Jesús: El Pan de Vida

SERIE: ¿QUIEN ES JESUS?

Él es el Pan de Vida
Texto: Juan 6:1-71

Versículo clave: “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.
Juan 6:35

Jesús es el pan celestial de Dios quien trae vida eterna. Cuando usted humildemente venga a Él, él le salvará, sustentará y satisfacerá para siempre

UN VISTAZO PRELIMINAR

El capítulo consiste en un milagro público y en un sermón que surgió a raíz de él. Jesús ahora estaba de vuelta en Galilea y una gran multitud le seguía porque habían visto los milagros que Cristo hacía. Al menos cinco mil personas habían venido para ver a Jesús, y conforme el día se desvanecía, Jesús comprendió que esta gran multitud necesitaría alimento. Un pequeño niño le dio cinco panes y dos peces, y Jesús multiplicó esta pequeña cantidad y alimentó a esta gran multitud. Había tanta comida que cuando hubo terminado la cena se recogieron doce cestas llenas.
Este milagro impresionó tanto a la multitud que querían nombrar a Jesús rey. Ellos estaban dispuestos a hacerlo a la fuerza, si era necesario. Jesús escapó de la multitud y envió a sus discípulos al mar. Ya estaba oscuro y los discípulos zarparon hacia Capernaum. Esa noche una gran tormenta llegó y los vientos estaban amenazando el barco. En medio de la noche Jesús vino a los discípulos caminando sobre el agua. Él calmó la tempestad y de inmediato el barco estuvo a salvo en puerto. Era oscuro, y los únicos testigos de este milagro fueron los discípulos.
No obstante, esta multitud no sería denegada. Ellos habían comido el alimento físico que Jesús les proveyó y querían más. Siguieron a Jesús a través del mar y llegaron buscándolo a Capernaum. Lo encontraron; pero Jesús, sabiendo que sólo estaban buscando otra comida gratis, les dijo que no estuvieran tan preocupados por la comida perecedera sino que buscaran la vida eterna. Le preguntaron cómo podía hacer las obras de Dios, y Jesús los retó a creer en Él, a quien Dios había enviado al mundo.
La multitud, todavía pensando sobre el pan, le recordaron a Jesús que sus padres habían comido maná en el desierto. Sabiendo que las mentes de estos hombres todavía estaban en sus estómagos, Jesús usó esta ocasión para predicar un sermón sobre el “Pan de vida” (Jn. 6:48).

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. El pan del cielo
Juan 6:32-40

32.Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
35. Jesús les dijo:Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
36. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
37.Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
38. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
39.Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
40.Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

El maná que fue provisto en los días de Moisés no era el verdadero pan del cielo. El maná era para el sustento de los cuerpos físicos del pueblo de Israel en el desierto. Terminó una vez que llegaron a la Tierra Prometida y jamás hizo falta otra vez. Sin importar cuan maravillosa pueda ser una cena que disfrutamos, nos dará hambre nuevamente. Las cosas físicas de la vida nunca pueden satisfacer las necesidades espirituales de nuestras almas. Ésta es la lección que Jesús estaba presentando consistentemente en el evangelio de Juan.
Pero hay una forma para satisfacer las necesidades espirituales y ésta es nuestra fe en Jesucristo como nuestro Salvador personal. Cuando estas personas oyeron sobre el pan del cielo que le podía dar vida al mundo, respondieron pidiéndole a Jesús que les diera este pan. Pero todavía estaban pensando en las bendiciones físicas y no en un reino espiritual. Jesús les dijo claramente que ellos debían creer en Él.
Quienes recibieran el pan espiritual jamás tendrían hambre de nuevo y nunca tendrían sed. Esta es la misma promesa que le hizo Jesús a la mujer en el pozo de Samaria. Deténgase un momento y considere la verdad del versículo 35. Jesús dijo aquí la verdad absoluta. La salvación es una experiencia permanente de satisfacción. Soluciona la pregunta del pecado una vez y para siempre, y no hace falta repetirla jamás.
Esta gente no creía lo que Jesús estaba diciendo. Todavía estaban pensando sobre el alimento físico. Ellos habían visto a Jesús y le habían hablado, pero nunca le habían entregado sus corazones a Él. Jesús entonces les dio una de las explicaciones más profundas de asuntos humanos que hayan sido dichos jamás. Dios está obrando tras las escenas de la vida diaria. Hay muchos ahí que sólo han venido por una cena gratis; pero hay otros que han venido con un hambre interior; y los que realmente busquen a Jesús serán satisfechos. Aquellos que verdaderamente llegaran a Jesús no serían echados fuera.
Jesús no vino al mundo para ser rey. Él no vino para sanar a todos los enfermos ni alimentar a todos los hambrientos. Él vino para hacer la voluntad de su Padre en la voluntad de su Padre, la cual tenía que ver con las almas de los hombres más que con sus cuerpos. No importa lo que hagamos o dejemos de hacer por nuestros cuerpos físicos, pereceremos. Usted puede ejercitarse, hacer dieta, cuidar su cuerpo y tener el mejor cuerpo jamás
sepultado, pero morirá. La muerte no es un accidente; es una cita. Cuando muramos, el asunto más importante para nosotros será lo espiritual y no lo físico.
Jesús sabía que el mundo físico estaba pasando. Él estaba concentrado en las almas eternas de los hombres, y ofreció salvación a todo el que creyera en Él.
La invitación en el versículo 40 es la voluntad directa de Dios. Todos los hombres que crean en Jesús tendrán vida eterna, y Jesús los resucitará en el día final. Esto no dice nada sobre las obras; todo se trata de creer. Ésta no es la filosofía de los hombres. Es la palabra de Jesús mismo, y es la verdad. Todo lo que tenemos que hacer para ser salvos es creer en el nombre del único Hijo Unigénito de Dios.

