Mensaje a Efeso— La iglesia sin amor (Ap. 2:1-7)

Texto: Apocalipsis 2:1-7

Versículo clave:
“Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. ”Apocalipsis 2:5

El amor y el servicio a Jesús deben ser la motivación primordial y la actividad en toda iglesia verdadera. Todo ministerio, servicio, obra y acciones deben proceder del afecto por Jesús.

UNA PRIMERA MIRADA

En la medida que llegamos a las cartas a las siete iglesias, tenemos que preguntarnos, ¿por qué se seleccionaron específicamente estas iglesias? Había muchas otras iglesias en Asia en esta época. Algunas de estas iglesias sólo se mencionan aquí. Obviamente, Jesús tenía una razón para seleccionar específicamente estas iglesias para que recibieran este mensaje.
Este escritor cree que hay dos respuestas a esta pregunta. Primero, éstas son iglesias típicas. Todas las iglesias en el mundo calzan en una de estas categorías. Ante los ojos de Dios toda iglesia será como una de estas iglesias. Tenemos que tener en mente que Jesús hizo la evaluación de estas iglesias, no los hombres. La prueba verdadera no es si somos felices o no con nuestra iglesia, sino si Jesús está feliz con nosotros, o no.
Observe que cada una de estas iglesias también puede representar periodos a través de la era eclesiástica. Viendo atrás en la historia, podemos ver ciertos periodos que han sido dominados por ciertos tipos de iglesias. También debemos tener en mente que todo el libro de Apocalipsis fue escrito específicamente a estas siete iglesias. Se esperaba que ellas lo leyeran y lo entendieran todo.
El libro de Apocalipsis es el relato de una gran guerra espiritual bramando detrás de las escenas de la historia. En ese conflicto las iglesias de Jesús están al frente de la batalla. Son la luz del mundo. Como cualquier luz, sirven el doble propósito de iluminar y de guiar. Son la sal de la tierra, actuando como un preservante que ejerce su influencia fuera de proporción a su tamaño. Las iglesias del Señor son el pilar y la base de la verdad. Son el lugar de descanso final de la verdad, enseñando lecciones que no pueden ser aprendidas en ningún otro lugar. Mantenga todo esto en mente conforme estudiamos estas magníficas cartas.

UNA MIRADA MÁS CERCANA [Apocalipsis 2:1-3, 6]

1. Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2. Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3. y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 6. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

Cada una de estas cartas va dirigida al ángel de la iglesia. Muchos comentaristas parecen creer que el ángel es el pastor de la iglesia porque el término ángel a menudo quiere decir “mensajero”. No obstante, el término ángel se usa 51 veces en Apocalipsis y en todos los demás ejemplos se refiere al ser celestial, lo que normalmente pensamos que es un ángel. No es irracional pensar que Dios ha asignado un ser celestial que vele por el bienestar de cada una de sus iglesias. Algo está claro; al final cada iglesia debía recibir estas cartas.
Observe una vez más que a estas iglesias se les llama candeleros, o candelabros. Por sí mismas no son la luz, pero sostienen la luz para que otros las vean. Jesús es la Luz del mundo; sus iglesias llevan y reflejan esa Luz (Jn. 1:8, 9). Hay verdades espirituales desconocidas para el hombre natural. Ninguna otra organización tiene conocimiento de la verdad que una iglesia está comisionada a contarle al mundo. Las iglesias del Señor tienen que hacer brillar la moral y la luz redentora del evangelio en un mundo oscuro. Jamás debemos olvidar que es trabajo de las iglesias contarle la verdad al mundo. No estamos aquí para abrirnos camino a través de un mundo difícil, reuniéndonos en un retiro tímido para sobrevivir hasta que el Señor vuelva. Tenemos que ejercer una influencia, y estas cartas a las siete iglesias establecen ese hecho.
Como Jesús anduvo entre los candeleros, él conocía las obras de sus iglesias. Esta frase se repite en cada una de las siete cartas. Jesús es el Señor de cada una de sus iglesias. Como tal su relación es de manos a la obra con toda iglesia verdadera. Nosotros tenemos que tener en mente que Jesús es la Cabeza de nuestra iglesia. La responsabilidad del cuerpo es responder a los deseos de la cabeza.
Jesús comenzó felicitando a la iglesia en Éfeso, y había mucho que admirar. En Hechos 19 leemos la historia de la iglesia de Éfeso. Pablo laboró ahí por varios años y ésta fue una de las grandes obras hechas por el apóstol Pablo. Más adelante Timoteo también sirvió en esta congregación. Jesús dijo muchas cosas encomiables acerca de esta iglesia. Primero, los elogió por ser obreros. No eran calentadores espirituales de bancas. Tomaron su fe con seriedad y la pusieron en práctica en sus vidas diarias.
Segundo, eran doctrinalmente correctos. Habían resistido el mal y habían probado a aquellos que aclamaban falsamente ser apóstoles. Estas personas no se dejaban llevar con cada viento de doctrina que se les interpusiera. Lo tercero que Jesús les elogió fue su perseverancia. Pacientemente habían trabajado y no habían desmayado aún de cara a la creciente persecución. Éstos eran cristianos determinados y resistentes trabajando fielmente para el Señor en medio de una situación difícil.
Éfeso era el hogar del templo de Diana, y como tal, estaba sumida en la idolatría; no obstante, estos discípulos dedicados Añadido a eso, los efesios habían resistido la doctrina de odio de los nicolaítas. Más adelante en esta carta ésta se menciona por una razón. Estas personas aún tenían la pasión sobre algunas cosas, y aquí eran donde debían retomar el camino a la recuperación espiritual. Aprenderemos más acerca de los nicolaítas en la carta a Pérgamo. Brevemente, los nicolaítas eran personas que decían tener un poder y una posición espiritual especial pero que vivían vidas malas y se las querían imponer a otros.
Aparentemente ésta era una iglesia sin problemas, pero rápidamente aprendemos que éste no es el caso.

