Obediencia – Desobediencia

Obediencia – Desobediencia
Por Jerry W. Lee

En nuestro tiempo, las palabras obediencia y desobediencia no tienen el mismo peso que tenían hace cincuenta años atrás, mucho menos en los tiempos de Moisés y Josué. Hoy parece que nosotros tomamos hasta un mandamiento bajo consideración. Después de pasar algún tiempo reflexionando sobre el asunto, entonces decidimos si queremos obedecer el mandamiento o ignorar el asunto. Cuando la Palabra de Dios está en consideración, sin embargo, no podemos permitirnos esa opción sin que nos expongamos a serias y eternas consecuencias.

El término «obedecer» fue en realidad un término del pacto. El pacto sinaítico se establece en Éxodo 19 y 20. El primer requisito de ese pacto, que finalmente se cumple en la relación del creyente con Cristo (ver 1 Pedro 2.5, 9), es obedecer. La palabra es la misma que se usa en Josué 1.7. Obedecer es oír atentamente y oír (percibir) el deseo del que habla para agradarle haciendo todos los esfuerzos posibles para satisfacer sus deseos. Otra palabra para esa respuesta es la palabra fe. La fe es la base para el cumplimiento del pacto que resulta en una relación dinámica con Dios. El concepto se puede ver en la idea de «creer». Creer es comprometerse con una persona o acción específica. Oír también incluye ese compromiso.

La palabra que se traduce «oír» se ha traducido «obedecer» porque «recibir la declaración de Dios sin hacer compromiso o de una forma pasiva es sencillamente algo que no es posible. `Oír’, es ser persuadido… y, por lo tanto, obedecer». La única respuesta aceptable al mandamiento de Dios o palabra es que humildemente nos rindamos a Él, «una combinación de obediencia activa y confianza incondicional». Lo opuesto es rebeldía. El uso de la palabra «oír» implica oír intensamente y por lo tanto obedecer.
En el Israel antiguo, los profetas declararon la importancia de la fe y la obediencia manteniendo una relación aceptable con Dios. En la confrontación de Samuel con el rey Saúl quien personalmente había ofrecido sacrificios al Señor, Samuel reprendió al rey. El profeta declaró: «obedecer es mejor que los sacrificios»(1 S 15.22). Esto es, Dios se complace más con una actitud apropiada que con las acciones piadosas. De nuevo, las obras nunca pueden suplantar a la fe. La palabra «obedecer» es la palabra «oír» o «escuchar con la intención de obedecer»:

Una práctica poco usual en el antiguo Israel ilustra la importancia de escuchar. En Deuteronomio 15 se recomienda la liberación de los esclavos en el año sabático. No obstante, se hace provisión para el esclavo que no quisiera ser puesto en libertad. Él podía haber llegado a la conclusión de que estaba mejor provisto por su amo de lo que él podía lograr por sí mismo. El esclavo había llegado a apreciar y a agradar a su dueño. Él deseaba permanecer como esclavo para obedecer y agradar a su amo. Entonces en una ceremonia formal, el dueño tenía que tomar un punzón (lezna) y hacer un agujero en la oreja del esclavo. Esto era más que una marca exterior. Indicaba que el esclavo daba su oreja a su amo comprometido a escuchar y a obedecer.

En Números 13, Josué y Caleb se encontraban entre los doce espías enviados a la tierra de Canaán. Los espías estuvieron de acuerdo que la tierra era deseable y que su producto la marcaba como una tierra que producía leche y miel. Ellos no estuvieron de acuerdo en que pudieran conquistar la tierra. Aunque Dios les había ordenado que subieran y tomaran la tierra, el informe de la mayoría de los espías (diez) decía que el esfuerzo sería en vano y terminaría en un fracaso. Ellos convencieron al pueblo que obedecer era una tontería y llevaría al fracaso.

Cuando uno tiene la oportunidad de obedecer, también puede desobedecer. Josué se dirigió al pueblo en Números 14.6-9 para amonestarles para que no escogieran el camino de la desobediencia.

Josué exhortó al pueblo para que no fueran rebeldes (marad). El término que él usó quiere decir «rebelarse contra un soberano» o «rechazar la luz que le es ofrecida». Rechazar la luz es odiar la luz y desear la oscuridad. Incluye ir a la guerra contra la luz. Otra idea en el término es «estar amargado». Como vemos, el concepto de «rebeldía» es más que un mero acto aislado. Es una actitud que determina la conducta y que resultará en amargas consecuencias: muerte en lugar de vida.

