Leyendo La Biblia En 1 Año: Enero 9

biblia1year Genesis 20:1-22:24

Mateo 7:15-29

Salmo 9:1-12

Proverbios 2:16-22


 
Genesis 20:1-22:24

20.1 Abraham se trasladó hacia el sur, al Neguev, y vivió un tiempo entre Cades y Sur; luego siguió hasta Gerar. Mientras vivía allí como extranjero, 2 Abraham presentó a su esposa, Sara, diciendo: «Ella es mi hermana». Entonces el rey Abimelec de Gerar mandó llamar a Sara e hizo que la trajeran ante él a su palacio.
3 Esa noche Dios se le apareció a Abimelec en un sueño y le dijo:
—Eres hombre muerto, porque esa mujer que has tomado, ¡ya está casada!
4 Sin embargo, Abimelec todavía no había dormido con ella, así que dijo:
—Señor, ¿destruirás a una nación inocente? 5 ¿Acaso no me dijo Abraham: “Ella es mi hermana”? Y ella misma dijo: “Sí, él es mi hermano”. ¡Yo he actuado con total inocencia! Mis manos están limpias.
6 En el sueño, Dios respondió:
—Sí, yo sé que tú eres inocente. Por eso no permití que pecaras contra mí ni dejé que la tocaras. 7 Ahora devuelve la mujer a su esposo; y él orará por ti, porque es profeta. Entonces vivirás; pero si no la devuelves, puedes estar seguro de que tú y todo tu pueblo morirán.
8 A la mañana siguiente, Abimelec se levantó temprano y enseguida reunió a todos sus siervos. Cuando les dijo a sus hombres lo que había ocurrido, ellos quedaron aterrados. 9 Entonces Abimelec mandó llamar a Abraham.
—¿Qué nos has hecho? —preguntó—. ¿Qué delito he cometido que merezca un trato como éste, que nos haces culpables a mí y a mi reino de este gran pecado? ¡Nadie debería hacer jamás lo que tú has hecho! 10 ¿Qué te llevó a cometer semejante acto?
11 Abraham contestó:
—Yo pensé: “Éste es un lugar donde no hay temor de Dios. Ellos querrán tener a mi esposa y me matarán para conseguirla”. 12 Ella de verdad es mi hermana, pues ambos tenemos el mismo padre, aunque diferentes madres; y yo me casé con ella. 13 Cuando Dios me llamó a abandonar la casa de mi padre y a viajar de lugar en lugar, le dije a ella: “Hazme un favor, por donde vayamos, dile a la gente que yo soy tu hermano”.
14 Entonces Abimelec tomó algunas de sus ovejas y cabras, ganado y también siervos y siervas, y entregó todo a Abraham. Además le devolvió a su esposa, Sara. 15 Después Abimelec le dijo:
—Revisa mis tierras y escoge cualquier lugar donde te gustaría vivir.
16 Y le dijo a Sara:
—Mira, le entrego a tu “hermano” mil piezas de plata[a] en presencia de todos estos testigos, para compensarte por cualquier daño que pudiera haberte causado. Esto resolverá todo reclamo contra mí, y tu reputación quedará limpia.
17 Entonces Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su esposa y a sus siervas para que pudieran tener hijos. 18 Pues el Señor había hecho que todas las mujeres quedaran estériles debido a lo que pasó con Sara, la esposa de Abraham.
21.1 El Señor cumplió su palabra e hizo con Sara exactamente lo que había prometido. 2 Ella quedó embarazada y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez. Esto ocurrió justo en el tiempo que Dios dijo que pasaría. 3 Y Abraham le puso por nombre a su hijo, Isaac. 4 Ocho días después del nacimiento, Abraham circuncidó a Isaac, tal como Dios había ordenado. 5 Abraham tenía cien años de edad cuando nació Isaac.
6 Sara declaró: «Dios me hizo reír.[b] Todos los que se enteren de lo que sucedió se reirán conmigo. 7 ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría a un bebé? Sin embargo, ¡le he dado a Abraham un hijo en su vejez!».
8 Cuando Isaac creció y estaba a punto de ser destetado, Abraham preparó una gran fiesta para celebrar la ocasión. 9 Pero Sara vio que Ismael —el hijo de Abraham y de su sierva egipcia Agar— se burlaba de su hijo Isaac.[c] 10 Entonces ella se dirigió a Abraham y le exigió: «Echa fuera a esa esclava y a su hijo. Él no compartirá la herencia con mi hijo Isaac. ¡No lo permitiré!».
11 Esto disgustó mucho a Abraham, porque Ismael era su hijo; 12 pero Dios le dijo a Abraham: «No te alteres por el muchacho y tu sierva. Haz todo lo que Sara te diga, porque Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes. 13 Yo también haré una nación de los descendientes del hijo de Agar, porque él también es hijo tuyo».
14 Así que a la mañana siguiente Abraham se levantó temprano, preparó comida y un recipiente de agua, y amarró todo a los hombros de Agar. Luego la despidió junto con su hijo, y ella anduvo errante por el desierto de Beerseba.
15 Cuando se acabó el agua, Agar puso al muchacho a la sombra de un arbusto. 16 Entonces se alejó y se sentó sola a unos cien metros de distancia.[d] Se echó a llorar y dijo: «No quiero ver morir al muchacho».
17 Pero Dios escuchó llorar al muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo: «Agar, ¿qué pasa? ¡No tengas miedo! Dios ha oído llorar al muchacho, allí tendido en el suelo. 18 Ve a consolarlo, porque yo haré de su descendencia una gran nación».
19 Entonces Dios abrió los ojos de Agar, y ella vio un pozo lleno de agua. Enseguida llenó su recipiente con agua y dio de beber al niño.