II. Conozco tu debilidad [Apocalipsis 2:4]

4. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

A pesar de todos los rasgos encomiables de los efesios, había algo terriblemente malo. Jesús lo puso de manera simple: “has dejado tu primer amor”. Él añadió que si no corregían eso removería su candelero. Éste era un asunto serio con consecuencias funestas. Aquí naturalmente queremos saber cuál era su “primer amor” (versículo 4). La respuesta es obvia. Éste era el amor que las personas sentían por Jesús cuando primero se convertían a Él.
Vea una pareja que acaba de enamorarse. No les apena su devoción y deseo el uno hacia el otro. Así es con un cristiano cuando primero viene a Jesús. Le asombra pensar que realmente es salvo y que Jesús vive en su corazón. Un hijo de Dios recién nacido tiene hambre de compañerismo con Dios y el pueblo de Dios. Alegremente sirve al Señor bajo el impacto del primer amor. Para él nada es tan difícil o vergonzoso de hacer por el Señor. Realmente desea vivir para Jesús y servirle cada día.
Pero gradualmente llega un cambio, un giro casi imperceptible de enfoque en la vida. Nos ocupamos y poco a poco otras cosas y otras personas toman el primer lugar en nuestras vidas. Puede que aún estemos haciendo las cosas, pero ahora las hacemos por una razón diferente. Cuando nuestros motivos cambian, hemos perdido el primer amor. Puede que sirvamos por trabajo o por hábito, aún por sentido de obligación, pero ya no estamos motivados por el simple hecho que amamos a Jesús.
Pronto perdemos el gozo de nuestra salvación. El servicio cristiano se convierte en rutina. Nos sentimos como si ya hubiéramos oído y visto todo. El servicio viene a ser gris y mecánico. Entonces, perdemos la capacidad de amar a otros. La gran razón bíblica por la cual podemos amarnos los unos a los otros es porque Jesús primero nos amó a nosotros. Si perdemos conciencia del amor de Jesús hacia nosotros, veremos que nuestro amor se volverá egoísta. Nos volveremos críticos y comenzaremos a quejarnos. Perderemos la compasión hacia cualquiera que no esté de acuerdo con nosotros.
Todo esto terminará en una pérdida de perspectiva. Nuestros propios deseos carnales se convertirán en mi principal preocupación. En vez de hacer lo que le agrada a Dios, intercambiaremos el enfoque para hacer lo que nos agrada a nosotros. Si no estamos felices, vendremos a ser intocables y sensibles. Estamos centrados en nuestro propio consuelo personal, y al final, ya no pensamos en agradar a Dios.
En algún momento y hasta cierto punto esto nos ha pasado a todos nosotros. Cuando nos vemos fríos e indiferentes hacia Jesús y su amor hacia nosotros, necesitamos tomar una acción correctiva inmediata.

