Exhortaciones a la Piedad

Texto:1 Timoteo 6:1­21
Versículo clave: “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre”.  1 Timoteo 6:11

Se debe comprender las bendiciones de Dios sobre los que viven una vida santa y le prestan cuidado a sus advertencias sobre el vacío del materialismo.

UN VISTAZO PRELIMINAR

En este último capítulo de 1 Timoteo, Pablo usó muchos términos que eran comunes para los militares de su día. Él emitió cargos u órdenes en los versículos 13 y 17. Él instó a Timoteo a pelear la buena batalla de fe en el versículo 12, y en el versículo 20 le digo a Timoteo que guardara las cosas que se le habían encomendado.
Este uso del idioma sugiere que estas exhortaciones debían tomarse en serio. Así como soldado de un ejército poderoso presta cuidadosa atención a sus órdenes y las ejecuta de la mejor forma posible, así un hijo de Dios debe prestarles una atención especial a las enseñanzas que se dan aquí.
Los asuntos discutidos en este capítulo son lecciones de importancia para la vida las cuales pueden hacer una diferencia en la vida de cualquier creyente en Cristo. Nuestra actitud determina nuestras acciones y nuestra perspectiva a menudo determina el resultado de nuestros esfuerzos.
Comportarse como sugieren estos versículos no salvará nuestras almas; pero una vez que seamos salvos por la gracia de Jesús, deberíamos optar por seguir al Señor para que podamos ser testigos a un mundo perdido. Debido a la sabiduría de Dios, este tipo de vida no sólo será un gran testimonio del poder salvador y transformador de Jesús, sino que también guiará a cada individuo creyente a una vida de felicidad y contentamiento sin importar las circunstancias que puedan estar prevaleciendo en su vida.
Todo lo que Dios nos pide que hagamos al final es para nuestro propio beneficio. Otros pueden ser bendecidos por su andar con Cristo, pero usted recibirá más bendiciones que cualquier otra parte involucrada cuando usted decida vivir su vida de acuerdo a las exhortaciones del Señor.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. Exhortaciones a los siervos
1 Timoteo 6:1, 2

1. Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina.
2. Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.

El primer grupo a quien se dirige es a los siervos o esclavos. En el imperio romano había muchos esclavos. Algunos historiadores estiman que cuarenta por ciento o más de la población se consideraban esclavos. Una persona podía convertirse en esclava de muchas maneras. Los hijos nacidos de esclavos eran esclavos. Los que eran capturados en conflicto eran esclavos. Los hombres se convertían en esclavos por incurrir en deudas que no podían pagar.
De manera interesante, la Biblia nunca les aconseja a los esclavos a rebelarse contra esta mala institución. Esto no es porque la Biblia apruebe la esclavitud ni ninguna otra maldad social, sino porque hay asuntos más importantes en juego que las condiciones físicas de la vida. Algunos hombres eran esclavos y algunos eran amos, pero todos tenían un Maestro y ese era Dios. Estar bien con Dios y sirviéndole era mucho más significativo que cualquier otra relación terrenal. Así como Jesús declaró en Marcos 8:36: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Una vida de libertad y tranquilidad sobre la tierra no tiene valor si se compara con la eternidad en el cielo.
Cuando el evangelio era predicado, los esclavos se convertían junto con sus amos. En los cultos de la iglesia todos eran tratados iguales, y tenían compañerismo juntos como hermanos (Col. 3:11). Pero en lunes por la mañana los esclavos eran esclavos y los amos eran amos.
Un esclavo podía tener un amo incrédulo. En ese caso no debía ser rebelde sino que debía tratar a su amo como digno de honor. El esclavo debía hacer lo mejor en cualquier tarea que le fuera asignada. Esto era particularmente necesario porque el nombre y la reputación de Dios estaban en juego. Un esclavo creyente podía tener una influencia poderosa sobre un amo incrédulo. El ejemplo que demostraba un esclavo en un hogar inconverso podía llevar a la salvación de muchas almas.
Si un esclavo adoptara una actitud altiva e insolente por ser salvo y los demás no, las doctrinas de Dios podrían ser blasfemadas.
También, un siervo podía tener un amo creyente. Ambos podían ser hermanos espiritualmente hablando y amo y esclavo físicamente hablando. En ese caso, los siervos no debían despreciar a sus amos debido a las relaciones que existieran entre ellos. No debían tener expectativas irreales de sus amos. Sería fácil para un esclavo cristiano esperar un trato especial de parte de su amo cristiano. Esto podría o no podría suceder, y el siervo se podría amargar si esperara algo que su amo no pudiera proveerle.
En cambio, el siervo debía servir a su amo creyente, entendiendo que tanto el amo como el siervo al final serían recompensados por las cosas que hicieran por el Señor. Si estas instrucciones se seguían, tanto el amo como el siervo se beneficiarían de la situación, aunque ambos estuvieran involucrados en una mala situación.
Gracias a Dios, la esclavitud ha sido abolida en la mayor parte del mundo, pero estos mismos principios se aplican a los trabajadores y jefes hoy día. Jamás debemos dejar que nuestra felicidad se arruine por expectativas irreales y antibíblicas de aquellos que adoran con nosotros en nuestras iglesias.