II. El hijo de José y María
Juan 6:41-44

41. Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho:Yo soy el pan que descendió del cielo.
42.Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?
43. Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros.
44. Ninguno puede venir a mí, si el padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

Los judíos que oyeron este discurso e invitación totalmente perdieron el punto. Se centraron en la afirmación de Jesús que Él era el pan que bajó del cielo. Era obvio que todavía estaban pensando en los términos físicos.
Los judíos eran dados a murmurar. Esta palabra describe el sonido literal que hace una multitud insatisfecha. Es el estruendo de descontento que escapa nuestros labios cuando o no entendemos o no queremos aceptar lo que estamos oyendo. Estos judíos entendieron la afirmación que hizo Jesús. Claramente Él declaró que había venido del cielo. Sin embargo, rechazaron esta afirmación en base a la información falsa.
Ellos declararon que Jesús era el hijo de José. Ellos conocían a José y a María y pensaron que sabían que Jesús era su hijo natural. Ellos estaban pensando sobre Nazaret en Galilea y no estaban tomando en cuenta Belén en Judea. Si ellos hubieran
investigado un poco, hubieran sabido que Jesús era el hijo legal de José; pero que José no era su padre. Los eventos que rodearon el nacimiento de Jesús sucedieron públicamente. María pudo haberles dicho que José no era el padre de Jesús. No hay duda que algunos de los pastores que estuvieron ahí la noche que nación Jesús aún vivían en ese entonces. Pero los judíos basaron su conclusión en lo que creían que sabían y no en los hechos verdaderos. Y sobre esta base rechazaron a Jesús.
Una de las doctrinas importantes de la Biblia tiene que ver con el nacimiento virginal de Jesús. Si Jesús no nació de una virgen entonces sus otras declaraciones están erradas. Si nació de una virgen, entonces él es quien dice ser y tenemos que creerle. Éste todavía es un punto donde hay una gran división entre los líderes religiosos. ¿Bajo Jesús del cielo, o fue como los demás hombres? La diferencia es crucial en nuestra decisión de confiar en Él y seguirle.
Jesús amonestó a estos hombres a que no murmuraran. Murmurar jamás resuelve ni cambia nada. En vez de quejarse, estos hombres debieron haber investigado. Si honestamente hubieran investigado las declaraciones de Jesús y realmente hubieran escudriñado las Escrituras, hubieran visto que Jesús era quien decía ser. Pero no lo hicieron.
Jesús entonces les explicó el proceso que trae a un pecador perdido a Él. Éste es uno de los ejemplos más grandes de una presentación clara del plan de salvación de Dios. Todo el proceso comienza con la obra del Espíritu Santo. El Padre en el cielo, por medio del ministerio del Espíritu Santo, acerca o invita a los perdidos a ir a Jesús. Sin esta intervención espiritual, nadie podría jamás ser salvo. Los incrédulos se sienten contentos de estar así hasta que el Espíritu Santo comienza a trabajar silenciosamente en sus corazones hasta llegar al punto de sentirse insatisfechos con su condición perdida.
Entonces la Palabra de Dios comienza a hacer su obra. Jesús mencionó una profecía encontrada en Jeremías 31:33, 34. La palabra comienza a trabajar en los corazones de los hombres y el Verbo acerca siempre a los hombres a Jesús. El camino al Padre es a través del Hijo. Hay un Dios y un solo Mediador entre Dios y los hombres y ese Mediador es Jesucristo. Este proceso termina cuando un hombre perdido se arrepiente de sus
pecados y pone su fe en Jesús. Cuando se cree, la vida eterna también llega.

