Cristo Es El Todo y En Todos (D. L. Moody)

«Donde no hay Griego ni Judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni Scytha, siervo ni libre; mas Cristo es el todo, y en todos» -Colosenses 3:11.

CRISTO es para nosotros todo lo que hacemos que Él sea. Quiero enfatizar esa palabra «TODO». Algunos hombres hacen que él sea, «raíz de tierra seca… sin atractivo» (Isaías 53:2). Él no es nada para ellos; ellos no lo quieren. Algunos cristianos tienen un Salvador muy pequeño, porque no le permiten hacer grandes y poderosas cosas para ellos. Otros tienen un poderoso Salvador, porque hacen que sea grande y poderoso.

Un Salvador del pecado

Si supiéramos lo que Cristo quiere ser para nosotros, deberíamos conocerle en primer lugar como nuestro Salvador del pecado. Cuando el ángel bajó del cielo para proclamar que Él iba a nacer en el mundo, usted recuerda que dio su nombre: «Llamarás su nombre Jesús, (Salvador), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21). ¿HEMOS SIDO LIBRADOS DEL PECADO? Él no vino a salvarnos en nuestros pecados, sino de nuestros pecados.

Ahora bien, hay tres maneras de conocer a un hombre. Usted conoce a algunos hombres sólo de oídas; a otros meramente los conoce por haber sido presentado a ellos alguna vez -los conoce muy superficialmente; por otra parte a otros los conoce por haber estado familiarizado con ellos durante años -los conoce íntimamente. De igual manera creo que actualmente hay tres clases de personas en la Iglesia cristiana y fuera de ella: aquellos que conocen a Cristo sólo por leer o de oídas -los que tienen un Cristo de la historia; aquellos que tienen un leve trato personal con Él; y aquellos que tienen sed, como Pablo, para «conocerle, y la virtud de su resurrección» (Filipenses 3:10). Cuanto más conozcamos de Cristo más lo amaremos, y mejor le serviremos.

Mirémosle cuando cuelga sobre la Cruz, y veamos cómo ha quitado el pecado. Él había manifestado que Él podía quitar nuestros pecados; y si realmente le conocemos, debemos verle en primer lugar como nuestro Salvador del pecado. Recuerde lo que dijeron los ángeles a los pastores en las praderas de Belén:

«He aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor» (Lucas 2:10-11).

Luego, si retrocede completamente a Isaías, setecientos años antes del nacimiento de Cristo, usted encontrará estas palabras:

«Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve» (43:11).

Además, en la Primera Epístola de Juan (4:14) leemos:

«Nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo para ser Salvador del mundo.»

Podemos leer como todas las religiones paganas enseñan a los hombres a forjar su camino hasta Dios; pero la religión de Jesucristo es Dios descendiendo hasta los hombres para salvarlos, para levantarlos y sacarlos del pozo del pecado. En Lucas 19:10 leemos lo que Cristo mismo dijo al pueblo que Él vino a hacer:

«El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.»

Así que tenemos nuestro comienzo desde la Cruz, no desde la cuna. Cristo ha abierto un camino nuevo y vivo al Padre. Él ha quitado todos los obstáculos del camino, para que todo el que acepte a Cristo como su Salvador pueda tener la salvación.

Cristo es más que un Salvador

Pero Cristo no sólo es un Salvador. Yo podría salvar a un hombre de ahogarse y rescatarlo de una muerte prematura; pero probablemente no podría ser capaz de hacer nada más por él. Cristo es algo más que un Salvador. Cuando los hijos de Israel fueron puestos detrás de la sangre, [en la primer Pascua en Egipto], esa sangre fue su salvación; pero todavía hubieran tenido que oír el estallido del látigo del capataz de los esclavos si no hubieran sido librados del yugo de esclavitud egipcio: entonces Dios también los libró de la mano del rey de Egipto. Tengo poca simpatía con la idea de que Dios nos salva, y luego nos deja en prisión, esclavos de nuestros persistentes pecados. No; Él ha venido para librarnos, y para darnos victoria sobre nuestros malos temperamentos, nuestras pasiones, y nuestras codicias. ¿Es usted un cristiano profesante, pero que es esclavo de algún pecado persistente? Si quiere obtener la victoria sobre ese temperamento o esa concupiscencia, avance en conocer a Cristo más íntimamente.

