La visión de Juan de Jesús entre sus iglesias (Ap. 1) Parte II

Texto: Apocalipsis 1:12-20

Versículo clave: “Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” Apocalipsis 1:18

Jesús vive entre su pueblo. El objetivo de cada iglesia debería ser agradarle a Él. Que la luz de Cristo pueda brillar a través de nosotros en las tinieblas de este mundo.

UNA PRIMERA MIRADA

El primero de una serie de eventos es altamente significativo. Lo que sucede de primero establece un patrón para las cosas que sucedan más adelante. Los versículos que estudiemos hoy son una clave para entender el remanente de este libro. Si no comprendemos en su totalidad este mensaje, gran parte de lo que resta del libro será un misterio para nosotros.
Este es un relato de la primera visión de una serie de visiones que Dios le dio a Juan en la isla de Patmos. En este momento Juan era un hombre mayor, tal vez finalizando sus 80 años. Durante la mayor parte de su vida, Juan había servido al Señor como predicador y como misionero, y Dios lo había escogido para escribir este libro final del Nuevo Testamento. Juan había escrito otros cuatro libros, convirtiéndolo en el segundo después de Pablo en la cantidad de libros dados a través de él.
Esta revelación llegó a Juan cuando estaba llevando a cabo su rutina normal. Él estaba adorando en el día del Señor, el cual era el primer día de la semana, y estaba adorando en espíritu y en verdad como Jesús le había enseñado que hiciera. Sólo la eternidad revelará las grandes bendiciones que vendrán sobre aquellos que regular y fielmente adoran a Jesús en una iglesia nuevo testamentaria. No hay sustituto alguno para adorar en espíritu y verdad.
Mientras él estaba adorando, Jesús vino a Juan en esta manera especial y así comenzó una serie de visiones que simbolizarían para nosotros los eventos que cumplirán la gran profecía de Daniel 9:24. Jesús nos reveló a Juan y a nosotros cómo terminaría la transgresión, cómo se haría la culminación de los pecados, cómo se haría la reconciliación debido a la iniquidad, cómo se introduciría la justicia eterna, cómo se sellaría la visión y la profecía y lo más importante, cómo el Santo Hijo Unigénito de Dios sería ungido como rey del universo.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. La primera visión [Apocalipsis 1:12-16]

12. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 13. y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 14. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 15. y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. 16. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos fi los; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

Mientras Juan estaba adorando, oyó lo que sonaba como una trompeta tras de él. El sonido de la trompeta estaba hablando, y él oyó el gran mensaje identificando al emisor como Jesús. La voz le dio a Juan indicaciones específicas de escribir lo que oyera y dónde enviar el mensaje. Juan hizo lo que nosotros hubiéramos hecho; volvió su rostro hacia el sonido que provenía detrás de él. Cuando lo hizo, vio la primera visión, y fielmente la documentó para nosotros.
Observe que Juan no interpretó esta visión por nosotros. Simplemente reportó lo que vio. Juan estaba familiarizado con la apariencia física de Jesús. Él estuvo cerca de Jesús durante su ministerio y él conoció a Jesús después de la resurrección. Juan amó y conoció a Jesús, y aquí le obedeció y escribió lo que vio, dejando la interpretación a aquellos que leyeran por sí mismos la visión.
Las primeras cosas que Juan vio fueron siete candeleros de oro o candelabros. Como Jesús más adelante lo explicaría, había siete iglesias a las cuales esta carta debía ser dirigida. Es relevante que este libro se dirige a iglesias y que la primera visión que Juan tuvo fue de las iglesias (Ef. 3:21). Las iglesias del Señor son la sal de la tierra, la luz del mundo y el pilar y la base de la verdad. Nosotros jamás debemos de desestimar la importancia de nuestra membresía en una iglesia nuevo testamentaria y debemos tener compañerismo con ella. Este escritor cree que si usted no entiende la verdad sobre la iglesia nuevo testamentaria, nunca podrá entender el libro de Apocalipsis.
En medio de los siete candeleros, Juan vio una fi gura humana como el Hijo del Hombre. Esto significa que la fi gura que Juan vio fuertemente asemeja al Jesús que había conocido, pero que también era diferente en algunos sentidos. Es importante comprender que en el cielo conoceremos como fuimos conocidos. Nos reconoceremos los unos a los otros después de la muerte, pero todos seremos cambiados. Hay una semejanza entre su presencia terrenal y su cuerpo celestial, pero no es exacta. El hombre que Juan vio estaba completamente vestido con una túnica que cubría sus pies, y tenía un cinto de oro alrededor de su pecho.
Su cabeza era blanca, como una lana blanca, tan blanca como la nieve fresca, y sus ojos brillaban como llama de fuego. Sus pies eran visibles y se asemejaban al bronce bruñido que había sido cuidadosamente refinado en un horno. Su voz era fuerte y alta, parecida a un estruendo de muchas aguas o un gran río apresurado.
Lo más que sabemos es que Juan no había visto a Jesús por unos sesenta años. Ahora, lo vio vestido como un juez. Todos, el pelo blanco, las túnicas blancas y los pies de color bronce son emblemas de autoridad y juicio. Su voz es un conjunto de muchos riachuelos de sabiduría que da como resultado una fuerza conforman un río muy poderoso.
Claramente la espada de dos fi los es la Palabra de Dios. Conforme aprenderemos luego, las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los candeleros son las iglesias mismas.
Analice esta visión cuidadosamente y asegúrese que la comprenda por completo. Entender y aceptar esta primera visión establece un patrón para entender las demás visiones y revelaciones de este libro. De igual forma, si esta primera visión es un misterio para nosotros, tenemos poca esperanza de interpretar de manera precisa aquellas que siguen.

