Pasión por la integridad
Lectura: Génesis 39:1-12
¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
–Génesis 39:9.
Un periódico publicó un incidente muy inusitado que tuvo lugar en un restaurante de comidas rápidas. El gerente puso el dinero de las ventas del día en una bolsa de papel para depositarlo esa noche, pero uno de los empleados lo confundió con un pedido y se lo dio a una pareja en la ventanilla de despachos.
Poco tiempo después, cuando el hombre y la mujer abrieron la bolsa en un parque cercano, se quedaron pasmados al ver el contenido. Inmediatamente regresaron al restaurante para devolver el dinero.
El gerente había puesto una denuncia de robo, por lo que había autos de policía y reporteros de TV en el lugar. ¡Qué alivio sintió el gerente cuando vio que le devolvieron el dinero! Dijo a la pareja: «Deberían salir en las noticias de la noche por su honestidad.» «No, por favor, nada de publicidad –replicó el hombre, quien estaba muy nervioso–. Esta no es mi esposa.»
Ser honesto con el dinero de otra persona y deshonesto con la esposa de otro no es coherente. La solidez moral en todo el carácter de una persona se llama integridad. Esta cualidad del carácter era muy evidente en la vida de José (Gn. 39:6). Y cuando la esposa de Potifar intentó seducirlo, José mantuvo su integridad negándose a sus insinuaciones (vv. 8-12). Tuvo que pagar un precio muy alto, pero a la larga le dio grandes recompensas (41:37–50:26).
Señor, danos una pasión por esa clase de integridad.
Una persona íntegra no tiene nada que esconder.
NPD/--DJD