II. Exhortaciones sobre los falsos maestros
1 Timoteo 6:3­10

3. Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es con­forme a la piedad,
4. está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
5. disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
6. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de con­tentamiento;
7. porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
8. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
9. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
10. porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasa­dos de muchos dolores.

Los falsos maestros son una constante amenaza para el bienestar de las iglesias del Señor, y un pastor sabio debe estar constantemente a la caza de aquellos que confunden en lugar de edificar. Pablo nos dijo cómo identificar a los falsos maestros y también revelar el motivo verdadero tras la falsa enseñanza.
Primero, aprendemos cómo identificar, no la falsa doctrina en sí misma, sino las personas que la enseñan. Tales hombres son orgullosos, no humildes como nos enseñó Jesús. No van a acceder a la clara verdad de la Biblia. Más bien, sustituirán sus propias ideas por las doctrinas que promueven piedad. Cuidado con cualquier sermón que comience con “Yo creo…” cuando el sentido claro de la Biblia tiene sentido, deje de buscarle otro sentido a lo que se dice.
Los falsos maestros exhiben orgullo en sí mismos y en lo que hacen. Ellos miden sus logros por la cantidad de dinero que recaudan o el número de personas en su congregación. Delira o pone una atención poco saludable y contiendas que producen problemas. No son pacificadores sino impulsadores de guerra que dividen y dispersan. Esto lleva a disputas diversas que literalmente pueden terminar en violencia física.
Ésta jamás es la señal de la verdad. Sencillamente considere a Jesús. Él tuvo un espíritu manso y humilde. Vino para ser siervo no para ser servido. Nunca tuvo mucho dinero y a menudo enseñó grandes lecciones a sólo unos cuantos creyentes. De hecho, en una ocasión todos lo abandonaron y se quedó solo. No tuvo una gran organización terrenal financiando su ministerio; no obstante, Jesús cambió al mundo en algo mejor.
Nosotros debemos identificar a los falsos maestros y evitarlos; pero también debemos conocer los motivos verdaderos que ellos tienen. Lo que realmente quieren es dinero. La enseñanza falsa se basa en la idea que la ganancia es piedad. No le dé vuelta a eso. La piedad es en efecto una ganancia, pero la ganancia no es piedad. Hay muchos que han ganado una gran parte de la riqueza del mundo, pero no son personas piadosas. Pablo nos da al menos cuatro cosas que están equivocadas en cuanto a esta idea.
Primero, la riqueza no trae contentamiento. El verdadero contentamiento o satisfacción llega de la piedad en nuestros corazones, no del dinero en nuestra cuenta bancaria. El hombre que depende de cosas materiales jamás tendrá suficiente. Puede ganar bastante, pero todavía querrá más. El hombre que verdaderamente confía en Jesús estará perfectamente contento con cualquier cosa que tenga (Fil. 4:11).
Segundo, la riqueza es temporal aun si la obtenemos. Cuando muramos, no llevaremos ninguno de nuestro dinero con nosotros. Ricos o pobres, dejaremos atrás toda nuestra riqueza terrenal. Ésta no es una posibilidad, es una certeza absoluta. Ya que tenemos que dejar todo atrás cuando muramos, debemos retener nuestra riqueza sin apretarla. Debemos usarla mientras podamos porque la perderemos sin importar lo que hagamos.
Así que aprendemos que nuestras necesidades básicas son fácilmente suplidas. Necesitamos alimento y vestido. Si tenemos éstos, debemos estar contentos. Usted sólo puede andar cierta cantidad de ropa y sólo puede comer cierta cantidad de alimento. Si tiene suficiente alimento, realmente no necesita diez veces más. Si tiene suficiente ropa que ponerse, no necesita un closet lleno.
Y tal vez la lección más importante de todas es que el deseo por la riqueza nos lleva al pecado. Esto es lo que llevó a los falsos maestros a los caminos malos. Ellos querían ganancia y buscaron obtenerla por medio de la falsa enseñanza; pero el deseo por el dinero es la raíz de todos los males. La primera consecuencia de esto es que aquellos que codician el dinero equivocan su fe. La fe es la primera víctima del deseo de ser rico.