Él trae liberación para el pasado, el presente, y el futuro.

«El cual nos libró… y libra… que aún nos librará» (2 Corintios 1:10).

Cuando las cosas lucen oscuras

Cuán frecuentemente, como los hijos de Israel cuando llegaron al Mar Rojo, nos hemos desanimado porque todo lucía oscuro delante, detrás, y alrededor nuestro, y no sabíamos que camino tomar. Como Pedro hemos dicho: «¿A quién iremos» (Juan 6:68). Pero Dios ha aparecido para nuestra liberación. Él nos ha sacado a través del Mar Rojo directamente al desierto, y ha hecho abierto el camino a la Tierra Prometida. Pero Cristo no sólo es nuestro Libertador; Él es nuestro Redentor. Eso es algo más que ser nuestro Salvador. Él nos ha comprado nuevamente.

«De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados» (Isaías 52:3).

Nosotros fuimos redimidos «no con cosas corruptibles, como oro o plata» (1 Pedro 1:18).

Si el oro hubiera podido redimirnos, ¿no podría haber creado Él diez mil mundos llenos de oro?

Cuando Dios redimió a los hijos de Israel de la esclavitud de Egipto, y los trajo a través del Mar Rojo, ellos marcharon por el desierto; y entonces Dios se volvió para ellos su Camino. Yo estoy tan agradecido de que el Señor no nos ha dejado en oscuridad en cuanto al camino correcto. No hay persona viva que haya estado tanteando en la oscuridad que no pueda conocer el camino. «Yo soy el Camino», dice Cristo. Si seguimos a Cristo estaremos en el camino correcto, y tendremos la doctrina correcta. ¿Quién podría llevar a los hijos de Israel a través del desierto como el mismo Dios Todopoderoso? Él conocía los obstáculos ocultos y los peligros del camino, y guió al pueblo en toda su travesía por el desierto directamente a la tierra prometida. Es cierto que si no hubiera sido para su maldita incredulidad, ellos podrían haber entrado a la tierra en Kadesh-barnea, y tomado posesión de ella. Pero desearon algo aparte de la palabra de Dios; entonces se les hizo retroceder, y tuvieron que vagar en el desierto por cuarenta años. Creo que hay miles de hijos de Dios vagando en el desierto todavía. El Señor los habría librado de la mano del egipcio, y los llevaría inmediatamente a través del desierto directamente a la Tierra Prometida, si sólo estuvieran deseosos de seguir a Cristo. Cristo ha bajado hasta aquí, y ha hecho suaves a los lugares ásperos, y luz a las regiones oscuras, y rectos a los lugares torcidos. Si sólo deseamos ser liderados por Él, y lo seguimos, todos será paz, y gozo, y descanso.

Marcando el Camino

Cuando un hombre sale a cazar en la frontera, lleva una hacha pequeña, y corta pedazos de la corteza de los árboles a medida que va a través del bosque: esto se llama «marcar el camino». Él hace eso para que pueda saber el camino de regreso, porque no hay sendas en estos espesos bosques. Cristo ha bajado a esta tierra; Él ha «marcado el camino»; y ahora que ha subido a las alturas, si sólo queremos seguirle, nos mantendremos en la senda correcta. Le diré cómo puede saber si usted está siguiendo a Cristo o no. Si alguien lo ha calumniado, o juzgado injustamente, ¿lo trata usted como lo hubiera hecho su Maestro? Si no soporta estas cosas en un espíritu amante y perdonador, todas las iglesias y ministros del mundo no pueden corregirlo.

Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él» (Romanos 8:9).

«Si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).

 Cristo no sólo es nuestro camino: Él es la Luz sobre el camino. Él dice: «Yo soy la Luz del mundo» (Juan 8:12; 9:5; 12 46). Él continúa diciendo: «El que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Lumbre de la Vida.» Es imposible que cualquier hombre o mujer que está siguiendo a Cristo camine en tinieblas. Si su alma está en la oscuridad, tanteando en la niebla y la bruma de la tierra, déjeme decirle que es así porque usted se ha alejado de la verdadera luz. No hay nada que disipe las tinieblas excepto la luz. Así que aquellos que están caminando en la oscuridad espiritual, admitan a Cristo en sus corazones: Él es la Luz. Recuerdo un cuadro en el que antes acostumbraba a pensar mucho; pero que ahora considero con mayor cuidado, yo no lo pondría en mi casa a menos que lo pusiera con el frente hacia la pared. Éste representa a Cristo de pie junto a una puerta, golpeándola, y teniendo un gran farol en su mano. Oh, de igual manera como usted podría colgar un farol al sol así podría poner uno en la mano de Cristo. Él es el Sol de Justicia; y es nuestro privilegio caminar en la luz de un sol sin nubes.

Tratando de atrapar la sombra de uno mismo

Muchos buscan afanosamente luz, paz, y gozo. En ninguna parte se nos dice que busquemos estas cosas. Si damos entrada a Cristo en nuestros corazones todo esto vendrá por sí solo. Recuerdo, que cuando era un muchacho, acostumbraba en vano intentar alcanzar mi sombra. Un día estaba caminando con mi cara frente al sol; cuando por casualidad miré a mi alrededor vi que mi sombra me estaba siguiendo. Cuanto más rápidamente iba más rápido mi sombra me seguía; yo no podía separarme de ella. Así cuando nuestros rostros están dirigidos hacia el Sol de Justicia, la paz y el gozo vendrán seguro.

Un hombre me dijo hace algún tiempo: «Moody, ¿cómo se siente?» Pasó tanto desde que había pensado sobre mis sentimientos que tuve que detenerme y reflexionar por un rato para averiguarlo. Algunos cristianos están pensando todo el tiempo sobre sus sentimientos; y porque no se sienten totalmente bien, creen que su gozo se ha ido por completo. Si mantenemos nuestro rostro hacia Cristo, y estamos ocupado con Él, seremos elevados fuera de las tinieblas y la aflicción que pueden haberse acumulado alrededor de nuestra senda.

Recuerdo cuando estuve en una reunión después de que estalló la guerra de la rebelión. La guerra se había desarrollado por aproximadamente seis meses. El ejército del Norte había sido derrotado en Bull Run: de hecho, teníamos sólo derrota, y parecía como si la República se estuviera despedazando. Entonces estábamos muy abatidos y desanimados. Parecía que en esta reunión cada orador hubiera colgado su arpa en el sauce por un tiempo; y esta era una de las reuniones más melancólicas a la que alguna vez asistí. Finalmente un anciano con hermosos cabellos blancos se levantó para hablar, y su rostro literalmente brillaba. «Jóvenes varones», él dijo, «ustedes no hablan como hijos del Rey. Aunque aquí mismo es oscuro, recuerden que está iluminado en otra parte.» Luego continuó diciendo que si estuviera oscuro en todo el mundo alrededor del Trono en las alturas estaba iluminado.