20 El muchacho creció en el desierto, y Dios estaba con él. Llegó a ser un hábil arquero, 21 se estableció en el desierto de Parán, y su madre arregló que se casara con una mujer de la tierra de Egipto.
22 En esos días, Abimelec fue con Ficol, el comandante de su ejército, a visitar a Abraham.
—Es obvio que Dios está contigo, ayudándote en todo lo que haces —dijo Abimelec—. 23 Júrame en nombre de Dios que nunca me engañarás ni a mí, ni a mis hijos, ni a ninguno de mis descendientes. Yo te he sido leal, así que ahora jura que tú me serás leal a mí y a esta nación donde vives como extranjero.
24 Abraham respondió:
—¡Sí, lo juro!
25 Entonces Abraham se quejó con Abimelec por un pozo que los siervos de Abimelec habían quitado por la fuerza a los siervos de Abraham.
26 —No sabía nada —respondió Abimelec—. No tengo idea de quién es el responsable. Nunca antes te has quejado de este asunto.
27 Entonces Abraham le dio a Abimelec algunas de sus ovejas y cabras, y cabezas de ganado, y los dos hicieron un tratado. 28 Pero Abraham además tomó otras siete corderas y las puso aparte. 29 Y Abimelec preguntó:
—¿Por qué has puesto estas siete separadas de los demás?
30 Abraham respondió:
—Por favor, recibe estas siete corderas en señal de que aceptas que yo cavé este pozo.
31 Luego Abraham puso por nombre a ese lugar Beerseba (que significa: «pozo del juramento»), porque fue allí donde ambos hicieron el juramento.
32 Después de haber hecho el pacto en Beerseba, Abimelec partió junto con Ficol, el comandante de su ejército, y los dos regresaron a su hogar, en tierra de los filisteos. 33 Luego Abraham plantó un tamarisco en Beerseba, y allí adoró al Señor, Dios Eterno.[e] 34 Y Abraham vivió como extranjero en la tierra de los filisteos durante mucho tiempo.
La prueba de fe de Abraham
22.1 Tiempo después, Dios probó la fe de Abraham.
—¡Abraham! —lo llamó Dios.
—Sí —respondió él—, aquí estoy.
2 —Toma a tu hijo, tu único hijo —sí, a Isaac, a quien tanto amas— y vete a la tierra de Moriah. Allí lo sacrificarás como ofrenda quemada sobre uno de los montes, uno que yo te mostraré.
3 A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano. Ensilló su burro y llevó con él a dos de sus siervos, junto con su hijo Isaac. Después cortó leña para el fuego de la ofrenda y salió hacia el lugar que Dios le había indicado. 4 Al tercer día de viaje, Abraham levantó la vista y vio el lugar a la distancia. 5 «Quédense aquí con el burro —dijo Abraham a los siervos—. El muchacho y yo seguiremos un poco más adelante. Allí adoraremos y volveremos enseguida».
6 Entonces Abraham puso la leña para la ofrenda sobre los hombros de Isaac, mientras que él llevó el fuego y el cuchillo. Mientras caminaban juntos, 7 Isaac se dio vuelta y le dijo a Abraham:
—¿Padre?
—Sí, hijo mío —contestó Abraham.
—Tenemos el fuego y la leña —dijo el muchacho—, ¿pero dónde está el cordero para la ofrenda quemada?
8 —Dios proveerá un cordero para la ofrenda quemada, hijo mío —contestó Abraham.
Así que ambos siguieron caminando juntos.
9 Cuando llegaron al lugar indicado por Dios, Abraham construyó un altar y colocó la leña encima. Luego ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar, encima de la leña. 10 Y Abraham tomó el cuchillo para matar a su hijo en sacrificio. 11 En ese momento, el ángel del Señor lo llamó desde el cielo:
—¡Abraham! ¡Abraham!
—Sí —respondió Abraham—, ¡aquí estoy!
12 —¡No pongas tu mano sobre el muchacho! —dijo el ángel—. No le hagas ningún daño, porque ahora sé que de verdad temes a Dios. No me has negado ni siquiera a tu hijo, tú único hijo.
13 Entonces Abraham levantó los ojos y vio un carnero que estaba enredado por los cuernos en un matorral. Así que tomó el carnero y lo sacrificó como ofrenda quemada en lugar de su hijo. 14 Abraham llamó a aquel lugar Yahveh-jireh (que significa «el Señor proveerá»). Hasta el día de hoy, la gente todavía usa ese nombre como proverbio: «En el monte del Señor será provisto».
15 Luego el ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo.
16 —El Señor dice: Ya que me has obedecido y no me has negado ni siquiera a tu hijo, tu único hijo, juro por mi nombre que 17 ciertamente te bendeciré. Multiplicaré tu descendencia[f] hasta que sea incontable, como las estrellas del cielo y la arena a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos; 18 y mediante tu descendencia, todas las naciones de la tierra serán bendecidas. Todo eso, porque me has obedecido.
19 Luego volvieron al lugar donde estaban los siervos y viajaron de regreso a Beerseba, donde Abraham siguió habitando.
20 Poco tiempo después, Abraham oyó que Milca, la esposa de su hermano Nacor, le había dado a Nacor ocho hijos. 21 El mayor se llamaba Uz, el siguiente era Buz, seguido por Kemuel (antepasado de los arameos), 22 Quésed, Hazó, Pildás, Jidlaf y Betuel. 23 (Betuel fue el padre de Rebeca). Además de esos ocho hijos de Milca, 24 Nacor tuvo otros cuatro hijos con su concubina Reúma. Sus nombres eran Teba, Gahán, Tahás y Maacá.

