Estudio Bíblico: Juan 19:38 – 20:31

Se Levantó De La Tumba

Texto: Juan 19:38—20:31
Versículo clave: “Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado.Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor”.
Juan 20:20

¡Déle gracias a Dios por la tumba vacía! La resurrección de Cristo es tan decisiva para el evangelio como lo es su crucifixión. Reflexione y gócese en la resurrección de Él— eso asegura nuestra resurrección.

UN VISTAZO PRELIMINAR

El evangelio es un mensaje completo. Pablo lo declaró de manera concisa en 1 Corintios 15:3, 4. Ahí él dijo que involucraba la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesús.
Aunque estos son tres eventos separados, están de una manera única y permanente ligados entre sí. Si cualquier elemento es removido, el evangelio no sería el evangelio.
La lección hoy trata sobre la sepultura y la resurrección de Jesús. Para ver todo el cuadro, lea y armonice los relatos dados en Mateo, Marcos y Lucas en cuanto a este mismo evento. Cada escritor añade su propia perspectiva y detalla sobre las cosas que sucedieron en este momento fundamental de la historia humana.
Juan escribió estas palabras unos cincuenta años después que presenció estos eventos; no obstante, ese día estaba tan fresco en su memoria como si los eventos acabaran
de ocurrir.
No había forma alguna de enfatizar más la importancia de este mensaje. Aquí está la diferencia entre el cristianismo y todas las demás religiones. Jesús conquistó la muerte. Lo hizo pública y abiertamente. No hubo una reunión secreta de solo la élite. Jesús fue visto por mujeres y hombres ordinarios, y por más de quinientos hermanos de una sola vez. De una vez por todas Jesús estaba demostrando que Él era quien decía ser. Él hizo lo que había prometido, y debido a eso todos los que creen en Él tienen el regalo de la vida espiritual eterna y la promesa de vida después de la muerte física.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. El entierro de Jesús

Juan 19:38-42
38. Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.
39.También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
40.Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.
41.Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.
42.Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

Lo primero que observamos después que Jesús murió es que Él tenía algunos amigos que temían hablar a su favor. Uno era José de Arimatea. Nosotros no conocimos a este hombre hasta que Jesús había muerto. Sabemos que era un hombre rico y que era un consejero honorable que no consentía la muerte de Jesús y estaba buscando el reino de Dios por venir. Era un discípulo de Jesús, pero debido a su temor de los judíos, guardó su lealtad en secreto. Ahora que Jesús estaba muerto, vino a Pilato y le preguntó si podía tener el cuerpo de Jesús. La mayoría de las personas crucificadas eran lanzadas en un basurero en las afueras de la ciudad. José evidentemente quería algo mejor para Jesús, y ofreció hacer arreglos para su sepultura.
Nicodemo también vino y trajo un regalo caro de perfume para usarlo en el ungimiento y la preparación del cuerpo para la sepultura. Ambos hombres actuaron en amor y respeto, pero de alguna forma habían perdido la relevancia de la enseñanza de Jesús. Jesús claramente había indicado que Él resucitaría al tercer día. Creer esa promesa hubiera hecho que un ritual elaborado para el entierro fuera innecesario. Las ropas de la tumba en el cuerpo de Lázaro fueron un impedimento cuando él salió de la tumba. Por supuesto que nadie esperaba que Lázaro saliera de la tumba, y aquí vemos que nadie realmente esperaba que Jesús resucitara.
El cuerpo de Jesús fue preparado de acuerdo al ritual judío.
Fue envuelto en una serie de lienzos (versículo 40). La Biblia deja claro que había varios lienzos involucrados aquí. Tanto Juan como Pedro vieron un sudario separado que cubría la cabeza de Jesús (Juan 20:7). Mientras Jesús estaba en la cruz los judíos habían pretendido acelerar su muerte debido a la pronta aproximación del día de reposo. Debido a esto la preparación del cuerpo no fue completada antes de la sepultura.
El día de reposo se acercaba. Jesús fue crucificado cerca de un sepulcro. Había un nuevo sepulcro o cripta ahí y simplemente como este sepulcro estaba a la mano, Jesús fue sepultado ahí.
Sin pompas ni ceremonia, el cuerpo de Jesús fue dejado a descansar. Mateo nos revela que los principales sacerdotes y los fariseos vinieron a Pilato y le pidieron que asignaran soldados que vigilaran la tumba. Estos hombres malvados recordaron que Jesús había predicho que resucitaría de nuevo al tercer día.
Ellos creyeron que alguien robaría el cuerpo y diría que Jesús había resucitado.
Una vez más vemos a Dios anulando la sabiduría humana. Si la tumba se hubiera dejado desatendida, los fariseos hubieran podido decir que el cuerpo había sido robado y que un impostor decía ser Jesús; pero porque un guardia romano había estado ahí todo el tiempo, la tumba estaba asegurada y se demostró que la promesa de Jesús fue precisa.