III. El pan de vida
Juan 6:47-51

47. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
48.Yo soy el pan de vida.
49.Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
50. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
51.Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

Jesús ahora hace una gran comparación entre los beneficios de lo físico y los beneficios de lo espiritual. Todos los que recibieron el maná en el desierto tenían mucho tiempo de haber muerto. Aún siendo el maná diario un gran milagro, terminó, y todos los beneficiarios habían muerto. Pero contrario a ello, Jesús les ofreció vida eterna a los que creyeran en Él.
Jesús difícilmente podía ser más específico en su discurso que lo que es en estos versículos. Él usó el término vida eterna. Esto quiere decir que la vida que Él da perdura para siempre. Entonces en el versículo 50 declara claramente que si alguno recibiera este pan espiritual del cielo jamás moriría. Más adelante, en el versículo 51, declara que aquellos que reciben este pan espiritual vivirán para siempre. ¿Cómo podía declarar este hecho de manera más clara? Aquellos que crean en Jesucristo como su Salvador personal tendrán vida eterna. Jamás vendrán a condenación. Nunca morirán y vivirán para siempre. Esa no es mi opinión; es lo que Jesús dijo.

UNA PALABRA FINAL

Cuando Jesús invitó a los hombres a ir a Él, los estaba invitando a arrepentirse de sus pecados. Entonces los invitó a creer en Él. Esto es fe. Todo esto surge por obra del Espíritu Santo en
nuestros corazones. El Espíritu de Dios acerca a los hombres a Jesús. Cuando los corazones sienten ese poder celestial, deben responder permitiendo que la Palabra de Dios trabaje en sus corazones. Esto los llevará al arrepentimiento y a la fe en Jesús. Este es el proceso que resulta en la salvación de nuestras almas.
No importa qué bendiciones físicas disfrutemos o la falta de ellas en nuestras vidas, las dejaremos atrás. A menudo medimos el éxito en términos físicos. Aquellos que viven en las casas más grandes, manejan los automóviles más caros, tienen las cuentas bancarias más grandes, o son famosos, parecen ser exitosos; pero la verdad es otra.
Usted puede vivir una vida exitosa en cuanto a los hombres se refiere. Usted puede tener un buen trabajo, casarse con una buena pareja, vivir sin enfermedad ni problemas y vivir en el regazo del lujo; pero si muere sin Jesús en su corazón, es un perdedor. Usted ha perdido su alma eterna. Por otro lado, usted puede ser miserable todos los días de su vida. Puede faltarle todo lo que le traería comodidad a su cuerpo y estar plagado de enfermedad y discapacidad, pero si su alma es salva, usted es un ganador. Cuando muera, los ángeles lo llevarán al hogar para estar con Jesús (Lc. 16:19-31).
El verdadero Pan de vida no es el pan que llena nuestros estómagos; es el pan que satisface nuestras almas.

PARA DISCUSIÓN

1. Discuta cómo Cristo ha suplido las necesidades en su vida.
2. El pan satisface el hambre y provee nutrientes para fortalecerse. ¿Cómo ha hecho Jesús eso por usted?
3. ¿Por qué cree usted que los judíos estaban tan disgustados con las afirmaciones que hizo Jesús?
4. Estar firme en la verdad podría dar como resultado la impopularidad con las multitudes (Jn. 6:66). ¿En cuál verdad permanecemos firmes hoy que podría decepcionar a la multitud?

 

Devocionales Diarios

D — ¡Jesús vino a salvar! 1 Timoteo 1:15.
L — Alimentando a cinco mil, Juan 6:1-14.
M — Caminando sobre el agua, Juan 6:15-21.
M — Seguidores con motivos egoístas, Juan 6:22-31.
J — Seguidores inconstantes, Juan 6:52-65.
V — La confesión de fe de Pedro, Juan 6:66-71.
S — Dios alimentó con maná, Deuteronomio 8:3.


1 Reply to “Jesús: El Pan de Vida”

  1. me gustaria agreran un poco mas resumido para explicacion a los niños soy
    ya que tengo que estoy encargada de dar el tema a los niños y se me dificulta explicarselos no soy instrctora pero estoy apoyando en este ministerio y me gustaria me ayudaran ¡ Dios les bendiga!

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