Notas al pie:
[a] Génesis 20:16 En hebreo 1000 [siclos] de plata, aproximadamente 11,4 kilogramos ó 25 libras de peso.
[b] Génesis 21:6 El nombre Isaac significa «él ríe».
[c] Génesis 21:9 Así aparece en la versión griega y en la Vulgata Latina; en hebreo falta de su hijo, Isaac.
[d] Génesis 21:16 En hebreo a distancia de un tiro con arco.
[e] Génesis 21:33 En hebreo El-Olam.
[f] Génesis 22:17 En hebreo simiente; también en 22:17b, 18.

Mateo 7:15-29

7.15 »Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas inofensivas pero en realidad son lobos feroces. 16 Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o higos de los cardos? 17 Un buen árbol produce frutos buenos y un árbol malo produce frutos malos. 18 Un buen árbol no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. 19 Por lo tanto, todo árbol que no produce frutos buenos se corta y se arroja al fuego. 20 Así es, de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones.
21 »No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Sólo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 22 El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor! Profetizamos en tu nombre, expulsamos demonios en tu nombre e hicimos muchos milagros en tu nombre”. 23 Pero yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”.
24 »Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida. 25 Aunque llueva a cántaros y suban las aguas de la inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendrá abajo porque está construida sobre un lecho de roca. 26 Sin embargo, el que oye mi enseñanza y no la obedece es un necio, como la persona que construye su casa sobre la arena. 27 Cuando vengan las lluvias y lleguen las inundaciones y los vientos golpeen contra esa casa, se derrumbará con un gran estruendo».
28 Cuando Jesús terminó de decir esas cosas, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, 29 porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa.

Salmos 9:1-12

9.1 Te alabaré, Señor, con todo mi corazón;?    contaré de las cosas maravillosas que has hecho.
2 Gracias a ti, estaré lleno de alegría;?    cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.
3 Mis enemigos retrocedieron,?    tambalearon y murieron cuando apareciste.
4 Pues has juzgado a mi favor;?    desde tu trono juzgaste con imparcialidad.
5 Reprendiste a las naciones y destruiste a los malvados;?    borraste sus nombres para siempre.
6 El enemigo está acabado, quedó en ruinas eternas;?    las ciudades que arrancaste de raíz ya pasaron al olvido.
7 Pero el Señor reina para siempre,?    desde su trono lleva a cabo el juicio.
8 Juzgará al mundo con justicia?    y gobernará a las naciones con imparcialidad.
9 El Señor es un refugio para los oprimidos,?    un lugar seguro en tiempos difíciles.
10 Los que conocen tu nombre confían en ti,?    porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.
11 Canten alabanzas al Señor, que reina en Jerusalén.[a]?    Cuéntenle al mundo acerca de sus inolvidables hechos.
12 Pues el vengador de los que son asesinados cuida de los indefensos;?    no pasa por alto el clamor de los que sufren.

Notas al pie:
[a] Salmos 9:11 En hebreo Sión; también en 9:14.

Proverbios 2:16-22

2.16 La sabiduría te librará de la mujer inmoral,?    de las palabras seductoras de la mujer promiscua.
17 Ella abandonó a su marido?    y no hace caso del pacto que hizo ante Dios.
18 Entrar a su casa lleva a la muerte;?    es el camino a la tumba.[a]
19 El hombre que la visita está condenado;?    nunca llegará a los senderos de la vida.
20 Tú, en cambio, sigue los pasos de los hombres buenos?    y permanece en los caminos de los justos.
21 Pues sólo los justos vivirán en la tierra?    y los íntegros permanecerán en ella.
22 Pero los perversos serán quitados de la tierra,?    y los traidores serán arrancados de raíz.

Notas al pie:
[a] Proverbios 2:18 En hebreo a los espíritus de los muertos.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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