III. Exhortaciones para los hombres de Dios
1 Timoteo 6:11­16

11. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
12. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
13. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato,
14. que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,
15. la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,
16. el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

El hombre de Dios literalmente debía huir de estas nociones de riqueza falsa. Más bien debía seguir las cosas que producen el fruto del Espíritu Santo. Esta no es una tarea fácil. Al hombre de Dios se le amonesta a pelear la buena batalla de la fe. Esta es una batalla y el campo de batalla es la mente de los hombres. Ahí, ya sea Dios o Satanás prevalecerá.
El hombre de Dios debe guardar los mandamientos u órdenes de su líder y ese líder es Jesucristo. Él debe seguir al pie del cañón hasta que su comandante regrese por él o hasta que ya no pueda luchar. En esta batalla no hay retirada. En los tiempos que llegarán pronto, la naturaleza verdadera de esta pelea será clara. Cuando Jesús vuelva, la pelea será física, y la batalla será por el mundo. Ahora la lucha es espiritual y la batalla es contra principados y potestades y contra la maldad espiritual en los lugares altos.

UNA PALABRA FINAL

Las amonestaciones dadas aquí llevarán al éxito inevitable si son implementadas y obedecidas. Nos ayudarán a lidiar con lo peor de las situaciones de la vida. ¿Qué podría ser peor que ser un esclavo? ¿Cómo podría un esclavo esperar ser útil a Dios? ¿Cómo podría un esclavo esperar vivir una vida significativa y ganar una recompensa espiritual? Las respuestas se dan aquí, y si un esclavo pudiera vivir una vida útil para el Señor, de seguro aquellos que no están bajo yugo también lo pueden hacer.
¿Qué puede hacerse acerca del aumento de la religión falsa en el mundo? Nosotros podemos identificarla por lo que es y podemos evitarla. Podemos aprender los motivos verdaderos tras de ella, y lo más importante, podemos sucumbir a las mentiras claras que ofrece. A través de los siglos el dinero ha sido usado una y otra vez por Satanás para tentar y detener al pueblo de Dios. Es sorprendente cuan superficial realmente es la fe de algunos. Por solo un poco de dinero la fe se deja de lado a cambio de la falsedad.
¿Puede el hombre de Dios seguir en su servicio al Señor? Sí puede, pero deben huir de la doctrina falsa y esclavizadora. Debe ir tras la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Debe pelear la buena fe y mantener su vista en el precio de la vida eterna. Debe ser fiel a Aquel que primero lo ha llamado a la batalla.

PARA DISCUSIÓN

1. Como cristiano, ¿cómo debería usted tratar a un empleado o jefe verdaderamente cristiano? ¿Por qué?
2. ¿Hay todavía personas que creen que “la ganancia es piedad”; o que si usted tiene dinero o poder es por causa de la piedad o la bendición?
3. Hable sobre los peligros de la riqueza y del poder. ¿Cuáles son algunas maldades que pueden surgir del amor al dinero?
4. Comente acerca de lo que le toma a usted estar verdadera­mente contento. ¿Por qué es difícil de alcanzar el contentamiento?

Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.

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