Cuando a Dios Le Duele

Cuando a Dios Le Duele

Lectura: Hebreos 4:14-5:3
Si me amáis, guardad mis mandamientos.
—Juan 14:15.

Un grupo de hombres conversaba acerca de las razones para vivir una vida moralmente pura. Uno de ellos argumentaba que era el temor lo que lo mantenía disciplinado. Otro insistía en que era el amor. Pero un tercero sugirió que era un temor motivado por el amor. Sí, es verdad que temía la vergŸenza, la desgracia y el castigo que podría tener que soportar por sus malas acciones, pero lo peor de todo era el temor de hacer sufrir a su esposa. «Preferiría morir a golpes -decía- antes que ver dolor en los ojos de la mujer que amo.»

Eso arroja un poco de luz a la declaración del Salvador: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Jn. 14:15). Si violamos esos mandamientos intencionadamente sufriremos pérdida. Pero también debería importarnos cómo responde Dios a nuestra desobediencia. Oseas 11:8 nos dice que Dios el Padre siente una angustia amorosa. Por el pecado de Israel Dios dijo: «Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.»

Jesús también siente dolor cuando desobedecemos. Él lloró sobre Jerusalén cuando la ciudad rechazó su amor (Lc. 13:34). Y en Efesios 4:30, 31, Pablo exhorta a los creyentes a no contristar el Espíritu Santo con su dureza de corazón.

Si consideramos cuánto dolor siente Dios cuando somos desobedientes hallaremos una gran motivación para huir del mal y procurar el bien.

La mayor motivación para servir a Dios
es el deseo de agradarle.

-VCG/NPD