Suba por encima de las nubes

Él nos dijo que había venido del Este, donde un amigo le había descrito cómo había estado en una montaña para pasar la noche y ver la salida del sol. Cuando el grupo estaba escalando la montaña, y antes de que hubieran alcanzado la cumbre, vino una tormenta. Este amigo dijo al guía, «abandonaré esto; lléveme de regreso». El guía sonrió, y respondió: «creo que pronto estaremos por encima de la tormenta.» Entonces prosiguieron; y en poco tiempo llegaron hasta donde estaba tan calmo como una tarde de verano. Abajo en el valle rugía una terrible tormenta; ellos podían oír al trueno vibrando, y ver el destello del rayo; pero todo estaba sereno en la cima de la montaña. «Y así, mis jóvenes amigos», continuó el anciano, «aunque todo está oscuro alrededor de ustedes, suban un poco, y la oscuridad se alejará.» A menudo cuando he estado inclinado a desanimarme, he pensado en lo que él dijo. Entonces, si usted está en el valle en medio de la espesa bruma y la oscuridad, vaya un poco más alto; vaya más cerca de Cristo, y conozca más de Él.

Recuerde, la Biblia dice que cuando Cristo expiró en la cruz, la luz del mundo se apagó. Dios envió a Su Hijo para ser la luz del mundo; pero los hombres no amaron la luz porque ella los reprobaba por sus pecados. Cuando ellos intentaron apagar esta luz, ¿qué dijo Cristo a Sus discípulos?

«Me seréis testigos» (Hechos 1:8).

Él ha ido allá arriba para interceder para nosotros; pero quiere que nosotros brillemos por Él aquí abajo.

«Vosotros sois la luz del mundo» (Mateo 5:14).

Entonces nuestra función es brillar; no para hacernos notar y que la gente pueda mirarnos. Lo que queremos hacer es mostrar a Cristo. Si tenemos siquiera algo de luz esta es una luz prestada. Alguien dijo a un joven cristiano: «¡Conversión! ¡eso es una luz de luna!» [expresión que se usa en el idioma inglés y significa «¡qué disparate!»]. Él dijo: «Le agradezco por la ilustración; la luna toma prestada su luz del sol; y nosotros tomamos prestada la nuestra del Sol de Justicia.» Si somos de Cristo, estamos aquí para brillar por Él; luego Él nos llamará al hogar para darnos la recompensa.

El hombre ciego y la linterna

Recuerdo haber oído de un hombre ciego que se sentaba al costado del camino con un farol junto a él. Cuando se le preguntó para que tenía un farol, si él no podía ver la luz, dijo que era para que la gente no tropezara con él. Creo que más personas tropiezan con las inconsistencias de supuestos cristianos que con cualquier otra razón. ¿Qué es lo que está haciendo más daño a la causa de Cristo que todo el escepticismo en el mundo? Es este frío, y muerto formalismo, esa conformidad al mundo, ese profesar lo que no poseemos. Los ojos del mundo están sobre nosotros. Creo que fue George Fox quien dijo que cada cuáquero debería iluminar su región diez millas alrededor de él. Si todos estuviésemos resplandeciendo por el Maestro, aquellos que nos rodean serían alcanzados pronto, y habría un clamor de alabanza ascendiendo hacia el cielo.

La gente dice: «Quiero saber cuál es la verdad». Escuche: «YO SOY… LA VERDAD» (Juan 14:6), dice Cristo. Si quiere saber cuál es la verdad, familiarícese con Cristo. La gente también se queja de que no tiene vida. Muchos están intentando darse vida espiritual a sí mismos. Usted puede galvanizarse y ponerse electricidad, por así decirlo; pero el efecto no durará mucho tiempo. Sólo Cristo es el autor de vida. Si quiere tener una vida espiritual real conozca a Cristo. Muchos intentan estimular una vida espiritual yendo a reuniones. Eso puede ser bueno; pero será inútil, a menos que entren en contacto con el Cristo vivo. Entonces su vida espiritual no será una cosa espasmódica, sino que será perpetua; fluyendo sin cesar, y produciendo fruto para Dios.

Cristo es también nuestro guardador

Muchos discípulos jóvenes temen que no serán sostenidos.

«No se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel» (Salmos 121:4).