II. Domingo en la mañana

Juan 20:1-8
1. El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.
2. Entontes corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.
3.Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
4. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
5.Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
6. Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
7. y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
8. Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.

Es interesante que al principio se creyera que las mejores nuevas que jamás haya recibido la humanidad fueran malas noticias. Cuando las mujeres llegaron al sepulcro, temprano el primer día de la semana, encontraron la piedra quitada del sepulcro y la tumba vacía. En temor y confusión corrieron a prisa a Pedro y a los otros discípulos y totalmente equivocadas.
Su premisa se basaba en el razonamiento humano, no en la revelación divina. Los discípulos de Jesús no habían creído lo que los principales sacerdotes y los fariseos temían.
Lo que María creía era que alguien se había robado el cuerpo de Jesús. Ella no sabía dónde había sido llevado el cuerpo, y sólo estaba interesada en que al cuerpo se le diera una preparación adecuada para la sepultura.
Pedro y Juan, oyendo esto corrieron al sepulcro. Para este momento estaba claro y pudieron ver claramente. Juan se le adelantó a Pedro y fue el primero en llegar a la tumba. Cuando miró adentro, pudo ver los lienzos que fueron usados para envolver el cuerpo, pero también pudo ver que no había ningún cuerpo en la tumba. Pedro llegó y en realidad entró a la tumba y vio lo mismo. Se usó un sudario para cubrir la cabeza de Jesús.
El sudario estaba aparte de los demás lienzos (versículo 7). Juan entró a la tumba y vio la evidencia y creyó lo que Jesús había dicho.
Lo que habían presenciado estos hombres y estas mujeres fue el evento más grande de los siglos. Jesús claramente había señalado que Él tenía poder para dar su vida. Él había demostrado eso cuando dejó su espíritu en la cruz. También había indicado que tenía el poder para tomar su vida nuevamente. Ahora también había demostrado esto. El ángel les había anunciado a las mujeres: “No está aquí, pues ha resucitado, como dijo” (Mateo 28:6).
Este simple mensaje cambia todo. El terrible y feo secreto de la vida es que somos mortales. Todo ser humano nace bajo una sentencia de muerte y humanamente no hay nada que podamos hacer al respecto. El cuidado médico puede prolongar nuestras vidas, pero eventualmente nuestras vidas terminarán. Sin importar lo que sea, nuestros cuerpos físicos perecerán, pero nuestras almas vivirán eternamente. Eventualmente, en el tiempo de Dios, seremos reunidos con un nuevo cuerpo para vivir con Jesús en la eternidad. Ésta es la gloriosa promesa del evangelio que está disponible a todos los hombres en todas partes.

III. Domingo en la noche

Juan 20:19, 20
19. Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
20.Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.

