Todas Las Cosas Son De Dios, Por Dios, y Para Dios (John Piper)

Todas Las Cosas Son De Dios, Por Dios, y Para Dios. La Gloria es Toda Suya
Por John Piper

Romanos 11:33-36

¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor?, ¿o quién llegó a ser su consejero?, ¿o quién le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén.

Hoy completamos nuestro viaje de seis años a través de Romanos 1-11. Hemos visto la condición terriblemente pecadora de nuestros corazones (y la de los corazones de toda la humanidad), en Romanos 1-3:19; y la gran obra de Cristo en la cruz para proveer una justicia y un sacrificio para que podamos ser justificados solo por fe aparte de las obras de la ley en Romanos 3:20-5:21; y la poderosa obra santificadora del Espíritu Santo para conquistar el pecado y darnos seguridad en el amor de Cristo en Romanos 6-8; y entonces la gran defensa de la gracia soberana de Dios y su fidelidad cumplidora de promesas en Romanos 9-11, llegando a su clímax ahora con las sorprendentes palabras de Romanos 11:32: «Dios ha encerrado a todos en desobediencia para mostrar misericordia a todos».

Reacción de Alabanza por Romanos 1-11

Y en respuesta a toda esta revelación de los caminos y juicios de Dios, Pablo irrumpe en una reverencia explícita y en alabanzas en Romanos 11:33-36:

¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor?, ¿o quién llegó a ser su consejero?, ¿o quién le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén.

Aquí es donde Dios quiere que estemos cuando hayamos escuchado Romanos 1-11. Sorprendidos de la misericordia, y adorando a Dios mediante Jesucristo. Esta es la reacción que nos permitirá vivir las demandas morales prácticas de Romanos 12-15.

La moralidad, en la vida cristiana, no es simplemente la fuerza de voluntad para hacer lo correcto, porque Dios tiene autoridad de ordenarlas. La moralidad cristiana es el desbordamiento de la adoración a un Dios soberano, misericordioso. La vida cristiana es el fruto de una mente y un corazón transformados al ver y disfrutar la misericordia todo-suficiente y soberana de Dios revelada en Jesucristo. Ello se verá con claridad tan pronto como lleguemos al capitulo 12.

Deteniéndonos en las Alabanzas de Romanos 11:33-36

Pero por ahora nos demoramos una vez más en las alabanzas del corazón de Pablo al final del capítulo 11.

Versículo 33a

La vez anterior vimos que las riquezas y sabiduría y el conocimiento de Dios son indescriptiblemente profundas (v. 33a). No importa cuán lejos descendamos en las riquezas de Dios, o en la sabiduría de Dios, o en el conocimiento de Dios, nunca estaremos más abajo que Dios. No hay explicación para algo más abajo de Dios. Nada existe más abajo de Dios. Y nada existe por encima de Dios. Y nada es decisivo en contraste con Dios entre sus profundidades y sus alturas.

Versículo 36 – Versículo 35

Y por esa razón Pablo dice en el versículo 36: «Porque de El, por El y para El son todas las cosas”. Y esta verdad nos lleva hacia la verdad del versículo 35: «¿o quién le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar?». Respuesta: Nadie. En otras palabras, usted no le puede dar algo a Dios que ya no le pertenezca a él. Si usted pudiera, él le tendría a usted. Pero usted no puede. Así que él no le debe nada a usted. Y nunca lo hará. Todas las cosas son de él y mediante él. Él es absolutamente libre.

Versículo 35 – Versículo 34

Lo que hace que Pablo también diga en el versículo 34: «¿quién ha conocido la mente del Señor?, ¿o quién llego a ser su consejero?». Respuesta de nuevo: Nadie. En otras palabras, usted no solo no puede darle un regalo a Dios que ya él no posea; usted tampoco puede darle un consejo que ya él no conozca. Porque de El, por El y para El son todas las cosas.

Versículo 34 – Versículo 33b

Que hace que Pablo diga en el versículo 33b: «¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!». En otras palabras, como las riquezas y la sabiduría y el conocimiento de Dios son muy profundos, por tanto nosotros no podemos darle algo que él ya no tenga, o decirle algo que él ya no sepa, no es sorprendente que nosotros tan a menudo quedemos confundidos, estupefactos, perplejos, y maravillados por los caminos y juicios de Dios.

Versículo 33-35 – Versículo 36
El propósito y efecto supremo de todo está al final del versículo 36, todas las cosas no solo provienen de él y mediante él, también son para él. Por tanto: «A El sea la gloria para siempre». Nuestras vidas deben ser vividas voluntariamente para la gloria de Dios. O serviremos a su gloria sin desearlo, para nuestro daño. Somos creados y llamados para que la belleza y la grandeza de Dios sea conocida en el mundo. Nuestra razón de ser es la exaltación de Dios, y que todas las naciones confiesen que Jesús es Señor «para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:11).