Es la obra de Cristo guardarnos; y si Él nos guarda no habrá peligro de caída. Supongo que si la Reina Victoria tuviera que cuidar la Corona de Inglaterra, algún ladrón podría intentar alcanzarla; pero ella está guardada en la Torre de Londres, y custodiada noche y día por soldados. El ejército inglés entero, si fuese necesario, sería convocado para protegerla. Y nosotros no tenemos fuerza en nosotros mismos. No somos rivales para Satanás; él ha tenido seis mil años de experiencia. Pero entonces recordamos que Aquel que no se adormece ni duerme es nuestro guardador. En Isaías 41:10, leemos:

«No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.»

También en Judas, versículo 24 se nos dice que Él es «poderoso para guardaros sin caída».

«Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo» (1 Juan 2:1).

Pero Cristo es algo más. Él es nuestro PASTOR. La función del pastor es cuidar las ovejas, alimentarlas, y protegerlas.

1. «Yo soy el Buen Pastor» (Juan 10:11).

2. «Mis ovejas oyen mi voz» (Juan 10:27).

3. «Yo pongo mi vida por las ovejas» (Juan 10:15).

En ese maravilloso capítulo décimo de Juan, Cristo emplea la primera persona no menos de veintiocho veces, declarando lo que Él es y lo que Él hará. En el versículo 28 dice:

«No perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.» [En la versión King James que D. L. Moody cita dice: «No perecerán para siempre, ni [hombre] alguno las arrebatará de mi mano.»]

Observe que la palabra «hombre» está en letra itálica. Vea cómo se lee realmente el versículo: «Ni NADIE las arrebatará de mi mano» -ningún demonio u hombre podrá hacerlo. En otro lugar la Escritura declara,

«Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios» (Colosenses 3:3).

¡Cuán protegida y cuán segura!

Cristo dice: » Mis ovejas oyen mi voz… y me siguen» (Juan 10:27). Un caballero oyó en el Oriente de un pastor que podía hacer venir todas sus ovejas llamándolas por sus nombres. Él fue y preguntó si esto era verdad. El pastor lo llevó hasta la pastura donde ellas estaban, y llamó a una de ellas por cierto nombre. Una oveja levantó la mirada y respondió al llamado, mientras las otras continuaron comiendo y no prestaron atención. De la misma forma llamó a aproximadamente una docena de las ovejas que le rodeaban. El extranjero le dijo: «¿Cómo diferencia una de otra? Todas parecen exactamente iguales.» «Bien», dijo él, «usted ve que aquella oveja se para un poco con la punta de las patas; aquella otra tiene una mirada bizca; una tiene salido un pequeño vellón; otra tiene una mancha negra; y a otra le falta un pedazo de su oreja.» El hombre conocía todas sus ovejas por sus defectos, porque no tenía una sola perfecta en todo el rebaño. Yo supongo que nuestro Pastor nos conoce de la misma forma.

Sus ovejas conocían su voz

Un pastor oriental estaba diciendo una vez a un caballero que sus ovejas conocían su voz y que ningún extraño podía engañarlas. El caballero pensó que le gustaría poner a prueba esa afirmación. Entonces se puso la túnica y el turbante del pastor, y tomó su cayado, y se acercó al rebaño. Él ocultó su voz, y trató de hablar como el pastor lo mejor que pudo; pero no consiguió que una sola oveja del rebaño le siguiera. Él preguntó al pastor si sus ovejas alguna vez siguieron a un extraño. Él se vio obligado a admitir que si una oveja se enfermaba seguiría a cualquiera.

Así sucede con muchos cristianos profesantes: cuando ellos se enferman y se debilitan en la fe, seguirán a cualquier maestro que aparezca; pero cuando el alma está saludable, la persona no será arrastrada por errores y herejías. Ella sabrá si la «voz» habla o no la verdad. Puede decir rápidamente, si está realmente en comunión con Dios. Cuando Dios envía un verdadero mensajero, sus palabras encontrarán una pronta respuesta en el corazón cristiano.