Jesús fue resucitado no revivido. El cuerpo que tuvo después de la resurrección era infinitamente mejor que el que había tenido antes de morir. Había muchas semejanzas y Jesús era completamente reconocible, pero su cuerpo resucitado tenía poderes que otros difícilmente podrían imaginar.
Esto se demuestra en esta aparición a sus discípulos. Éste había sido un día lleno de incidentes para estos hombres, y al final del día se habían encerrado en un lugar seguro. Tenían temor de los judíos y no era para menos. Los judíos habían ocasionado la crucifixión de Jesús y era razonable asumir que porque Jesús estaba en su medio, la persecución seguiría. El temor había vencido la fe y la maravilla de la resurrección.
Pero Jesús podía vencer el temor y las circunstancias. De una manera que nadie se explica, físicamente se apareció en este aposento cerrado y se puso en pie en medio de los discípulos ahí reunidos. Lo que hizo fue asombroso e instructivo.
Los discípulos estaban esperando problemas y pelea. Jesús les ofreció paz. La reacción inmediata de los discípulos fue más temor. Obviamente, su escondite no era muy seguro que digamos. Las puertas cerradas habían sido violentadas. Ahora ellos veían lo que jamás creyeron que verían de nuevo, el cuerpo físico de Jesús. Jesús comenzó con un mensaje de paz. De cerca, le siguió un mensaje de seguridad. Jesús ofreció permitirles examinar sus heridas para que se aseguraran que Él era quien decía ser.
Aquí vemos la esencia de la fe. Todo lo que Jesús le pide es que crea que Él es quien dice ser y que Él hizo lo que dice haber hecho. Las heridas que vieron estos hombres confirmaron ambos hechos para ellos. De inmediato, su temor se tornó en fe y estuvieron tan alegres de ver al Señor como lo estuvieron temerosos cuando primero se les apareció. Aquí Jesús estaba enfatizando los dos grandes regalos que Él le da a todo el que cree en Él. Paz es el legado y el derecho de todo creyente. Usted no tiene que preocuparse más por la cuenta, ni apurarse ni encorvarse por la vida. Usted tiene el derecho de reclamar la paz de la cual Jesús habla aquí. Éste es su regalo de resurrección para todos los creyentes.
Después, tenemos un derecho a la presencia de Jesús en nuestras vidas. Un creyente jamás puede estar solo. Puede que pensemos que lo estamos, como lo hicieron estos hombres.
Puede que queramos estarlo, pero Jesús está ahí todo el tiempo y en todo lugar. Él está ahí y nos dará toda la evidencia de su presencia. Si examinamos nuestras circunstancias cuidadosamente, veremos a Jesús en todas ellas.

UNA PALABRA FINAL

Tomás no estaba ahí cuando Jesús llegó. Los otros discípulos le contaron que habían visto al Señor, pero Tomás no creería a menos que tuviera su propia experiencia. Así que ocho días más tarde Jesús nuevamente se les apareció. En ese momento Tomás también examinó las heridas de Jesús y creyó que había resucitado de la muerte. La lección aquí es que cada uno de nosotros debe personal e individualmente aceptar a Jesús en su corazón. Es grandioso que su vecino crea, pero usted debe creer por sí mismo.
Jesús hizo muchas otras cosas que demostraron de manera concluyente que Él había hecho exactamente lo que había predicho. Juan no escribió todo y nos dice que no lo hizo. Pero Juan también nos dice porqué ha escrito lo que ha escrito. Esto se relata en el versículo 31.
El propósito del evangelio de Juan es que podamos creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Es por medio de nuestra fe en este hecho que tenemos vida a través de su nombre. Los hombres tienen muchos planes y estratagemas que se imaginan que les dará alguna esperanza en la eternidad. La mayoría de estos son obviamente insensatos. Algunos son un manojo de ocurrencias, demasiado insensatos para ameritar alguna consideración seria.
Jesús quiere que pongamos nuestra fe en hechos. Él vivió en la tierra; Él nació de una virgen. Él murió públicamente y de una muerte agonizante. Él vive hoy. Él fue visto por cientos de hombres y mujeres, y ellos son testigos presenciales que dan testimonio confiable y eterno de la verdad de que porque Él vive, nosotros también podemos vivir.

PARA DISCUSIÓN

1. Hable sobre las posiciones públicas adoptadas por los discípulos secretos (José de Arimatea y Nicodemo, Juan 19:38, 39). ¿Tomaron una posición demasiado tarde?
2. ¿Cuán importante es la doctrina de la resurrección física de Cristo? Hable sobre lo que implica.
3. ¿Por qué cree usted que los discípulos se sorprendieron tanto por la resurrección de Cristo?
4. Discuta sobre la bendición especial: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29). ¿A quiénes se refería Jesús?

 

Devocionales diarios

D. — ¡Él vive! 1 Corintios 15:3-8.
L. —Asegurado, sellado y vigilado, Mateo 27:59-66.
M.— Jesús se le apareció a María, Juan 20:9-18.
M.—Tomás: ¡dudoso, luego convencido! Juan 20:21-29.
J. — El propósito del evangelio de Juan, Juan 20:30, 31.
V. — Él se mostró a sí mismo vivo, Hechos 1:3.
S. — Los muertos en Cristo resucitarán, 1 Tesalonicenses 4:16-18.


1 Reply to “Estudio Bíblico: Juan 19:38 – 20:31”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_bye.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_good.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_negative.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_scratch.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_wacko.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_yahoo.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_cool.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_heart.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_rose.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_smile.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_whistle3.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_yes.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_cry.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_mail.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_sad.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_unsure.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_wink.gif