Un Bosquejo de este Mensaje: Cinco Pasos

Así que ese es el bosquejo del mensaje de hoy, basado en lo que vimos la vez anterior, que las riquezas y la sabiduría y el conocimiento de Dios son inefablemente profundas; por tanto:

Todas las cosas son de él y mediante él. Por tanto,
nadie puede dar un regalo a Dios para hacerle deudor; y
nadie puede dar un consejo a Dios carca de cómo debiera hacer las cosas; que es la razón por la que
sus caminos y juicios son insondables e inescrutables para nuestras mentes finitas; para que, finalmente,
podamos darle toda la gloria a Dios, y nos contentemos con una felicidad que exalte a Cristo supremamente dependiente en Dios.
Tomemos cada uno de estos cinco pasos uno a la vez.

1. Todas las Cosas Son De Dios, Por Dios, y Para Dios

Primero, como las riquezas y sabiduría y conocimiento de Dios son inefablemente profundas, el versículo 36 es cierto: «de El, por El . . son todas las cosas». Entiendo que esto significa que el origen supremo o la causa suprema, o la decisión suprema para todo, es Dios. Todo es dependiente de su existencia en Dios, en su comienzo y durante toda su existencia (de él, por él).

Efesios 1:11 lo dice de esta forma: «[Dios] obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad». Romanos 9:16 lo dice así: «Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia». Proverbios 16:33 lo dice de esta forma: «La suerte se echa en el regazo, mas del Señor viene toda decisión». «De El, por El (…) son todas las cosas», significa que no hay una explicación para lo que es o sucede que sea más profunda o decisiva que Dios. Esto es lo que queremos expresar cuando decimos que Dios es absolutamente soberano.

El diablo no es co-eterno con Dios, y no es independiente de Dios. Su existencia y todo lo que viene con ella, tanta maldad en el mundo, depende de la voluntad de Dios para existir, y su permisión en cada momento para hacer lo que hace. Dios lo ve venir y permite que suceda. Y como no hace nada sin propósito o caprichosamente, siempre hay un propósito para lo que provoca directamente o lo que permite indirectamente. Así que en un sentido podemos decir que aun el diablo y la calamidad del mundo (ej. Romanos 11:7:10) están incluidos en el versículo 36: «De El, por El (…) son todas las cosas”.

Pero no digamos más de lo que debemos aquí. Hay otro sentido en el que no podemos decir que todas las cosas provienen de Dios. Por ejemplo, piensen en 1ra de Juan 2:15-16:

No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

Aquí Juan dice que «la pasión de la carne» y «la pasión de los ojos» y «la arrogancia de la vida» no «proviene» de Dios. Así que en un sentido «todas las cosas» son «de Dios». Pero en otro sentido estas cosas malas no son de Dios.

Pienso que esto significa que el pecado no proviene de la naturaleza de Dios. Es decir, no es una extensión o aspecto de la naturaleza o el carácter de Dios. Dios es santo, y no hay inmundicias en él. Dios es luz, y no hay tinieblas en él. Las tinieblas y la inmundicia del pecado no surgen como parte de la naturaleza o el carácter de Dios. En ese sentido no provienen de Dios. El pecado puede provenir de Dios y mediante Dios en el sentido de una causa suprema y decisiva, pero no en el sentido de que el pecado venga de su naturaleza o carácter. Dios desea que el pecado exista, sin que él mismo peque. No es pecado que Dios, con sabiduría y santidad infinitas, ordene que el pecado exista. El pecado es «de él», como aquel que lo ordenó, pero no «de él» como una expresión de su naturaleza.

Esta es una ilustración imperfecta de la diferencia. Usted puede obtener un ojo negro de dos formas. Puede ser golpeado en su ojo con una pelota blanca de nieve, y su ojo se vuelve negro. I puede ser inyectado con una jeringuilla hipodérmica llena de color negro, y su ojo se volverá oscuro. En el segundo caso, la oscuridad proviene de la naturaleza del color. E el primer caso la oscuridad no proviene de algunas tiniebla en la bola de nieve.

Todo lo que quiero que vean de esa ilustración es que hay dos formas diferentes de pensar acerca de que algo viene «de Dios». Todas las cosas vienen de Dios en el sentido de que él ordena que sucedan. Pero todos los actos pecaminosos no son de Dios como una expresión de su naturaleza.

