Los Ojos En El Rey
Lectura: Colosenses 1:9-19
Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, É para que en todo tenga la preeminencia.
—Colosenses 1:18.
A John Henry Jowett, el gran predicador inglés, le gustaba contar la historia de cuando asistió a la coronación de Eduardo VII. La Abadía de Westminster estaba llena de gente de la realeza. Decía Jowett: «A medida que la nobleza de alto rango entraba en la catedral se mostraba mucho respeto y deferencia.» Sin embargo, cuando llegó el rey, hubo silencio total en el auditorio. Todas las miradas y el interés estaban puestos en él, y ya no en los dignatarios de menor nivel social. Todo el mundo fijó su atención en el real líder.
Lo mismo debería suceder en la vida de un cristiano. Jesús es el Rey de reyes y merece el lugar de más alta distinción. Naturalmente que amamos y respetamos a nuestras familias, amigos, asociados y aquellos que sirven al Señor. Pero el Señor Jesús ¡debe tener la preeminencia! Nuestra devoción ha de estar siempre centrada en Él. Con todas las actividades que compiten por nuestro tiempo -incluyendo la obra y el programa de la iglesia- es fácil apartar la mirada del Salvador.
Que nunca perdamos de vista al Rey Jesús, quien merece nuestra alabanza y adoración. Unamos nuestras voces a las celestiales y digamos: «Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poderÉ (Ap. 4:11). Sí, ¡Cristo es el preeminente!
El enfocar la mirada en Cristo
pone todo lo demás en perspectiva.
-RWD/NPD