si la requerimos, y hará una diferencia diaria en nuestras vidas en la medida que humildemente enfrentamos las pruebas y las aflicciones.

PARA DISCUSIÓN

1. ¿Por qué cree usted que Dios decidió usar a un pastor de ovejas para simbolizar a un pastor? ¿En qué se asemejan?
2. ¿Por qué cree usted que Dios decidió usar un rebaño para simbolizar a una iglesia?
3. Dé su mejor definición de humildad. ¿Demuestra la humildad debilidad o fortaleza?
4. ¿Qué le dice a usted la descripción que da Pedro de nuestro adversario como león hambriento y rugiente?

 Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.

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