Cristo es un tierno Pastor. A veces puede pensar que Él no ha sido un muy tierno Pastor para usted: está pasando bajo la disciplina. Escrito está:

«El Señor al que ama castiga, Y azota a cualquiera que recibe por hijo» (Hebreos 12:6).

Que usted esté pasando bajo la disciplina no es una prueba de que Cristo no lo ame.

Un amigo mío perdió todos sus hijos. Ningún hombre jamás podría haber amado más a su familia; pero la escarlatina los llevó uno a uno; y así los cuatro o cinco, uno tras otro, murieron. Los pobres apenados padres fueron a Gran Bretaña, y vagaron de un lugar a otro, allí y en la parte continental europea. Finalmente llegaron a Siria. Un día vieron a un pastor oriental bajando hacia un arroyo, y llamando a su rebaño para cruzarlo. Las ovejas bajaron hasta la orilla, y miraban hacia el agua; pero parecían rehuir de ella, y él no podía hacer que respondieran a su llamada. Entonces tomó un pequeño cordero, lo puso bajo un brazo; tomó otro cordero y lo puso bajo el otro brazo, y así entró al arroyo. Las ovejas más viejas no permanecieron más tiempo mirando el agua: se zambulleron detrás del pastor; y en pocos minutos el rebaño entero estuvo del otro lado; y fueron apresuradamente hacia más nuevas y más frescas pasturas. Los desolados padre y madre, cuando contemplaron la escena, sintieron que ella les enseñaba una lección. Ellos ya no murmuraron porque el Gran Pastor hubiera llevado sus corderos uno tras otro en el mundo allá lejos; y empezaron a mirar hacia lo alto y a esperar el tiempo cuando ellos seguirían a los amados que habían perdido. Si usted tiene amados idos antes, recuerde que su Pastor lo está llamando a «poner la mira en las cosas de arriba» (Colosenses 3:2). Seamos fieles a Él, y sigámosle, mientras permanecemos en este mundo. Y si usted no lo ha tomado como su Pastor, hágalo así en este mismo día.

Una admirable descripción de Cristo

Cristo no sólo es todas estas cosas que he mencionado: Él también es nuestro Mediador, el que nos santifica, el que nos justifica; de hecho, llevaría volúmenes decir lo que Él desea ser para cada alma individual. Una vez mientras miraba algunos papeles, leí esta hermosa descripción de Cristo. No sé de donde vino ésta originalmente; pero fue tan refrescante para mi alma que me gustaría dársela a usted:

«Cristo es nuestro Camino; andamos en Él.

Él es nuestra Verdad; nosotros lo abrazamos.

Él es nuestra Vida; vivimos en Él.

Él es nuestro Señor; lo elegimos para que nos gobierne.

Él es nuestro Amo; nosotros le servimos.

Él es nuestro Maestro, nos instruye en el camino de la salvación.

Él es nuestro Profeta, nos señala el futuro.

Él es nuestro Sacerdote, habiendo hecho la expiación por nosotros.

Él es nuestro Abogado, siempre viviendo para interceder por nosotros.

Él es nuestro Salvador, salvándonos hasta lo sumo.

Él es nuestra Raíz; nosotros crecemos desde Él.

Él es nuestro Pan; nos alimentamos de Él.

Él es nuestro Pastor, llevándonos a verdes pastos.

Él es nuestra Vid verdadera; permanecemos en Él.

Él es el Agua de Vida; saciamos nuestra sed en Él.

Él es el más hermoso entre diez mil; lo admiramos sobre todos los demás.

Él es ‘el resplandor de la gloria del Padre, y la misma imagen de su sustancia’; nos esforzamos en reflejar su semejanza.

Él es el sustentador de todas las cosas; descansamos en Él.

Él es nuestra Sabiduría; somos guiados por Él.