III. Yo conozco el remedio [Apocalipsis 2:5, 7]

5. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 7. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del ángel de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

El peligro aquí es grande. A los efesios se les dijo que se arrepintieran. Si el candelero es removido, la iglesia ya no podrá arrojar la luz del evangelio sobre las necesidades de un mundo perdido y decadente. Literalmente a nadie le interesa cuánto sabe usted a menos que sepan cuánto se preocupa usted. No hay sustituto alguno para el amor, y el amor hacia otros comienza en nuestro amor por Jesús.
¿Qué podemos hacer cuando el amor se va enfriando? Jesús nos dio tres pasos claros y específicos que seguir: debemos recordar, arrepentirnos y volver. Es así de simple.
Primero mire hacia atrás. Recuerde como se sintió y qué hizo cuando primero se convirtió. Recuerde el gozo que usted tenía en su corazón y la cercanía que sintió por Jesús. Recuerde la fortaleza interna que Él le dio día tras día. Recuerde la tranquilidad que tenía cuando oraba. Recuerde el placer que recibía en el compañerismo con otros cristianos y cuanto usted deseaba oír la Palabra predicada y aprender más de la verdad. Para muchos una conciencia clara es sencillamente una memoria pobre.
Luego, arrepiéntase. Cambie su mente. Cambie su mente sobre Jesús; sobre quién es Él y sobre qué está haciendo en su vida. Renuncie a su espíritu crítico y su actitud quejumbrosa. Ponga a Jesús de vuelta en el centro de su vida y centre toda su actividad en Él. Suena elemental, pero cuando nos encontramos en el camino equivocado, la única cura es regresar de inmediato y comenzar de nuevo en la dirección correcta.
Finalmente, regrese. Haga las cosas que hacía al principio. Lea su Biblia fervientemente. Asista regularmente a la iglesia. Ore todos los días. Dé generosamente. Testifique alegremente, contándoles a otros que Jesús les ama y que usted lo ama a Él. Si el amor de Dios es derramado en nuestros corazones, no nos avergonzaremos de Jesús ni de nuestra relación con Él.
Los efesios tenían un odio intenso hacia los nicolaítas, y debían comenzar con esa intensidad y seguir adelante a un amor renovado y a todas las cosas que Jesús les había guiado a hacer.

UNA PALABRA FINAL

Jesús añadió una palabra final para apelar a esta iglesia. Si tenían oídos para oír, debían oír lo que el Espíritu Santo les estaba diciendo a las iglesias. Él añadió eso, si lo superaban, comerían del pan de vida en Génesis 2:9. El árbol de la vida estaba en el Huerto del Edén al principio y aparece de nuevo en el capítulo 22 de este libro. Este árbol es un símbolo de Jesús. Cuando pensamos en Jesús y realmente le amamos, sacamos fuerza espiritual de Él.
Jesús estaba diciendo que los efesios debían alimentarse de Él. Debían pensar en Él, orarle y permitir que la fuerza y la sabiduría de Jesús fluyeran en sus vidas todos los días. Ésta es la bendición de un primer amor renovado. El problema ya estaba ahí antes que Él comisionara a Juan a escribir esta carta. Jesús escribió el problema correcto y restauró el compañerismo con Él. En toda transacción espiritual Jesús se extiende en amor para que quienes presten atención y atesoren su mensaje no sufran más. De esta manera los perdidos pueden convertirse, y los salvos pueden ser renovados a un amor espiritual.
Qué triste es ver a muchos cristianos tan fríos e indiferentes llenando las iglesias todos los domingos en el día del Señor. Qué
maravilloso sería ver al pueblo de Dios volverse al amor que tenía cuando primero se convirtió. Si escuchamos lo que Jesús nos dice
y obedecemos sus palabras, veremos nuestras vidas floreciendo. Creceremos fuertes aún en las tribulaciones del diario vivir. No importa qué más pueda sucedernos, habrá un lugar feliz en nuestros corazones cuando sea que pensemos en Jesús y en lo que hizo cuando salvó nuestras almas y nos dio la vida eterna.
Si saber que usted va al cielo cuando muera no produce una sonrisa en su cara, ¿qué lo hará?

PARA DISCUSIÓN

1. ¿Qué significa que Jesús sea visto sosteniendo las estrellas de las siete iglesias en su mano derecha?
2. ¿Qué significa que Jesús sea visto caminando en medio de los siete candeleros de oro?
3. ¿Qué piensa usted que significa para una iglesia dejar su primer amor?
4. ¿Qué cree usted que son las “primeras obras” (Ap. 2:5)? ¿Por qué?

 Devocionales diarios

D. — El mandamiento más grande, Marcos 12:28-31.
M. — La evidencia del amor, Juan 14:21-24.
T. — ¡Evada los profetas falsos! 2 Corintios 11:13-15.
W. — Éfeso fue felicitada, Efesios1:15, 16.
T. — El ministerio de Pablo en Éfeso, Hechos 19:1-10.
F. — Las iglesias están sujetas a Cristo, Efesios 5:22-30.
S. — Pablo le advirtió a los efesios, Hechos 20:28-32.


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