No solamente Josué instó al pueblo a que no se rebelara, sino que también les exhortó a no temer «al pueblo de la tierra» (v. 9). El pueblo de la tierra se había informado que era un pueblo grande y numeroso. Una respuesta natural hubiera sido llenarse de temor.
Josué trató de dirigir a Israel para que quitara sus ojos del enemigo y que los colocaran en el Señor. Esa era una cura segura para el temor.
La palabra «temor» (yare) se puede usar tanto en un sentido positivo como negativo. En sentido positivo, la palabra indica veneración o reverencia hacia alguien superior. El término con frecuencia se refiere a la adoración a Dios. Negativamente, la palabra se refiere a la aprensión al peligro. Temer a un enemigo es lo opuesto a tener fe en Dios. De nuevo, evidentemente, tanto obedecer como desobedecer es una actitud del corazón y del espíritu.

En Números 14.26-30, el pecado de Israel y su desobediencia se describen como refunfuñar y quejarse. La palabra «refunfuñar» (anuo) significa «murmurar, quejarse, regañar y encontrar falta». Se deriva de una palabra, lun, que quiere decir «permanecer, gruñir, pasar la noche y revelar un espíritu obstinado y terco». De nuevo, se ve claramente que lo que era incorrecto no fue un hecho aislado sino una actitud permanente.
En Números 14.29 se establece un decreto contra todos aquellos de veinte años o más. Su pecado consistió en quejarse de Dios. La palabra que se usa aquí es lun. Esto es, ellos eran obstinados y testarudos concerniente al mandato de Dios de entrar en la tierra para poseerla. Josué y Caleb fueron las dos notables excepciones a ese decreto. Todos los demás debían morir en el desierto, pero estos dos vivirían para entrar y poseer la tierra.

En Números 27.15-20 Josué fue designado como sucesor de Moisés. Josué guiaría triunfalmente a los israelitas yendo y saliendo delante de ellos. Esto es, él llevaría adelante y cumpliría sus deberes con habilidad, integridad y excelencia. Lo que permitió a Josué hacer esto fue el espíritu que había en él (v. 18). El pueblo debía obedecerle. De nuevo, la palabra es «escuchar u oír con la intención de obedecer». La obediencia debió estar basada en un deseo interno de hacer el mandato de Josué que surgía de un amor y respeto hacia él como sucesor de Moisés. Josué fue la clase de hombre que obedecía a Dios; el pueblo debía responder obedeciendo a Josué.
En Deuteronomio 6.20-25, el autor previó un tiempo futuro cuando una persona joven dudaría de sus padres en cuanto a su testimonio respecto a Dios, sus estatutos y juicios. En aquel momento, ellos debían recordar los días amargos de Israel en la esclavitud en Egipto, pero también debían describir la gracia de Dios haciéndolos libres. En su celebración de la libertad, ellos debían enseñar a sus hijos las demandas de Dios. ¿Qué deseaba Dios? Él no exigía ciertos actos, sacrificios o hechos. Más bien, Él demandaba obediencia (observarla). La palabra es «escuchar con la intención de obedecer» que describe una actitud del corazón.
Además de obediencia, Dios demandaba temor, es decir, una reverencia y reconocimiento amoroso a su indiscutible soberanía. Eso también es una actitud del corazón. De hecho, la justicia y la vida serán la última consecuencia de tales actitudes hacia Dios. Fallar de hacer esto resultaría en la muerte.

En Josué 1.7, Josué, el sucesor de Moisés, fue exhortado a «esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó». En otras versiones se sugiere la idea de observar. Ninguna de estas palabras hacen justicia a la palabra shamah. La idea de la palabra es oír con el propósito de obedecer. Así que el término sugiere una actitud que era indispensable para agradar y ser aceptado por Dios. La actitud contraria, la rebeldía, resultaría en el fracaso y en la muerte.

Jerry W. Lee es profesor de Antiguo Testamento, The Baptist College of Florida, Graceville, Florida. 
(Tomado de Estudios Bíblicos "Lifeway")

3 Replies to “Obediencia – Desobediencia”

  1. Buscando sobre la palabra «oir», encontré esta página y me encantó. Somo de la iglesia Bautista Covimet en Godoy Cruz, Mendoza Argentina, ahora, estamos ayudando a nuestro yerno y a nuestra hija que son pastores, (pero no bautistas) a levantar una iglesia en una zona de Chacras de Coria acá en Mendoza. Una alegría haber encontrado este sitio.

    Con el amor del Señor

    Juan Carlos y Corina

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