La consecuencia práctica es que somos absolutamente dependientes de Dios para todas las cosas y somos absolutamente responsables y culpables de la maldad en nuestros corazones. El efecto que debiera obtenerse es una profunda humildad. 1ra a los Corintios 4:7: «¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?». El hecho de que todas las cosas provienen de Dios y mediante Dios, excluye la jactancia.

2. Nadie Puede Dar un Regalo a Dios para Hacerle Deudor

Segundo, implica en el versículo 35: «¿o quién le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar?». Respuesta: Nadie. Como todo proviene de Dios y mediante Dios, él posee todas las cosas y nunca podremos darle nada que ya no le pertenezca. Lo que significa que nunca podemos hacerle nuestro deudor. Una negociación con Dios es absolutamente imposible. No estamos en posición de negociar. Somos totalmente suyos, y ocupamos su territorio. Cada aliento que tomamos es un regalo. Cada virtud que desarrollamos es una gracia. «(Dios) ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas»

3. Nadie Puede Dar un Consejo a Dios Acerca de Cómo Debiera Hacer las Cosas

Tercero, Pablo muestra un ejemplo específico acerca de cómo no podemos dar a Dios nada para obligarlo o enriquecerlo. Versículo 34: «Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor?, ¿o quién llegó a ser su consejero?». Respuesta: Nadie ha conocido su mente como para ser su consejero. Gracias a la revelación, sabemos algo acerca de su mente. Pablo nos ha dado 11 capítulos acerca de la mente de Dios. Se supone que los entendamos. Pero nadie conoce la mente de Dios de modo que pueda convertirse su consejero.

Así que algo específico que usted no puede dar a Dios es consejo. Y esto es lo que los pecadores más a menudo presumen de poder dar a Dios: consejo. No aman ni se deleitan en la fe o la esperanza. Ofrecen consejo. Le dicen a Dios, categóricamente o por implicación, «no me gusta la manera en que gobiernas el mundo; creo que debieras hacerlo así». El mundo está lleno de personas que quieren aconsejar a Dios. Lo único que Pablo, explícitamente, dice que no podemos dar, y que no nos atrevamos a dar, es lo que los pecadores orgullosos más frecuentemente dan: le dicen a Dios cómo debiera gobernar el mundo, y le advierten que si no gobierna el mundo como quieren, entonces no creerán en él. Como si un niño diabético debiera decir a su pediatra: no me des más inyecciones. Y si me pinchas de nuevo con esa insulina, nunca volveré. ¡Cómo si esa fuera una amenaza a Dios!

No aconseje. No amenace a Dios. Confíe en él. Todo lo demás es suicidio.

4. Sus Caminos y Juicios Son Insondables e Inescrutables para Nuestras Mentes Finitas

Cuarto, como todo proviene de Dios, y mediante Dios de modo que no podemos darle algo que ya no sea suyo, y no podemos ser sus consejeros, por tanto (según el versículo 33b), no se sorprendan cuán a menudo quedamos confundidos y perplejos por los caminos y juicios de Dios. «¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!». Esto no significa que Dios sea totalmente incomprensible. Los misterios de Dios están siendo revelados en las Escrituras. Y el Espíritu Santo nos ha sido dado para iluminar nuestro entendimiento (1ra a los Corintios 2:14-15). Pero «Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido» (1ra a los Corintios 13:12).

5. A Dios Sea la Gloria Por Siempre

Lo que nos lleva, finalmente (quinto), a la conclusión de todo el tema (del párrafo y de los 11 capítulos). No solo todas las cosas son de Dios y mediante Dios, sino, como dice el versículo 36b: «para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre».

¿Ama usted la idea de que existe que Dios sea exaltado y glorificado? ¿Ama el pensamiento de que toda la creación existe para mostrar la gloria de Dios? ¿Ama la verdad de que toda la historia ha sido diseñada por Dios para que un día sea una gran carpa que muestre, de la mejor manera posible, la grandeza y belleza de Dios? ¿Ama el hecho de que Jesucristo vino al mundo para vindicar la justicia de Dios y reparar la injuria que habíamos hecho a la reputación de la gloria de Dios? ¿Ama la verdad de que existe como individuo para que Dios sea visto como realmente es: glorioso? Pregunto de nuevo: ¿Ama el hecho de que su salvación fue preparada para dar a conocer la gloria de la gracia de Dios? ¿Ama ver y mostrar la gloria de Dios?

Por esta razón Dios creó el universo. Por esta razón Dios ordenó la historia. Por esta razón envió a su Hijo. Por esta razón usted existe. Para ver por siempre, y disfrutar, y mostrar la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios. La pregunta al final de Romanos 1-11 es: ¿Acepta este llamado como su Tesoro y Gozo?

By John Piper. © Desiring God. Website: desiringGod.org

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