Lectura: Mateo 5:27-48
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mateo 5:48.
Cuando Henry Rolls se paseaba por su fábrica en sus primeros tiempos, escuchó sin querer a un tornero decir: «Oh, con eso basta», al tiempo que tiraba una pieza en un canasto. Al observador casual, la pieza le hubiese parecido muy bien, pero Henry Rolls esperaba que sus obreros usaran un micrómetro y que no estuviesen satisfechos con nada menos que la absoluta precisión. Así, cuando el señor Rolls oyó ese comentario, reprendió al hombre diciéndole: «Eso podría bastar para cualquier otra persona, pero no es suficiente para Rolls-Royce.»
Dios no se satisface con nada menos que la perfección. Las especificaciones divinas no permiten ninguna falta. Jesús planteó esta verdad en Mateo 5:21-48. Primero dijo a sus oyentes: «Oísteis que fue dicho»; esa es la norma humana. Luego dijo: «Pero yo os digo»; esa es la norma de Dios. Jesús destacó la perfección por la cual los hijos de Dios deberían sobresalir entre la multitud sobre seis de los asuntos más cruciales de la vida: la ira (vv. 21, 22), la pureza sexual (vv. 27-30), la fidelidad conyugal (vv. 31, 32), la honestidad en el habla (vv. 33-37), la no venganza (vv. 38-42) y el trato a los enemigos (vv. 43-48).
Padre, perdónanos por estar satisfechos con menos de lo mejor, con lo que puede ser bueno pero no lo suficiente. Ayúdanos, por tu espíritu, a seguir esforzándonos por ser perfectos así como Tú eres perfecto (v. 48).
Si nos estamos esforzando por la perfección,
vamos en la dirección correcta.
--DJD/NPD