II. La reacción [Apocalipsis 1:17, 18]

17. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18. y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

Juan reaccionó como cualquiera lo hubiera hecho ante esta asombrosa visión. Él se postró ante la fi gura. De pronto sintió como si hubiera muerto en el lugar. Por supuesto, Juan no estaba muerto, él se había espantado embargado de emoción por la majestad y el poder de lo que estaba viendo. Nuestros sentidos físicos pueden sobrecargarnos de tal manera que nuestros cuerpos reaccionen simplemente apagando nuestras mentes. Esto da como resultado una pérdida de control sobre nuestros cuerpos a lo cual le llamamos desmayarse.
Juan reaccionó desmayándose; Jesús reaccionó de una manera comprensiva y lo entendió. El propósito de Jesús al venir a Juan no era abrumar sus sentidos. Jesús estaba ahí para darle un mensaje para los siglos. Es importante que Juan fuera un participante dispuesto en las revelaciones y las visiones que vendrían después. Para hacer eso Juan debía ser fortalecido para la labor que tenía por delante. Juan seguiría adelante para ver algunas cosas fantásticas y realmente aterrorizantes. Él necesitaría fuerzas y entendimiento para los días que habrían de venir; así que Jesús comenzó dándole fuerza a este gran apóstol.
Lo primero que Jesús hizo fue tocar a Juan. Observe cuántas a veces en su ministerio terrenal Jesús tocó a alguien. Él tocó los ojos de los ciegos. Él tocó a los leprosos y a las personas enfermas. A menudo se extendió con un toque sanador hacia aquellos que son ignorados. Aquí Jesús aparece en gloria y esplendor como el Juez justo del universo, pero también es el Salvador compasivo y el amigo que se extiende y toca al apóstol titubeante que se había caído delante de él. Que maravillosa revelación del carácter de nuestro Señor. Él es tocado por nuestra debilidad y cuando somos débiles está dispuesto a extenderse y brindarnos a cada uno una ayuda, una mano sanadora.
Entonces Jesús le habló a Juan. Las primeras palabras que le dijo fueron “no temas” (versículo 17). Jesús leyó la mente de Juan. Naturalmente Juan estaba atemorizado ante la gran visión que contemplaba, pero no había ahí nada que lo debiera haber atemorizado. Todo lo que Juan vio era para su bien. Este es un punto vital. El libro de Apocalipsis no es un libro de terror que nos deba asustar. Es un libro de esperanza, narrando las historias de Dios que traerán paz a la tierra y buena voluntad a los hombres. Tanto en aquel entonces como hoy día un hijo de Dios nacido de nuevo no tiene absolutamente nada a que temerle en la segunda venida de Jesús.
La declaración de Jesús no es un tópico vacío (una declaración aburrida). Él le da a Juan una valiosa razón para que deje de lado sus temores. Jesús es el primero y el último. Todo lo demás está en medio. Jesús estaba ahí en la creación del mundo, y él estará ahí cuando finalice. Él está en control de los grandes eventos que le dieron al universo vida, y él está en control de las fuerzas que terminarán el mundo. Él también está ahí en todo lo que está en medio. En ese hecho hay un gran consuelo.
Entonces Jesús es el único que está vivo. Él es el Dios vivo, en oposición a la muerte de los ídolos sin vida que los hombres han hecho para sí mismos. Jesús estuvo muerto, y después de la muerte está vivo para siempre. Jamás morirá, y aquellos que vivan y crean en Él jamás morirán. Aquí hay otra razón por la que no debemos temer jamás, sin importar lo que la vida nos depare. Podemos vivir sin temor sabiendo que iremos al cielo cuando muramos.
Jesús también sostiene las llaves a la muerte y al infierno. La muerte es el gran enemigo, el horror silencioso de nuestras vidas físicas. La muerte es el pequeño secreto sucio que nos persigue desde la cuna hasta la tumba. Nosotros vivimos a su sombra todas nuestras vidas. Sin embargo, Jesús tiene la llave a la muerte. Él abre la muerte a su voluntad para que aquellos que estén en Él puedan moverse de la vida a la muerte y de vuelta nuevamente a la vida física. Él también tiene las llaves del infierno. El infierno es el gran enemigo de nuestras almas. El infierno es el lugar de descanso final y definitivo para todos los que no quieran a Dios en sus vidas. El infierno es un vertedero eterno de basura donde todos los que han rechazado al Señor pasarán la eternidad. Jesús tiene la llave al infierno. Es a través de nuestra relación con Él que escapamos del infierno. Nadie debería ir ahí. A través del arrepentimiento y la fe sencilla en Jesús, nosotros podemos escapar del infierno eternamente. Que seguridad más maravillosa le ofrece esto a quienes lo acepten.

