Lectura: Apocalipsis 21:9-22:5
Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella. . . .
–Apocalipsis 22:3.
La primera vez que entré en la red internacional de computadoras llamada la superautopista de información, di un paseo muy corto. Me decepcioné tanto con el viaje que salí pronto. En lugar de encontrar toda clase de información nueva y emocionante, me encontraba constantemente en callejones sin salida. Desde aquella primera excursión, he aprendido algunos trucos para que la Internet sea más útil. Pero aun así, no es tan emocionante como parece por la popularidad que tiene.
Muchas cosas tienden a ser así en la vida. El proceso para llegar a ellas es mejor que la experiencia en sí. Sin embargo, hay algo que podemos esperar con ansias y que no nos decepcionará. Jesús está preparando un lugar para nosotros, e independientemente de lo alta que sea nuestra expectativa, no nos defraudará. El cielo será indescriptiblemente hermoso, superando nuestra más desenfrenada imaginación.
Hemos leído las descripciones que hace Apocalipsis de las calles de oro, las puertas de perlas y las exquisitas paredes (21:18-21). Al contemplarlas nos quedaremos sin aliento. Pero lo que esperamos que sean palidece cuando las comparamos con nuestra expectativa de ver la gloria de Dios y de reunirnos con nuestro Señor y Salvador Jesucristo cara a cara.
Las creaciones del hombre pueden ser bonitas, pero muchas veces no son todo lo que prometieron ser. Eso no sucede con el cielo. En presencia de Dios, no habrá decepción.
La promesa del cielo es una esperanza eterna, no etérea.
NPD/--JDB