Él es nuestra Justicia; depositamos todas nuestras imperfecciones sobre Él.

Él es nuestra Santificación; extraemos todo nuestro poder para una vida santa de Él.

Él es nuestra Redención, redimiéndonos de toda iniquidad.

Él es el que nos sana, curando todas nuestras dolencias.

Él es nuestro Amigo, nos ayuda en todas nuestras necesidades.

Él es nuestro Hermano, animándonos en nuestras dificultades.»

Aquí está otro hermoso extracto: éste es de Gotthold:

«Por mi parte, mi alma es como un hambriento y sediento niño; necesito su amor y consuelo para mi refresco.

Soy una oveja errante y perdida; y lo necesito como un pastor bueno y fiel.

Mi alma es como una paloma asustada perseguida por el halcón; y necesito sus llagas como refugio.

Yo soy una endeble enredadera; y necesito su cruz para sostenerme, y alrededor de la cual envolverme.

Soy un pecador; y necesito su justicia.

Estoy desnudo y descubierto y necesito su santidad y su inocencia como cubierta.

Soy ignorante; y necesito su enseñanza. Soy simple y necio; y necesito la guía de su Espíritu Santo.

En ninguna situación, y en ningún momento, puedo hacer algo sin Él.

¿Oro? Él debe impulsarme, e interceder por mí.

¿Soy acusado por Satanás ante el tribunal Divino? Él debe ser mi Abogado.

¿Estoy en aflicción? Él debe ser mi Auxiliador.

¿Soy perseguido por el mundo? Él debe defenderme.

Cuando estoy desamparado, Él debe ser mi Apoyo; cuando estoy muriendo, mi Vida: cuando me estoy convirtiendo en polvo en la tumba, mi Resurrección.

Entonces bien, preferiré separarme de todo el mundo, y todo lo que éste contiene, antes que de Ti, mi Salvador. ¡Y, gracias a Dios! Yo sé que Tú tampoco quieres ni puedes separarte de mí.

Tú eres rico; y yo soy pobre.

Tú tienes abundancia; y yo soy necesitado.

Tú tienes justicia; y yo pecados.

Tú tienes vino y aceite; y yo heridas.

Tú tienes comida y bebida; y yo hambre y sed.

Úseme entonces, mi Salvador, para cualquier propósito, y de cualquier forma que requieras.

Aquí está mi pobre corazón, una vasija vacía; llénala con tu gracia.

Aquí está mi pecaminosa y angustiada alma; vivifícala y refréscala con tu amor.

Toma mi corazón para tu morada; mi boca para extender la gloria de tu nombre; mi amor y todas mis fuerzas, para el adelanto de tu pueblo creyente; y que nunca sufra el abatimiento de la constancia y la seguridad de mi fe, para que así, en todo tiempo pueda ser capaz de decir desde el corazón: ‘Jesús me necesita, y yo a Él y así cooperamos el uno con el otro’.»

[Nota: Christian Scriver, nacido el 2 de enero de 1629, era un predicador de la corte, que tenía mucha amistad con Gotthold, cuyo primer nombre él no nos da, pero de cuyos labios oyó y puso por escrito lo que llamó los símbolos de «Gotthold». Ellos eran bien conocidos en los tiempos de Martín Lutero. Fueron traducidos en Estados Unidos en 1859.]


2 Replies to “Cristo Es El Todo y En Todos (D. L. Moody)”

  1. Empece a leer este estudio despues de mi devocional matutino. Gracias por esta palabra, porque ha contribuido en mi caminar con el Senor, Dice en Job 42:5: De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Asi nos lleva el Senor.
    Dios les bendiga hermanos!!!!

  2. Cristo .Es la totalidad tanto, para Judíos pecadores, así mismo Samaritanos perdidos, y hasta el más vil pecador, de lo último de la tierra!…

    Saludos desde South Bend In.

    Muy buen aporte de Moody.

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