III. Las primeras instrucciones de parte de Jesús [Apocalipsis 1:19, 20]

19. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. 20. El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.

Aquí tenemos la clave para interpretar este libro. Jesús mismo dividió el libro en tres secciones. La primera parte es de las cosas que Juan había visto. Esto se refiere a la visión que tenía delante de él y a las demás cosas que él vería más adelante. Luego, él debía escribir las cosas que son. Esto se representa en la carta a las siete iglesias en los capítulos 2 y 3. Entonces Juan debía escribir sobre las cosas que anunciarán el fi n de las edades; las cosas que sucederán de ahora en adelante. Éste es el mensaje en los capítulos 4 hasta el 22. De esta manera nuestro Señor mismo
dividió este libro. Nosotros no debemos ignorar este esquema divino.
Entonces Jesús comenzó dándole a Juan una explicación de las cosas que le eran desconcertantes. Jesús reveló que las siete estrellas representaban a los siete ángeles de las siete iglesias mencionadas en el versículo 11. Los siete candeleros representan a las iglesias mismas. Hay una hermosa imagen en estos símbolos. Las iglesias de Jesús son la luz del mundo. Así como los hombres iluminan una lámpara y la ponen en un candelero, así una iglesia sirve como un atril para la luz de la verdad permitiendo que esa luz haga resplandecer todo lo que le rodea.
Así como una estrella guía más que la luz, así las siete estrellas representan la fuerza constante, consistente y guía que Dios le da a cada una de sus iglesias. Esa dirección proviene principalmente de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo, pero también hay otras cosas celestiales que fungen en una iglesia para permitir que esa congregación haga la voluntad de Dios y le dé honor y gloria a Él.

UNA PALABRA FINAL

Observe que había un hombre entre las estrellas y los candeleros. Así de magníficas como eran estas cosas, la figura de nuestro Señor resucitado lo fue mucho más. Juan no se cayó porque viera los candeleros y las estrellas; se cayó porque vio a Jesús. Jesús es el principio y el fi n, no las lámparas y las estrellas. Alfa es la primera letra del alfabeto griego y Omega es la última. Éste es un símbolo que nos dice que Jesús está en nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
El libro de Apocalipsis se trata de la presencia de Jesús en el mundo y en el corazón de cada creyente. Es una afirmación del simple hecho que Dios está ahí. Él no ha sido removido a gran distancia, allá arriba, o ahí afuera en alguna parte. Jesús está a la mano, tan cerca como su próxima oración, y está listo para ayudarnos a usted y a mí a alcanzar su voluntad entretanto estemos en la tierra. Cuando él acabe con nosotros aquí, nos recibirá en el cielo para reinar con Él eternamente. ¡Qué libro más hermoso estamos estudiando!

PARA DISCUSIÓN

1. ¿Qué significa para usted que los candeleros (iglesias) fueran hechos de oro?
2. ¿Cuáles son las implicaciones de que Jesús se observe en medio de los candeleros (iglesias)?
3. ¿Qué quiere decir que cada iglesia era vista como un candelero? ¿Qué hace un candelero?
4. ¿Qué quiere decir que sus ojos eran como llamas de fuego y que una espada salía de su boca?

 

 Devocionales Diarios

D. — ¡Así alumbre vuestra luz! Mateo 5:14-16.
M. — El Hijo del hombre, Hebreos 2:14-17.
T. — Más afilada que una espada, Hebreos 4:12.
W. — Gloria en la iglesia, Efesios 3:20, 21.
T. — Él siempre está presente, Mateo 28:18-20.
F. — Allí estoy yo en medio, Mateo 18:20.
S. — Resplandeced como luminares en el mundo, Filipenses 2:14-16.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_bye.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_good.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_negative.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_scratch.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_wacko.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_yahoo.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_cool.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_heart.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_rose.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_smile.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_whistle3.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_yes.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_cry.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_mail.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_sad.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_unsure.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_wink.gif